Los plenos de las Juntas Generales de Araba y Bizkaia han aprobado este viernes el oficialmente denominado Impuesto Temporal de Solidaridad de las Grandes Fortunas (ITSGF), que supondrá que las Haciendas forales apliquen el mayor porcentaje de gravamen, un 3,5%, a los patrimonios partir de los 14,5 millones de euros.
Los Gobierno forales (PNV-PSE) planteaban de inicio aplicar esa tasa a partir de los 16 millones, pero la negociación con Elkarrekin supuso una rebaja de 1,5 millones. Estas tres formaciones han sumado sus votos a favor del nuevo tributo, con la abstención de EH Bildu –que aspiraba a más, aunque en Bizkaia ha respaldado algún artículo– y la oposición del Partido Popular y Vox –solo presente en Araba–, que no querían gravar más a los ricos.
Este mismo acuerdo saldrá adelante en Gipuzkoa, cuyo calendario va más retrasado y donde esta semana se ha cumplido con el trámite de rechazar la única enmienda a la totalidad presentada.
El gravamen será de aplicación sobre el patrimonio neto de las personas físicas de una cuantía superior a los 3.200.000 euros, que aplica un mayor tipo impositivo a los patrimonios más elevados. Según los datos ofrecidos, este tributo afectará a 66 personas en los tres territorios y se prevé una recaudación algo superior a los 2,5 millones de euros.
Así, las Hacienda forales aplicarán un tipo del 1,7% a los patrimonios de entre 3,2 y 6,2 millones de euros; del 2,1% a los de entre 6,4 y 12,8 millones; del 2,5% a las personas que poseen un patrimonio entre los 12,8 y los 14,5 millones; y un tipo del 3,5%, a partir de los 14,5 millones de euros.
El pleno más tempranero ha sido el de Araba, en el que Joseba Ruiz de Galarreta (PNV) ha explicado que este impuesto llega de «la mano de la armonización y el acuerdo a nivel autonómico», y ha considerado que el Impuesto de Patrimonio vigente en la CAV es «mucho más progresivo que lo que es el Impuesto de Grandes Fortunas en el resto del Estado».
Jesús María López Ubierna (PSE) ha destacado que es un impuesto que «aumenta la progresividad del sistema fiscal, bajo el principio de que quien más tiene, más debe aportar», además de ser «complementario del Impuesto sobre el Patrimonio».
David Rodríguez (Elkarrekin Araba) ha destacado que el pacto alcanzado con PNV y PSE permite «poner en marcha inmediatamente» el impuesto, «sin dejar pasar ni un minuto más», para «abrir la puerta de entrada y posterior consolidación de este impuesto a los ricos en nuestro territorio, por justicia social».
Eva López de Arroyabe (EH Bildu) ha tildado de «descafeinado» el acuerdo a tres bandas, aunque ha explicado que su grupo se iba a abstener porque «peor sería no tener nada». También ha tachado de «decepcionante» la actitud del PSE, que «parece una mera muletilla del PNV».
Ana Morales (PP) ha asegurado que el Impuesto a las Grandes Fortunas «ahuyenta a los contribuyentes de gran poder adquisitivo y gran capacidad de inversión que tienen capacidad de generar nuevos e interesantes proyectos». A su juicio, el PNV «ha cruzado la última línea roja de la radicalidad» por «pactar con Podemos la fiscalidad y realizar una moción de censura en Pamplona –en referencia a Geroa Bai–, con dos giros inéditos».
Jonathan Romero (Vox) entiende que este impuesto es «una medida perjudicial para nuestra economía, que desincentiva la inversión, aumenta la carga fiscal sobre los ciudadanos que más han contribuido al país y crea un sistema fiscal más complejo y costoso».