Entrevista
Irene Senac
Entrenadora del Txuri Urdin

«Las jugadoras sabían lo que tenían que hacer para frustrar al rival y ganar la liga»

Irene Senac (Zaragoza, 1994) está ligada al mundo del hielo desde muy pequeña. El primer contacto lo tuvo a los 7 años, cuando abrieron una pista en el municipio donde residía: Collado Villalba (Madrid). Desde entonces no se ha querido despegar de este hobby que le transmite, en todo momento, paz.

Irene Senac junto a los patines en el Palacio de Hielo Txuri Urdin.
Irene Senac junto a los patines en el Palacio de Hielo Txuri Urdin. (Jon URBE | FOKU)

El hielo es algo que engancha y es difícil deshacerte de ello». Con esta declaración comenzó la entrenadora del Txuri Urdin femenino, Irene Senac, esta entrevista concedida a NAIZ. El pasado fin de semana consiguió levantar su segunda Liga estatal de hockey hielo en tres años. La de hace dos temporadas, en 2021-2022, la vivió como jugadora y la actual, como entrenadora.  «Tenía muchas ganas de que nuestro proyecto se viese reflejado y tener esa copa en nuestros brazos», explica.

¿Cómo fueron sus inicios en el hockey hielo?

Primeramente comencé en el mundo del patinaje artístico con siete años. En aquella época mis padres dijeron que mi hermano tenía que hacer hockey y yo artístico. Toda la vida he estado haciendo artístico en alta competición y, como es obvio, me tenía que tragar todas las competiciones y entrenamientos de mi hermano. La verdad es que me lo pasaba genial viendo hockey. Me encantaba. Fue con 16 años aproximadamente cuando comencé a tener ansiedad en las competiciones. Todo lo que entrenaba no servia para nada, la liaba. No me lo pasaba bien entrenando. Decidí dejarlo, pero el hielo tiene algo que engancha. Por ello, me metí en modo «hobby» a hockey junto a una compañera que había dejado el artístico como yo. Es entonces cuando vino Moisés Molina, narrador deportivo de hockey hielo en Movistar, y dijo: «Esta chica tiene que ir al equipo senior femenino de Majadahonda». En cuestión de un año la Federación Internacional me hizo unas pruebas. Me llevaron a Finlandia con posibilidad de ir a los Juegos Olímpicos juveniles y en menos de un año me vi jugando con jugadoras de otros países que cobraban por hacer este deporte. Es cierto que todavía no sabía ni los tecnicismos del deporte.

¿Cómo fueron sus inicios?

Comencé en el patinaje artístico con siete años. En aquella época, mis padres dijeron que mi hermano tenía que hacer hockey y yo artístico. Me lo pasaba genial. Fue con 16 años ,aproximadamente, cuando comencé a tener ansiedad en las competiciones. Todo lo que entrenaba no servía para nada, la liaba. Decidí dejarlo, pero el hielo tiene algo que engancha. Por ello, me metí al hockey, como hobby. Es entonces cuando vino Moisés Molina, narrador deportivo de hockey hielo en Movistar, y dijo: «Esta chica tiene que ir al equipo de Majadahonda». En cuestión de un año la Federación Internacional me hizo unas pruebas, me llevaron a Finlandia con opciones de ir a los Juegos Olímpicos juveniles y me vi jugando con jugadoras de otros países que cobraban por jugar. 

¿Cómo se vivió el cambio en casa?

A mi madre le costó bastante entenderme. Llegó a decirme si podía poner “swarovskis” en el palo.

Comenzó a jugar en el Majadahonda.

Efectivamente. Allí estaba en un punto en el que volvía a no disfrutar del ambiente. Al igual que me pasó con el artístico. Creía mucho en unos valores de equipo que en ese vestuario no los veía. Hablé con Koldo Sáenz, entrenador de la selección española, y le dije que no podía más. Me comentó que en Donostia estaban comenzando con un proyecto y que hiciese un traslado de expediente. Empecé a hacer cuentas y me salía más rentable vivir fuera, teniendo en cuenta que en Madrid tenía que desplazarme bastante.

«Si tuviese que pedir algo sería que hubiese una inversión mayor para poder tener, al menos, una cámara que diese un primer plano y otra que ofreciese un plano más amplio»

¿Qué conclusión saca de la temporada?

Este año ha sido mágico. Hemos disfrutado del proceso. Este año nos hemos querido centrar en ser muy conscientes de lo que estábamos viviendo en cada momento. Hemos estado remando todas a una tanto en los buenos como en los malos momentos.

Ha ganado dos ligas en tres años. La primera como jugadora y esta última como entrenadora.

Son muy diferentes. Esa liga que llegó en la 21/22 fue el resultado de cinco años de trabajo. Cuando llegué al club éramos una «panda» que no sabíamos muy bien lo que hacíamos. Esa liga llegó en un momento en el que teníamos mucha presión. Esta última no te digo que ha llegado por sorpresa, pero sí de una manera temprana. Me esperaba un proceso de transición un poco más largo debido a las jugadoras tan jóvenes que tenemos. La verdad es que han dado el «do de pecho».

