En una operación comando nocturna acompañada de ataques letales contra Rafah, soldados israelíes liberaron ayer a dos de los capturados por las milicias palestinas. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, utilizó el rescate para apoyar la continuidad de la ofensiva contra Rafah y volver a rechazar los llamamientos a parar la agresión.
Netanyahu elogió una operación de rescate «perfectamente ejecutada» y «una de las más exitosas de la historia» de Israel, a la vez que reiteró su determinación de continuar «la presión militar hasta la victoria completa» para liberar a «todos nuestros rehenes».
La incursión terrestre en Rafah estuvo apoyada por ataques aéreos para liberar a Fernando Marman, de 60 años, y Luis Har, de 70, capturados el 7 de octubre en el kibutz Nir Yitzhak.
Las fuerzas israelíes irrumpieron con explosivos en el segundo piso de un edificio y abrieron fuego contra «objetivos cercanos», según el relato del Ejército israelí.
Hasta ahora, al margen de los intercambios durante el alto el fuego, Israel solo señalaba haber logrado recuperar con vida a la soldado Ori Megidish a finales de octubre.
Para Netanyahu, supone un pequeño balón de oxígeno ante la presión de las familias y de la sociedad israelí para que negocie la liberación de cautivos, y lo utiliza como una baza para reforzar su ofensiva, a pesar del riesgo para las vidas de los propios rehenes.
Precisamente, las Brigadas Ezzedin al-Qassam anunciaron ayer la muerte de tres de ellos como consecuencia de las graves heridas que habían sufrido en recientes bombardeos. Se trata de tres de los ocho que se encontraban gravemente heridos tras un ataque en el que murieron otros dos.
El brazo armado de Hamas advirtió de que la situación de los heridos es «cada vez más crítica debido a la incapacidad de proporcionarles el tratamiento adecuado».
Se suman a otros 28 fallecidos de los 130 cautivos que Israel contabilizaba aún en Gaza. Al menos a tres de ellos los mataron los propios francotiradores israelíes cuando ondeaban una bandera blanca en Shujaiha, en el norte de la Franja. Hamas ha avisado de que una ofensiva sobre Rafah torpedearía cualquier acuerdo para la liberación de rehenes.
Pero Netanyahu ya parece haber decidido que su prioridad es Rafah, aunque suponga recuperarlos muertos, y acelera los bombardeos previos a la ofensiva terrestre.
A la vez que la operación de rescate, el Ejército sionista bombardeó con mayor dureza que en los días previos esta ciudad del sur de la Franja, donde se hacinan más de 1,4 millones de personas, la mayoría desplazados por la devastación del resto del territorio.
Los fallecidos superaron el centenar de personas en decenas de ataques aéreos de artillería y navales contra casas y mezquitas que acogían a personas desplazadas.
«Fue como si el infierno hubiera caído sobre nosotros», relató Abu Suhhaib, del barrio de Al-Shabura.
La perspectiva de una gran operación es «aterradora», volvió a alertar el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, mientras que el presidente de EEUU, Joe Biden, instó a Benjamin Netanyahu a «garantizar» la seguridad de la población. NBC News informó de que Biden se siente cada vez más frustrado con Netanyahu y que llega a despreciarlo como un «imbécil», en conversaciones privadas. A pesar de esta opinión y aunque la Casa Blanca dice no apoyar un ataque a Rafah, su complicidad con Israel llegó a cansar al propio responsable de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Josep Borrell.
Israel prohibió la entrada al país de la relatora de la ONU para los Derechos Humanos en los Territorios Palestinos Ocupados, Francesa Albanese
Borrell sugirió a Washington y a la comunidad internacional que dice estar «alarmada» que deje de suministrar armamento a Israel. «Si crees que están matando a demasiadas personas, quizás deberías proporcionarles menos armas», señaló, recalcando que «hay que parar de pedir las cosas por favor y empezar a tomar medidas».
Además, criticó el plan de evacuación de Rafah que dice impulsar Israel. «A dónde? ¿A la Luna?», se cuestionó Borrell.
La Unrwa, cada vez más ahogada
El comisionado general de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (Unrwa), Philippe Lazzarini, alertó de que los planes de Israel para lanzar la incursión terrestre en Rafah han provocado «una profunda sensación de pánico». Tras reunirse con los ministros de Cooperación de la UE, Lazzarini explicó que ayer, por primera vez en Rafah, la ONU no pudo operar con el nivel mínimo de protección que ofrece la Policía local y que sus camiones fueron saqueados por centenares de jóvenes hambrientos. Según Lazzarini, también la Policía gazatí podría dejar de funcionar en breve por la muerte de muchos de sus agentes.
Pero la amenaza mayor sigue siendo la sionista. Un trabajador de la Unrwa murió y otro resultó herido por disparos del Ejército israelí contra una escuela de la Unrwa en Jan Yunis. Israel ha matado ya a al menos 154 trabajadores de la organización de la ONU.
El secretario general de la ONU, António Guterres, reafirmó su confianza en Lazzarini, pese a las acusaciones de Israel sobre connivencia con Hamas, y la Comisión Europea mantendrá su financiación mientras se investigan esas acusaciones.