Maite Ubiria

De cómicos a grafiteros, los procesos por «antisemitismo» se suceden en el Hexágono

El Estado francés ha acogido importantes movilizaciones en apoyo a Israel y en denuncia de la masacre causada por Hamas el 7 de octubre. Al tiempo, no ha dudado en prohibir algunas marchas propalestinas y también en abrir causas judiciales a artistas en causas por «antisemitismo».

Graffitti firmado por Lekto en Avignon. La obra fue borrada al igual que la que le ha llevado después al banquillo
Graffitti firmado por Lekto en Avignon. La obra fue borrada al igual que la que le ha llevado después al banquillo (Clement MAHOUDEAU | AFP)

El caso de Dieudonné M'Bala es el más conocido, aunque solo sea por ser el que se ha prolongado más en el tiempo. Las cancelaciones de los espectáculos del cómico francés, que enciende pasiones en favor y en contra, son habituales desde hace años.

El controvertido humorista ha sido detenido y también sancionado por «alentar el terrorismo y atacar a los judíos».

Sin embargo, en el contexto del cruento ataque llevado a cabo por Hamas el pasado 7 de octubre contra Israel, no está de más poner la vista en otros artistas, incluso con perfiles que presentan menos aristas, pero que se han visto implicados igualmente en procesos por el presunto contenido antisemita atribuido a sus obras o espectáculos.

Al otro lado de la balanza, no se conocen, de momento, imputaciones contra «líderes de opinión» que desde cadenas de televisión destilan de manera habitual mensajes justificativos de los horrores que padece la población en Gaza o directamente dan pábulo a bulos.

El ataque antisemita denunciado el 9 de noviembre por una mujer de Var ha sido el último caso.

La propia denunciante ha reconocido que se inventó los hechos denunciados. Deberá responder ante los tribunales, en abril próximo, por un caso inmediatamente mediatizado y que dio lugar a numerosos pronunciamientos públicos, en su mayoría para encender brasas más que para aportar serenidad a un debate socialmente sensible.

La reciente agresión a un jardinero, en Val-de-Marne, a cargo de una persona que le hirió con un cuchillo en el cuello mientras profería contra él insultos racistas evidencia que la comunidad judía no es la única con motivos sobrados para sentirse amenazada en un país con evidentes dificultades para hacer frente a la islamofobia y, en general, al racismo.

Humor y grafitti

Dos creadores se han visto, el primero, convocado a comisaría, y el segundo, directamente a un tribunal en causas ligadas a la «lucha contra el antisemitismo».

La organización Judía Europea presentó una querella «por incitación al odio» ante la Fiscalía de Nanterre que acarreó el paso por comisaría al humorista Guillaume Meurice el pasado lunes, 21 de noviembre.

Fue el propio afectado el que hizo pública su situación con el siguiente mensaje en la red social X: «Esta es la historia de un tipo que... hace humor en 2023».

Acompañó el mensaje de una copia de la convocatoria para que se personara en comisaría que recibió en su domicilio a raíz de esa denuncia que se basa en un comentario que hizo el 29 de octubre en una emisión de la cadena de televisión BFMTV en el que comparó al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, con «un nazi sin prepucio».

Aludiendo al «ambiente especialmente difícil que respira la comunidad judía francesa», con un aumento exponencial de las amenazas confirmado por el Ministerio de Interior, Muriel Ouaknine-Melki, abogado penalista y presidente de la organización denunciante, advertía sobre «pronunciamientos que, bajo la cubierta del humor, pueden incitar al odio y a banalizar el antisemitismo».

Añadía la recomendación a Guillaume Meurice de que «no siga por el camino de Dieudonné».

instragram @lekto

Un nuevo caso ha sido noticia este 23 de noviembre, esta vez en Avignon donde, según informa la agencia AFP, un juez ha emitido una sentencia exculpatoria en el caso de un artista callejero que ha debido responder ante la justicia por pintar un fresco en el que se ve a un Jacques Attali que mueve las cuerdas de una marioneta que reproduce la imagen de Emmanuel Macron.

 

El grafitero, que firma sus obras como Lekto, había sido denunciado por «injurias públicas y provocación a la discriminación en razón de origen, etnia, nación, raza o religión».

En la audiencia celebrada el pasado 14 de septiembre, esto es, con anterioridad al último estallido en Gaza, la Fiscalía solicitó contra él 6.000 euros de multa.

Artista crítico con la política antisocial de Macron

La Liga Internacional contra el Racismo y el Antisemitismo (Licra) consideró que la iconografía de la obra de Lekto guardaba similitudes con la empleada en los carteles antisemitas que pulularon de forma habitual en el Estado francés en el periodo de entreguerras.

El antisemitismo es una vieja tradición francesa, que precede al ominoso episodio del colaboracionismo con el régimen nazi y su plan de exterminio.

El propio Attali defendió esa denuncia al entender que ese mural respondía a su condición de judío.

Exmilitante del Partido Socialista (PS), Attali es un escritor, profesor y empresario de reconocido prestigio.

Fue el autor de un «un programa para la elección presidencial» que publicó en forma de libro en 2015 y que sirvió de inspiración a Emmanuel Macron, para quien pidió el voto en 2017.

El tribunal de Avignon ha optado por no condenar a Lekto, que ya fue objeto de críticas en abril pasado por otro fresco en en el que censuraba la política social de Macron, en ese caso por imponer, por decreto, la reforma de las pensiones.

El artista callejero dibujó un 49.3 a modo de bigote inspirado en el de Adolph Hitler sobre el rostro de Emmanuel Macron. El mural fue borrado a los pocos días, al igual que el que el fresco con el doble retrato de Attali y Macron por el que ha sido a juzgado y ahora exculpado.