El monolito erigido en memoria de Karmele Solaguren ha sido el escenario, este 6 de diciembre, del acto de recuerdo a la vecina de Barañain, fallecida hace ahora 19 años al sufrir un accidente de tráfico, en la carretera de Soria.
Solaguren perdió la vida cuando acudía a visitar a su hijo, Ekain Guerra, por aquel entonces en situación de prisión preventiva en la cárcel madrileña de Alcalá-Meco.
Tras ser detenido, torturado y recluido en prisión preventiva alejado a más de 500 kilómetros, Guerra finalmente fue absuelto. En 2007 el joven fallecería en un accidente de tráfico.
Durante el acto de recuerdo a Karmele Solaguren, que ha comenzado bajo los sonidos de la txalaparta, se ha bailado un aurresku y las decenas de personas que han acudido al mismo han depositado flores ante su escultura.
Además de recordar a su vecina, el colectivo popular Karmele Gogoan ha vuelto a solicitar el reconocimiento oficial para ella así como para las otras 15 víctimas derivadas de la política de alejamiento aplicada durante décadas a los presos vascos.
Ese mismo mensaje que han lanzado hoy los vecinos de Barañain se hizo patente, el pasado 29 de noviembre, en Alde Zaharra de Iruñea, durante el acto de recuerdo a otra víctima del alejamiento, Sara Fernández, que perdió la vida hace 20 años cuando acudía a visitar a un preso a la prisión de Valdemoro.
Memorial peleado por los vecinos
Fueron necesarios 13 años de batalla para que el Ayuntamiento de la localidad reconociera como víctima a Karmele Solaguren, a los que hay que sumar el esfuerzo que debieron realizar los vecinos para que se pudiera levantar el memorial.
El monolito, que ha sufrido distintos ataques, se compone de una gran placa metálica, en cuyo centro aparece la silueta de la madre fallecida.