El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha esperado 40 minutos para mirar el rostro del líder de la oposición y hacer una explícita referencia a él. Lo ha acusado de tener un «empeño por darle plantón», ha dado la bienvenida al cambio de posición sobre la posibilidad de reunirse y ha querido condicionar el tono: «Diálogo donde quiera, cuando pueda y sobre lo que quiera, pero diálogo, no berrinche».
Ha sido en el marco de la comparecencia de Sánchez para rendir cuentas sobre el balance de la presidencia española de la Unión Europea, en la que no tenía límite de tiempo como ponente ni tampoco para dar réplicas a los líderes de los grupos. Pero la política europea no se ha llevado el protagonismo.
Esta mañana ha sido el primer cara a cara entre Sánchez y Feijóo, de hecho, desde la investidura del líder del Partido Socialista en noviembre pasado y es, en cierta forma, la primera de la legislatura, si no se cuenta dicha investidura.
Europa y polarización
Sánchez ha explicado durante casi una hora lo que él considera los hitos de su presidencia europea y las prioridades que lo han guiado, entre las que ha destacado impulsar la transición ecológica, el acuerdo alcanzado para la reforma del mercado energético y la «reindustrialización» del continente.
Ha señalado que la reforma del mercado eléctrico «lleva la firma de España» y su «experiencia previa fue la solución ibérica», que ha reducido el 27% de la factura en los hogares y ha significado 5.100 millones de euros. El presidente ha pedido «dejar atrás los dogmas neoliberales y austericidas que tanto daño hicieron en el pasado» y ha exhibido algunos números positivos con respecto a la forma en que se gestionó la última recesión económica, en comparación con la anterior.
También ha hecho una despedida pública a la vicepresidenta y ministra de Economía, Nadia Calviño, quien ha sido «la primera mujer elegida» para ser presidenta del Banco Europeo de Inversiones. «Querida Nadia, tu liderazgo ha sido clave, has aportado rigor, brillantez y audacia a la política económica y por eso te vamos a estar eternamente agradecidos», ha dicho Sánchez, a lo que ha seguido un estruendoso aplauso de la bancada socialista.
A renglón seguido, ha ido señalizando el marco de debate con la derecha y los ultras y ha comenzado con las menciones locales: «Salvo algunos partidos de la ultraderecha, ya nadie (en el Estado español) habla de abandonar la UE ni celebra el Brexit». Ha recalcado que se alcanzaron acuerdos con gobiernos de otros signos políticos y que «la mejor política es la del acuerdo entre diferentes», asegurando que en la Moncloa son «conscientes de la diversidad y pluralidad» del sistema político, y allí ya sí, se ha adentrado a la confrontación con Feijóo.
«También los queremos (los acuerdos) con ustedes señor Feijóo, por eso he ofrecido tres que son muy importantes para España», ha señalado en referencia a lo propuesto días pasados sobre la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), la reforma del artículo 49 de la Constitución para eliminar la palabra ‘disminuidos’ y un debate sobre la reforma del sistema de financiación autonómica para «mejorar los servicios públicos».
«Diálogo cuando quiera, sobre lo que quiera y donde quiera, pero diálogo y no berrinche. Entendimiento y no insultos», ha recalcado. Acto seguido ha dicho que antes de entrar al hemiciclo su gabinete le había informado de que el líder de la oposición había «rectificado en su empeño» de darle «plantón», algo que dijo celebrar. «Nunca antes nadie lo hizo», ha afirmado sobre la posibilidad de que el principal partido de la oposición rechazara una reunión con el presidente del Gobierno. «Le traslado la voluntad de llegar a acuerdos de Estado», ha concluido.
Bildu y amnistías
Feijóo no ha decepcionado. Todos en el Congreso esperaban que no perdiera la oportunidad, la primera que tiene desde la investidura y la última del año (al menos en público) de arrinconar a Sánchez y machacar en sus contradicciones. Así ha sido.
«La semana pasada dije que estábamos viviendo un tiempo de vergüenza nacional y bochorno internacional. Mi sentido de la ética me impidió ver hasta dónde podía llegar el señor Sánchez. Apenas un día después llegó la entrega de la alcaldía de Pamplona a Bildu. Aprovecho para decírselo: estamos ante un momento de vergüenza nacional, bochorno internacional y ante una indecencia moral», ha enfatizado.
Feijóo ha considerado que Sánchez «está despidiendo esta semana una presidencia europea que sólo cabe calificar como decepcionante» porque, entre otros motivos, su gobierno estuvo «más implicado en obtener la amnistía que en la presidencia europea» y porque los «intereses personales» del líder socialista «pesaron más que sus obligaciones institucionales».
El expresidente de la Xunta ha hecho gala de su giro discursivo ‘trumpista’ lanzando algunos dardos que recordaban que no habrá sosiego en la confrontación: «Ni liderazgo en Europa ni en América Latina. El mejor mérito que ha recibido usted es la felicitación del grupo terrorista Hamas».
Sobre el Mercosur le ha disparado que «usted no pinta nada», y ha hurgado en la herida al destacar que los socios parlamentarios no habían aplaudido las menciones al nuevo y controvertido pacto sobre migración y asilo que la UE ha alcanzado. «¿Ustedes conocen cuales son las condiciones que parece ser que han pactado sobre asilo y migración? El resto de los países lo debaten en sus parlamentos, aquí no tenemos ninguna información. Sabemos lo faltón que es usted con todos los diputados», ha proseguido, y no le ha dado tregua en los quince minutos –16 y medio, gracias a lo permitido por la presidenta Armengol–, llegando a decir que Sánchez «es un brillante agente del descrédito» para el Estado español.
Además, se ha preguntado por «el contenido vergonzante» que da «miedo pensar» del acuerdo con EH Bildu para la investidura «que ni siquiera se han atrevido a mostrar», ignorando que en realidad el PSOE y la coalición abertzale no han rubricado ningún documento escrito al respecto.
«¿Se ha comprometido Bildu a condenar los atentado de ETA, a no contar entre sus miembros condenados por terrorismo, o a colaborar en el esclarecimiento de todos los crímenes?», ha preguntado, y mirándolo con desdén le ha dicho a Sánchez que « ara ustedes lo más alto es que no se puede ser más bajo, siempre se supera».
Se ha referido al culebrón de la reunión entre ambos, que hace varios días Ferraz argumentaba lo mal que quedaba el líder de la oposición rechazando el encuentro. «Me he enterado por los medios que usted quiere reunirse conmigo. Lo dijo en los medios y cinco días después su jefe de gabinete contactó con nosotros. Manera curiosa de mostrar interés, y mucho respeto», ha ironizado.
Y ha añadido que «todos en esta cámara saben» lo difícil que es hablar con Sánchez porque es «alguien que no respeta a su adversario, que intenta engañar a todo el mundo y es sumiso con quien quiere doblegar al Estado».
Finalmente, con sarcasmo y mirándolo a los ojos, le ha dicho que aceptaba una reunión con él este mismo viernes, 22 de diciembre: «Usted dice donde quiera. Pues en Ginebra no, en el Congreso. Con orden del día oficial, y sin imposiciones y sin soberbia. ¿Será usted capaz, señor Sánchez?». Acababa así el primer cara a cara de una legislatura que promete no dar descanso a la exaltación y la polarización entre los dos bloques.