Un mensaje inicial en pantalla, acompañado por el creciente ruido de la metralla, advierte de que las imágenes de archivo de esta serie son genuinas y fueron capturadas durante la Segunda Guerra Mundial.
«Estas imágenes reales se han fusionado con otras para crear una experiencia inmersiva, restaurando cintas y añadiendo color», sentencia el prólogo de 'La II Guerra Mundial: Desde el frente'.
El objetivo de esta ambiciosa producción es sumergir al espectador en la acción misma, transportándolo al corazón de los acontecimientos. «Viajaremos en un portaaviones durante los ataques kamikazes», anuncia la voz en off del actor John Boyega. «Espiaremos desde un tanque a la división panzer alemana. Acompañaremos a los soldados estadounidenses en la liberación de París y estaremos al lado del Ejército Rojo soviético en el asalto final a Berlín».
Este resultado es producto del trabajo de ocho investigadores de diversas nacionalidades que, respaldados por el British Film Institute, han revisado meticulosamente más de cincuenta archivos con ocho mil horas de registros visuales, provenientes de instituciones como el Museo de la Guerra Imperial de Londres, el Instituto Luce de Roma –el más antiguo dedicado a la difusión cinematográfica en el planeta–, el Museo del Alzamiento de Varsovia, la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, y archivos de Gaumont, Pathé, NBC, Getty y la BBC.
Bajo la dirección del experto en investigaciones históricas británico Rob Coldstream, el documental se desglosa en seis capítulos y, desde el primer instante, busca exponer «lo que realmente sucedió», en palabras de Boyega, narrando «la historia auténtica del conflicto más grande en la historia de la humanidad».
El testimonio de los supervivientes
Esta ambición se fundamenta en testimonios recogidos de civiles y militares de rangos bajos, tanto aliados como del Eje; individuos corrientes que experimentaron el brusco cambio en la vida cotidiana durante aquel período trágico.
A diferencia de la mayoría de las investigaciones sobre el conflicto entre Alemania, Italia y Japón con Inglaterra, Estados Unidos y la Unión Soviética, este trabajo evita detenerse en las complejidades geopolíticas e históricas que desencadenaron este enfrentamiento global, apenas unas décadas después de la Primera Guerra Mundial.
Se omite la presencia de expertos en pantalla que contextualicen el trasfondo político y social, haciéndose eco de la tendencia actual de dar mayor peso a las opiniones de la población en general en lugar de recabar información de los especialistas. Se sugiere que el relato adquiere más credibilidad y peso simplemente por provenir de personas comunes.
De esta forma, el guion simplifica las raíces de la guerra, reduciéndolas a la convicción de Hitler en la superioridad racial alemana y su ambición por la supremacía territorial en Europa. Sin embargo, omite mencionar el concepto colonialista alemán del ‘lebensraum’ o ‘espacio vital’, característico de principios del siglo XX.