Daniel   Galvalizi
Periodista

Argentina inicia su etapa ultra, entre el surrealismo y la catástrofe

La asunción del cargo del extravagante Javier Milei acabó siendo una cumbre global de la derecha radical y ejemplifica la nueva era. El plano económico se presenta como el mayor reto del nuevo Ejecutivo, aunque comunicar la nueva narrativa de ajuste y neoliberalismo será tarea difícil.

Javier Milei asumió el cargo de presidente argentino.
Javier Milei asumió el cargo de presidente argentino. (Alejandro PAGNI | AFP)

Un presidente electo que pide incluir en el extremo plateado de su bastón de mando las caras y nombres de sus cinco perros, a los cuales llama «hijos». Una vicepresidenta saliente que responde enfadada levantando la mano derecha con el dedo mayor en modo «fuck you» cuando le gritan al entrar al Congreso. Decenas de miles de personas vitoreando los anuncios de ajuste masivo e inyección de neoliberalismo. No es una sátira teatral ni mucho menos. Ajústense los cinturones. Bienvenidos a Buenos Aires.

Hay más. El presidente Milei habla en inglés con su par ucraniano Zelenski en la Casa Rosada y presenta a su hermana, virtual primera dama y designada Secretaria General del Gobierno (jefa del gabinete de presidencia en el Estado español): «Oh, me olvidaba, le presento a mi hermana, ella es el jefe, realmente el jefe». Así, en masculino, suele mencionarla.

Jair Bolsonaro, el expresidente de Brasil, ultraderechista, evangelista, negacionista del covid y tantas cosas más, fue vitoreado por centenares de argentinos que cantaban su nombre y le daban la mano. Él separó a sus custodios para poderse dar un baño de calor popular frente al Parlamento argentino.

Tras dedicarle el «fuck you» a unos detractores, Cristina Kirchner hizo todo lo contrario que en 2015, cuando casi se negó a entregarle los atributos de mando (bastón y una banda con los colores de la bandera) a Mauricio Macri.

Esta vez, simpática, se rió cuando Milei le mostró el bastón con cinco caritas de perros y los nombres de economistas ultraliberales. «Son mis hijos», se le escuchó decir a Milei, y la vicepresidenta saliente estalló de risa.

Por si fuera poco, en el primer paseo presidencial de los Milei (el presidente y su hermana menor) en el coche descapotado, el flamante mandatario fue agredido con un botellazo lanzado desde la calle, el cual le rozó el cuerpo y acabó golpeando la oreja a un guardaespaldas que sufrió una hemorragia

El agresor fue descubierto por las cámaras de seguridad y detenido por la Policía: un militante peronista que se fotografió con Sergio Massa, rival del balotaje, y cuya foto ya inunda los portales de noticias. Parece ciencia ficción.

Escenas de una jornada que exhibe la nueva etapa ultra

Esto no es un sistema parlamentario en el que los diputados acaban formando un Gobierno con posiciones dispares. Aquí, en nada menos que tres vueltas electorales (agosto, octubre y noviembre), 14 millones votaron un ajuste monstruoso del gasto público, una ola neoliberal y un giro brusco en muchos de los consensos políticos básicos que han dominado Argentina en las últimas dos décadas.

Uno de ellos es la paciencia en la represión de la protesta social, que en comparación con la mayoría de los países, en Argentina suele ser muy laxa. Es un consenso de los partidos que mucho tiene que ver con la dictadura y las muertes a manos de fuerzas policiales durante la crisis del corralito. Pues se acabó: Milei ha prometido mano dura y que retirará las ayudas sociales a los «piqueteros», como se los conoce, que corten calles. Otro consenso que se romperá es el de la política exterior, ámbito en el que más se notará el giro copernicano. En materia económica Milei tendrá un dique de contención en el Congreso, con su fuerte minoría parlamentaria, mientras que en las relaciones internacionales tendrá las manos libres.

Se augura el cambio del sentido de muchos de los votos de Argentina en los organismos multilaterales, una posición radical contra Venezuela y Nicaragua, un enfriamiento con Brasil y el Mercosur, un impulso a los tratados de libre comercio y un alineamiento contundente con Estados Unidos, Israel y la Europa de derechas, en detrimento de China y Rusia.

En cuanto a la economía, el objetivo central que se plantea el líder de La Libertad Avanza es bajar la inflación (está en el 140% anual) y llegar al equilibrio fiscal. Ha anunciado que procurará un ajuste fiscal del 5% del PIB el primer año, liberalizar la compraventa de dólares y cerrar el Banco Central.

Ya ha pedido a sus nueve ministros (recortó a la mitad las carteras) informes sobre las contrataciones de empleados públicos hechos durante la administración de Alberto Fernández y ha encomendado que haya una exigencia de labor presencial al 100% de los trabajadores.

En estos días se conocerán las primeras medidas económicas, en la antesala de las Navidades y del verano austral. Por ahora cuenta con el colchón de votos y respaldo popular inicial, que será todo un reto que perdure cuando sus votantes empiecen a sentir el frío de la recesión y el ajuste. La construcción de la narrativa de esta nueva etapa neoliberal será más necesaria que nunca para que no se debilite el Ejecutivo. Un experimento inédito, se mire por donde se mire.