J.S.

Una sociedad más igualitaria, a ojos de los visitantes

A lo largo de la historia, la sociedad vasca ha sido retratada como una de las más igualitarias de su entorno. La mayoría de visitantes se sorprende del papel que juega la mujer, sobre todo en ámbitos laboral y festivo. Pero su participación política no se ve reflejada hasta el auge abertzale.

Bateleras en Pasaia, en un grabado de la época.
Bateleras en Pasaia, en un grabado de la época. (Album siglo XIX-Gipuzkoako Aldundia)

El libro “Euskal Herria, la mirada extranjera” de Fernando Pérez de Laborda constituye una auténtica joya para conocer cómo veían los extranjeros (viajeros, diplomáticos, militares, escritores, periodistas…) a los habitantes de Euskal Herria, desde la época romana hasta nuestros días.

Según señala el autor de este inmenso trabajo de recopilación, la mayoría de visitantes destaca el papel que juega la mujer en la sociedad vasca, sobre todo en los ámbitos laboral y festivo. No son pocas las crónicas, sobre todo del siglo XVIII, que señalan que las mujeres y los hombres trabajan por igual en el campo y que en los puertos pesqueros, incluso, es la mujer la que más trabaja, descargando los barcos y comerciando con el pescado. Unos trabajos que le permiten convertirse en el principal sostén familiar.

Además de su valía para los trabajos físicos, los visitantes se fijan en la forma totalmente autónoma en la que desempeñan los oficios en los pueblos pesqueros. La aristócrata y escritora francesa Marie-Chaterine D'Aulnoy, la primera mujer que escribe sobre Euskal Herria, allá por el año 1679, dice de las barqueras del Bidasoa que «no admiten en su particularísima sociedad a otras mujeres ni a ningún hombre. Constituyen una especie de pequeña república independiente».

DIGNIDAD Y SEGURIDAD

Junto a ello, los visitantes también se ven sorprendidos ante la dignidad con la que realizan tareas que en otras partes de Europa evitarían hacer. Así, en el año 1838, el militar austríaco Friedrich Von Schwarzenberg, tras encontrarse con una sobrina de Zumalakarregi ocupada en la tarea de desgranar alubias, reflexiona sobre el hecho de que en Alemania cualquier dama se hubiera sentido turbada de verse sorprendida de esa guisa.

Además, el autor del libro destaca las referencias a la seguridad con la que se movían las mujeres por los caminos de Euskal Herria, incluso de noche, «sin ningún miedo a ser agredidas», como señalaban el francés Isidore Taylor en 1823 o el periodista británico Edward Bell Stephens en 1836.

PARTICIPACIÓN EN FIESTAS

La participación igualitaria de la mujer en los actos festivos (música, bailes y juego de la pelota) es otro de los aspectos recurrentes en las crónicas de los viajeros. Ya en el año 1526, el médico alemán Johannes Lange describe que «las muchachas tocan el pandero para la danza; saltan en el baile y practican toda agilidad», en referencia a la pelota, juego en el que las mujeres llegaban incluso a hacer sombra a los hombres, como describe el escritor y político francés Alexandre de Laborde en 1808.

Pero lo que más les llama la atención es que la participación de la mujer en las fiestas se produce conjuntamente con la del hombre, tal y como indica el funcionario italiano Juan Laglancé en 1778, cuando dice que en los bailes dominicales y romerías las cuadrillas compuestas por jóvenes de ambos sexos merendaban y bailaban a su libre voluntad.

POLÍTICA

Por el contrario, los primeros testimonios sobre la participación de la mujer en la vida política no se recogen hasta llegado el siglo XX, aunque en la Segunda Carlista hay testimonios que indican que participaron activamente en las luchas contra los liberales, como el del periodista alemán Wilhelm Mohr (1874), quien asegura que un grupo de mujeres apresó y apaleó a un proveedor del ejército liberal.

Ya en 1904, el escritor y político valenciano Vicente Blasco Ibáñez, republicano, anticlerical y antinacionalista declarado, plantea una tesis conspiranoica y un punto misógina al acusar a las mujeres y a los jesuitas de los males del nacionalismo. Algo muy parecido a lo que plantearía, en el año 1909, el diplomático estadounidense y amigo de Unamuno, Royall Tyler.

