La ópera prima de Molly Manning Walker fue el tema candente en Cannes, especialmente después de asegurarse el prestigioso Premio Un Certain Regard.
La película sigue a tres amigas británicas que, tras graduarse, deciden escaparse a una isla griega con un único objetivo en mente: emborracharse, divertirse y entregarse al desenfreno sin límites.
Mujeres en los entornos de desinhibición
Manning Walker explora estas vacaciones como un ritual de paso y evasión para la juventud de clase obrera británica, y lo hace con una mirada fresca y feminista. El corazón de la historia radica en el coqueteo de Tara, una de las protagonistas, con sus vecinos de apartamento turístico, el encantador Badger y el musculoso Paddy.
A partir de este encuentro, la película toma un giro, desafiando los tropos tradicionales de las películas sobre la pérdida de la virginidad y cuestionando las presiones sociales que enfrentan las mujeres en los entornos de desinhibición típicos de estas situaciones.
Es como una versión moderna de ‘Spring Breakers’ adaptada a la era del consentimiento sexual. Manning Walker apostó por capturar la esencia de la juventud rebelde y la lucha contra las expectativas impuestas por la sociedad, todo ello envuelto en un ambiente de fiesta y liberación.