Osasuna terminó el miércoles su andadura en la Copa después de una última temporada muy intensa en la que han logrado el premio de poder disputar cuatro competiciones, ilusión que se ha ido diluyendo hasta quedarse con la Liga como única motivación para lo que resta de campaña.

El choque de octavos ante la Real contaba con varios alicientes para creer en un pase a cuartos de final que cargase de moral la mente de unos jugadores con claros síntomas de recuperación hacia su mejor nivel.

Volver a encender a su afición, accediendo a la siguiente ronda, era el principal estímulo. El siguiente era vencer a la Real, bestia negra a la que Osasuna no tumba desde hace 18 encuentros. Las numerosas ausencias de los donostiarras daban esperanzas al subcampeón de Copa para creer en el mayor reto del año, tal y como dijo Jagoba Arrasate en la rueda de prensa previa, pero no pudo ser.

Si la temporada pasada se cerró con una sonrisa gracias al subcampeonato copero y a la clasificación para la Conference League, la actual empezó de forma negativa cuando el Brujas dejó a Osasuna sin Europa 16 años después. Los belgas vencieron en Iruñea y empataron en su estadio para borrar en un abrir y cerrar de ojos todo lo que el club navarro luchó en los despachos y sobre el verde.

Tras una primera mitad de curso en la que el equipo no alcanzó su nivel óptimo, el mes de enero llegó cargado de partidos. La Supercopa en Arabia Saudí levantó cierto interés al tratarse de la primera vez en disputar el fugaz título. El Barcelona eliminó a las primeras de cambio a los de Arrasate, abriendo el encuentro con un gol precedido de una posible falta sobre Arnaiz. Mala experiencia a pesar de los brotes verdes.

El todo o nada tomó fuerza tras su estancia en Riad con el regreso de la Copa a Iruñea. Las mágicas eliminatorias vividas el curso pasado ante Sevilla (cuartos) y Athletic (semifinales) reactivaron la memoria de aquellos que presenciaron dichas noches. No se pudo, y ahí quedará la temporada de los cuatro retos.

Errores propios, arbitrales y la falta del juego necesaria para afrontar como se debe este tipo de citas han empujado a Osasuna a decir adiós a tres competiciones de forma repentina.

A partir de ahora, los objetivos son claros. Sin otros quehaceres, la Liga será la única forma de expresión del ‘jagobismo’ hasta mayo. El propipo técnico señaló al término de la eliminatoria ante la Real que les queda una segunda vuelta donde van a intentar5 mejorar las cosas. Recuperar el nivel de futbolistas importantes, hacer de El Sadar el fortín que antaño les dio vida y volver al juego dinámico y aguerrido son los grandes propósitos.

De momento, el sábado 10 de febrero a las 16.15 en Anoeta podrán intentar la venganza, ya que la Liga ha dado a concoer los horarios de la 24ª jornada de Primera División ante la Real Sociedad.