En vísperas de la Guerra Civil, ya en el año 1935, el periodista argentino Robert Arlt describe los batzokis que encuentra en uno de cada dos municipios, donde «se estimula la fraternidad entre ambos sexos» y entre clases sociales diferentes, ya que a ellos acuden «la campesina con sus hijos, el obrero con su mujer, la burguesa con su marido…».



Testimonios

MARIE-CATHERINE D’AULNOY (1679)

ARISTÓCRATA Y ESCRITORA FRANCESA

De las barqueras del Bidasoa dice que su aspecto agrada y seduce y que «no admiten en su particularísima sociedad a otras mujeres ni a ningún hombre. Constituyen una especie de pequeña república independiente».

 

ANÓNIMO INGLÉS (1700)

Las mujeres se reservan el derecho de aceptar o rechazar al marido después de la noche de bodas: «Ella tiene la libertad de pedir que su esposo venga y se muestre como un hombre: y si no lo encuentra de su satisfacción, el contrato es nulo, y ella quedaría como buena doncella».

 

GABRIEL BAUDWIN (1739)

MILITAR BRITÁNICO

«La mujer común vizcaína trabaja muy duro; portan sobre sus cabezas mercancías de hierro […] Las mujeres de clase alta son más libres, corteses y civilizadas que las del resto de España».

 

WILLIAM BOWLES (1752)NATURALISTA IRLANDÉS

«Las hijas particularmente se crían allí de un modo bien distinto del que se usa en los países donde el luxo ha corrompido las costumbres».

 

ALEXANDRE DE LABORDE (1808)

ESCRITOR Y POLÍTICO FRANCÉS

«Las vizcaína modernas no han degenerado: trabajan en el campo como los hombres y con más asiduidad; las vemos más ocupadas que los hombres en los puertos marítimos: conducen las barcas y trabajan también como estibadoras».

 

ISIDORE TAYLOR (1823)REAL COMISIONADO DEL TEATRO FRANCÉS

Dice de las mujeres que se encargan de la venta del pescado y que a menudo viajan de noche varias leguas hacia el interior para venderlo: «Se reúnen por grupos, precaución que las costumbres del país hacen innecesaria. Una joven puede caminar sola, en cualquier momento, por los caminos más montuosos; su sexo es su mejor defensa».

 

CHRISTIAN AUGUST FISCHER (1797)

ESCRITOR Y VIAJERO ALEMÁN

«Cada bailarín se encuentra frente a una danzante y entonces comienza un fandango cuyos movimientos son más libres y expresan una cosa que es más fácil de adivinar que permitirlo el nombrarla».

 

 

PIERRE CÉSAR BRIAND (1827)

ABOGADO FRANCÉS

Habla de los zortzikos y del juego de la pelota, en el que sobresalen las mujeres, «que compiten en este sentido con los más hábiles».

 

EDWARD BELL STEPHENS (1836)

PERIODISTA BRITÁNICO

Describe la desenvoltura con la que las campesinas vascas se movían de un pueblo a otro sin ningún miedo a ser agredidas. «Para ellas era solo una gran reunión de amigos y conocidos donde estaban tan seguras y libres de insultos como en sus propias casas».

 

GEORGIANA CHATTERTON (1843)

VIAJERA, ESCRITORA y ARISTÓCRATA INGLESA

«Entendí que en esta sociedad existía la máxima igualdad».

 

KATE FIELD (1873)

PERIODISTA FEMINISTA ESTADOUNIDENSE

«Si veinte muchachas vascas pueden rivalizar con los hombres en resistencia, millones de mujeres americanas podrían ser tan robustas como lo son hermosas».

 

ROBERTO ARLT (1935)

ESCRITOR Y PERIODISTA ARGENTINO

«Al batzoki concurre la campesina con sus hijos, el obrero con su mujer, la burguesa con su marido […] No solo se estimula fraternidad entre ambos sexos sino que, además, se cultiva en ellos un absoluto nacionalismo separatista».

«Las mujeres de los marineros, acostumbradas a la soledad, se hacen cargo de la casa y no solo la administran sino que también participan en las luchas políticas del pueblo. El lobo marino, en su casa, se transforma en cordero. Lo que en tierra le rodea es obra de ella».