Miles de personas han respaldado el llamamiento de la plataforma 6F demandado un futuro para el campo. En la pancarta, rotulada en euskara y castellano, se leía «Por nuestro futuro». Enmarcaban la frase dos lazos verdes y la palabra respeto, también en ambos idiomas.
Se ha tratado de una manifestación muy numerosa, que ha logrado llenar tres cuartas partes de la Avenida del Ejército (con la cabecera en la Plaza Conde Olivetto, la cola llegaba a la altura del número 32 de dicha avenida). Buena parte de ellas venían desde los pueblos. Muchos grupos, en realidad, eran familias enteras. La Delegación del Gobierno cifra la asistencia en 8.500 personas.
Han avanzado con desorden a causa de la lluvia. La pancarta principal ha sido desbordada por cientos de personas y tampoco se han guardado las filas, yéndose otros a la acera en busca de un poco de cobijo conforme la lluvia ha ido arreciando.
Han encabezado la protesta cuatro tractores, uno de ellos conducido por una joven. Abajo y también por delante de la cabecera, una docena de niños y niñas ha avanzado sobre tractores a pedales.
Se trataba de agricultores y ganaderos navarros orgullosos de serlo, por eso no pocos han subido en ropa de faena, sucios de barro. Las más ruidosas han sido un grupo de mujeres que agitaba grandes cencerros. Los ganaderos han portado varas. Se les ha podido oír hablar entre ellos tanto en euskara como en castellano.
Nadie sabía el comunicado
Han importado del Estado francés y de las dinámicas estatales el chaleco amarillo. Es cierto, también, que el lazo verde recordaba a Vox. Pero la presencia de la extrema derecha en la protesta ha sido absolutamente residual.
En la parte final de la manifestación se ha podido ver una bandera española de mediano tamaño. La portaba un veinteañero que se había sumado a la protesta con dos amigos más que calzaban náuticos.
No se tenía muy claro cuál sería el tono, ni el fondo, del discurso final. Las asociaciones y sindicatos agrarios principales (UAGN, EHNE y UCAN) habían dado horas antes libertad a sus asociados para sumarse a través de una nota en la que aseguraban ser desconocedoras de cuál sería el manifiesto que se iba a leer.
Finalmente, ha sido un discurso blanco, lanzado en defensa del campo navarro muy general. Se ha reivindicado «el mundo rural» por parte de «un grupo recién nacido con espíritu de lucha». Han alabado los campos de Iruñerria, el ganado pastando en La Bardena y los distintos cultivos y paisajes del territorio.
En lo que se refiere a reivindicaciones concretas, han solicitado la eliminación de la burocracia que llega de Bruselas, que consideran «prescindible» y a la que culpan de que la producción acabe siendo «más cara».
Han achacado la culpa a que la política se dirige en despachos, desconociendo «la vida real» de los agricultores y los ganaderos.
Del otro lado, han abogado por cerrar la puerta a productos de países con la agricultura más desregulada, lo que les permite «ser más competitivos en precio». O, de lo contrario, que se exija a los productos importados unos controles tan exigentes como a los que se somete al sector primario en Europa.
Para terminar han apelado al consejero, a quien han pedido que «haga suyas» sus reivindicaciones y las defienda, primero en Madrid, y después en Bruselas.
El comunicado se ha terminado, tras la lectura de un poema, al grito de: «Gora Nafarroa!». Extraño cierre de protesta. Puede ser cierto que la extrema derecha encendiera la mecha de las movilizaciones, y que las controle en otras partes del Estado, pero desde luego en Nafarroa han demostrado ir por libre.
Reunión en Madrid
Por otro lado, el ministro español de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, se ha reunido este jueves durante de más de dos horas con varias organizaciones profesionales agrarias. Tras el encuentro, ha anunciado un total de 18 medidas, entre las que se encuentran la creación de una agencia estatal de información y control alimentario para reforzar la inspección de las infracciones a lo largo de la cadena alimentaria, así como una mayor vigilancia a las importaciones de los mercados de terceros países.
Además de considerar voluntario el cuaderno digital, el Gobierno español se ha comprometido a mantener la subvención al gasóleo agrícola, a publicar las sanciones graves y muy graves por incumplir la ley de la cadena alimentaria, y a pedir en Bruselas la simplificación de varios aspectos de la aplicación de la Política Agraria Común.
El ministro se reunirá con las comunidades autonómicas el próximo lunes y trasladará varias peticiones al Consejo de Ministros europeo el 26 de febrero.
Por su parte, las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA mantendrán sus calendarios de protestas con 16 actos previstos para las próximas semanas en distintos puntos del Estado.