Daniel   Galvalizi
Periodista

Milei remonta en las encuestas y enciende las alarmas del peronismo

Javier Milei se beneficia del acuerdo con Patricia Bullrich y Mauricio Macri, y los sondeos para el balotaje dan un empate técnico o una leve ventaja para él. Sergio Massa sale a la conquista de los votantes del centro, pero los casos de corrupción del kirchnerismo le ensucian la campaña.

El candidato ultraderechista Javier Milei, entre sus seguidores en un acto de campaña.
El candidato ultraderechista Javier Milei, entre sus seguidores en un acto de campaña. (Luis ROBAYO | AFP)

Cuando algunos en el peronismo empezaban a ilusionarse con un camino sencillo hacia la segunda vuelta del próximo 19 de noviembre, Mauricio Macri jugó su carta y aguó la fiesta. El acuerdo político de Patricia Bullrich con Javier Milei, instigado por el expresidente argentino, ha provocado una remontada en las encuestas para el candidato de la ultraderecha con respecto a Sergio Massa, su rival.

Sea porque operó «su lado oscuro», al decir de Elisa Carrió, cofundadora de Cambiemos (la coalición que llevó a Macri a la Casa Rosada) o por simple táctica, lo objetivo es que el acercamiento de un sector de la alianza que apoyó la candidatura de Bullrich ha fortalecido a Milei, especialmente en la percepción por parte de un electorado que le teme a una deriva ultra.

«Yo iba a votar en blanco, pero ahora que se metió Macri voy a votar a Milei por el simple hecho que lo va a contener. Milei por sí solo no me generaba confianza, pero creo que ahora va a tener que pactar cosas en el Congreso», dice Carlos a GARA. Es un jubilado de 72 años, siempre votante antiperonista, cuyo rechazo a Massa, «a la corrupción y  mentira kirchnerista», le hace olvidar que su pensión corre serio riesgo de verse perjudicada si llega el «anarcocapitalismo» al Ejecutivo.

Mariano, un sociólogo porteño de 42 años y padre, se considera progresista y responde que quiere votar en blanco y lo hará salvo que la diferencia en las encuestas los días previos a la elección le den un triunfo holgado a Milei. No quiere a Massa y nunca votó kirchnerismo, pero no desea «que un loco gobierne el país de mis tres hijos».

 

Otra causa que investiga el espionaje a jueces de la Corte, políticos y funcionarios afecta al kirchnerismo en medio de la campaña electoral rumbo al balotaje del 19 de noviembre entre el peronista Sergio Massa y el  ultra Javier Milei

 

Son las voces de los casi diez millones de votantes que eligieron a Bullrich, Juan Schiaretti y Myriam Bregman en primera vuelta y ahora deben tomar la decisión de ausentarse, votar en blanco o tratar de influir un resultado que no les va a satisfacer sea cual sea. Es el juego de los sistemas presidencialistas con segunda vuelta electoral, al que Argentina no está acostumbrada pese a que está instaurado desde la reforma constitucional de 1995. Solo ha ocurrido una vez, en 2015, cuando Macri echó al kirchnerismo de la Casa Rosada. Ahora vendrá la segunda.

Lo del «lado oscuro» de Macri dicho por su exaliada no es casualidad. El sector más centrista y socialdemócrata cree que el expresidente ha apostado a evitar que la coalición gane para que nadie de ese espacio llegue a la Presidencia y fuerce una renovación total del liderazgo. Macri se niega a jubilarse políticamente y ha tratado de poner trabas en el camino del alcalde saliente de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, quien fuera su delfín político. La candidatura de Bullrich, de hecho, fue un invento propulsado del exjefe del Gobierno.

Así las cosas, Macri reunió a los pocos días de la primera vuelta en su residencia privada a Milei y Bullrich e impulsó el acuerdo entre ambos que provocó la fractura de facto de Juntos por el Cambio, que será el segundo grupo parlamentario durante los próximos dos años y deberá coexistir entre sus diferentes facciones.

Pero la movida de ficha del creador del PRO tuvo su efecto y sirvió como un bálsamo para los temerosos de la deriva ultra. Es así como a Milei, que obtuvo el 30% en las generales, alos sondeos lo ubican ahora en un rango que va del 52 al 43% (las proyecciones de indecisos varían mucho según la encuestadora). La mayoría da un empate técnico o una leve ventaja al ultra.

La brasileña Atlas Intel es la que otorga mayor porcentaje a Milei, un 52%, y Aresco le pronostica un 46,6%. La única que augura un triunfo para Massa, con entre un 45% y un 43%,  es Zuban Córdoba. Pero en el microcosmos político de Buenos Aires lo que más ha despertado la alerta del peronismo es el trabajo de la encuestadora Aurelio, que suele trabajar para ese sector y tiene fama de rigurosa. Algunas filtraciones indicaban que daba a Milei una victoria por 2 puntos sobre Massa.

La mayoría de los estudios demoscópicos muestran que lo que necesita Massa no está ocurriendo: es decir, que la enorme mayoría del 7% que votó al peronista moderado y del interior Schiaretti, ahora lo elija a él, así como al menos un tercio de los votos de Bullrich. Un trabajo de la consultora Escenarios exhibe, por ejemplo, que el candidato de Unión por la Patria únicamente capta la mitad del voto de Schiaretti y tan solo el 13% del de Bullrich, mientras que Milei se beneficia con el 68% del trasvase de sufragios de Juntos por el Cambio y un 9% del peronista que perdió.

Mientras tanto, el equipo de campaña de Massa apuesta todo al debate presidencial que tendrá lugar el próximo domingo en la Universidad de Buenos Aires, con el que espera seducir al votante moderado. Pero los casos de corrupción que estallaron en las últimas semanas, como el del alto cargo bonaerense Martín Insaurralde, pillado en un yate de lujo en Marbella con una amante (en medio de una investigación por malversación), generan títulos en los medios que reavivan el hartazgo de algunos electores con ciertas formas de hacer política.
Final abierto, por ahora.