Pablo Ruiz de Aretxabaleta

Netanyahu, entre el silencio y la limpieza étnica para «el día después»


En medio de los atroces bombardeos, Benjamin Netanyahu rehúsa concretar ante su Gobierno un plan para «el día después» de cumplir con unos objetivos que no parece que vaya a lograr. Ante su partido, apuesta por la limpieza étnica y con el presidente turco discute sobre quién es más genocida.

 Un niño ante los cadáveres apilados tras el bombardeo israelí contra el hospital Naser, en Yan Yunis.
Un niño ante los cadáveres apilados tras el bombardeo israelí contra el hospital Naser, en Yan Yunis. (Mahmud HAMS | AFP)

A medida que avanza en la destrucción de Gaza y en el exterminio de sus habitantes, acentuado en las últimas semanas, la cuestión del «día después» empieza a plantearse en el ultraderechista Gobierno israelí.

Pero el primer ministro, Benjamin Netanyahu, que ha hecho de la guerra el sostén de su futuro político, evita concretar si tiene un plan más allá de la destrucción, sin tener asegurado siquiera que pueda cumplir el objetivo declarado de «acabar militar y políticamente con Hamas».

Medios israelíes señalaron que Netanyahu rechazó la petición de los directores de los servicios secretos del Mossad y del Shin Bet, así como del jefe del Estado Mayor del Ejército y del Ministerio de Defensa, para concretar decisiones estratégicas sobre «el día después». Hasta ahora, solo ha rechazado que Hamas pueda seguir presente en Gaza y que la Autoridad Palestina (ANP) pueda gobernar la Franja.

Para el primer ministro, hablar de ese futuro es hablar del fin de su Gobierno de unidad y de su inmunidad.

Elude incluso las leves sugerencias de su aliado, EEUU, para que pase a una nueva fase de la ofensiva de menor intensidad, centrada en «asesinatos selectivos», como insistió ayer el asesor de la Casa Blanca Jake Sullivan. Netanyahu repite que continuará la ofensiva durante varios meses.

Ante su partido, el Likud,  mencionó planes de limpieza étnica al afirmar que está impulsando un proyecto para promover la «migración voluntaria» de los palestinos en la Franja de Gaza hacia otros países, si bien reconoció que choca con el rechazo rotundo de esos países, sobre todo Egipto y Jordania, aunque dijo seguir intentándolo.

Hamas lo consideró «un intento de promocionar ilusiones con el fin de prolongar la agresión de Israel», mientras la Autoridad Palestina opinó que las declaraciones «son un nuevo varapalo para los países que apoyan la guerra de exterminio en la Franja de Gaza» al dejar claro que no se trata de «la autodefensa de Israel», sino de «una conspiración maliciosa urdida por la derecha gobernante de Israel contra los palestinos con el objetivo de liquidar su causa y existencia». El presidente de la ANP, Mahmoud Abbas, aseguró que Israel está yendo más allá de la Nakba y acusó a Netanyahu de planear «deshacerse de los palestinos».
   
Quién es más genocida

A las acusaciones de genocidio se volvió a sumar el presidente turco, Recep Tayip Erdogan, que comparó al primer ministro israelí con el líder de la Alemania nazi. «¿En qué te diferencias de Hitler?» le espetó. A su vez, Netanyahu devolvió la acusación: «Erdogan, que comete genocidio contra los kurdos, que tiene el récord mundial de encarcelar periodistas que se oponen a su Gobierno, es la última persona que puede predicarnos moralidad».

Mientras, en Gaza, su Ejército sigue intensificando los ataques por tierra, mar y aire, y entre el 23 y el 26 de diciembre causaron al menos 858 muertos, según la ONU.

Ayer mataron al menos a 30 personas e hirieron a varias decenas en un solo ataque contra un edificio de viviendas cerca de un hospital en  Jan Yunis, en el sur de la Franja, uno de los escenarios de las mayores matanzas de los últimos días, al igual que los campos de refugiados de Al-Bureij, An Nuseirat y Al-Maghazi.

El número de víctimas llega ya a 21.110 muertos y 55.243 heridos, según el Gobierno de Gaza, que estimó que en las últimas 24 horas «las fuerzas de ocupación cometieron 16 masacres contra familias enteras, dejando 195 muertos y 325 heridos» en una noche infernal de explosiones y disparos.

En paralelo, Cisjordania está viviendo otra operación militar constante. Al menos seis palestinos –de entre 17 y 29 años– murieron y otros cuatro resultaron gravemente heridos por fuego israelí en las redadas de la madrugada d ayer, sobre todo en el campo de refugiados de Nur Shams, cerca de Tulkarem.

Además, las tropas israelíes impidieron por más de una hora el paso de las ambulancias que transportaban a tres heridos graves. El Sindicato de Médicos de Tulkarem añadió que un soldado apuñaló a uno de ellos dentro de la ambulancia «y otros fueron agredidos y golpeados con patadas, puñetazos y rifles mientras eran amenazados de muerte por otros soldados».

A la vez, vehículos y excavadoras del Ejército arrasaron infraestructuras públicas y privadas, mientras los uniformados registraron varias viviendas.

Hamas e Irán

Hamas desmintió a la Guardia Revolucionaria de Irán, que consideró los ataques del 7 de octubre una venganza por la muerte de su líder Qasem Soleimani. Hamas reiteró que la resistencia palestina responde en «reacción a la ocupación y la agresión contra el pueblo palestino y sus lugares sagrados».

Insumiso

Un joven israelí de 18 años, Tal Mitnick, se negó a servir en el Ejército para «evitar participar en la ocupación y la masacre que está ocurriendo en Gaza». «Una masacre no soluciona otra masacre», dijo. Pasará un mes en la cárcel.