¿Cómo vivió las dos primeras finales en casa?

Fueron mágicas. Ver la grada llena es algo no muy común en el deporte femenino. Si ya se puede ver en el fútbol, pues imagínate en hockey hielo. La gente de ahí arriba está haciendo muy bien las cosas con el fin de darnos visibilidad y voz para que esto sea posible. Era nuestro momento. Éramos conscientes de que la afición iba a estar allí. Lo estuvo el año pasado, que no fue nada bueno.

«A día de hoy puedo decir que la metodología que he inculcado estos dos últimos años ha dado su fruto. Hay que confiar en ella»

¿Y las jugadoras?

El sábado había muchos nervios en el vestuario. Es lógico. Al fin y al cabo el factor afición es algo que hay que trabajar psicológicamente. Si durante los partidos no la hay, es muy difícil que se habitúen a ello. Las chicas se pusieron dos por encima, pero cuando llegamos al vestuario lo primero que les dije fue: «¿De verdad estáis nerviosas? Porque no me lo creo». Sí es cierto que las notaba diferentes. No sé muy bien cómo resultó que en el segundo tiempo Majadahonda dio dos pasos por encima y nosotras uno por debajo, fruto de esa presión. Pero la afición hizo que las chicas se viniesen arriba y se marcasen un tercer tiempo increíble, aunque no marcaran gol. La prórroga y los penaltis fueron espectaculares, y lo logramos.

Me imagino que irían con otra mentalidad a Madrid.

He vivido momentos clave como deportista y diría que ha sido la primera vez que he visto a un grupo tan tranquilo y seguro de sí mismo. Tenían en mente ir a por la victoria.

¿Cómo vivió ese tercer encuentro en tierras madrileñas?

Fue especial. Me llevó a muchas emociones. Tenía muchas ganas de que nuestro proyecto se viese reflejado y tener esa copa en nuestros brazos. Te mentiría si dijese que no estaba nerviosa. Cuando estaba viendo el entrenamiento del Majadahonda me di cuenta de que habían hecho un cambio en sus líneas. Realmente no me lo esperaba. Había dicho unas líneas a seguir en el vestuario, pero a falta de 30 segundos para que comenzase el partido dije: «Chicas, he visto su plan y tenemos que cambiar el nuestro». No dudaron en ningún momento. Pusieron buena cara. Las jugadoras sabían lo que tenían que hacer para frustrar al rival.

«Ha sido una temporada espectacular. Hemos estado remando todas a una tanto en los buenos como en los malos momentos»

¿Qué le vino a la mente cuando vio que habían ganado?

Me acordé de esa Irene que hace años tomó la decisión de venir a Donostia y creer que había una manera diferente de hacer las cosas. Se me saltaron las lágrimas porque había mucha gente que pensaba que era ingenua, tanto cuando me retiré como cuando tomé la decisión de venirme a Donostia, en creer en un proyecto así. Realmente se ha visto reflejado. Hay gente “loca” como mis jugadoras que creen en ello. Han trabajado duro para conseguirlo.

¿Lo pudieron celebrar en Madrid?

Sí. Sabía que allí había una discoteca que les encantaba. Estuvimos en ella la vez pasada. Llamé y les comenté lo que ocurría. En cuanto acabó el partido y salimos del vestuario volví a llamar y afirmé: «Vamos. Contad con nosotras». Al principio el de seguridad no nos dejó entrar porque debieron de tener algún problema con otros equipos anteriormente pero, finalmente, se acordaron de lo bien que nos comportamos la vez pasada y pudimos entrar al local.

El miércoles lo festejaron en Donostia.

El club hizo una gran gestión para que esto volviese a ocurrir. El miércoles a las 16.30 nos montamos en el bus turístico y ofrecimos la copa a la ciudad. A las 17.30 las autoridades del Ayuntamiento nos recibieron. Es una experiencia inolvidable para las jugadoras.

¿Qué balance hace de su persona?

Hay que creer. El instinto es clave para cualquier decisión. Muchas de mis jugadoras me dicen que descanse, que deje de analizar vídeos. Pero hay que estudiar muy bien al rival. En lo personal creo que es un balance positivo. El año pasado dije lo mismo, a pesar de que quedamos últimas. Creo que como jugadora he recibido un tipo de entrenamientos que, desde mi punto de vista, no eran los más adecuados. A día de hoy puedo decir que la metodología que he inculcado estos dos últimos años ha dado su fruto. Hay que confiar en ella.

¿El apoyo de la grada es necesario, verdad?

Es vital. El impulso de la grada siempre es bonito. Están tanto en lo bueno como en lo malo.  Viene hasta el amigo del amigo. Esto hace años no ocurría. El Txuri Urdin es un club familiar. Traen hasta un bombo para animarnos.

El hockey hielo se puede seguir por streaming. ¿Cree que ha habido un avance?

Sí. Es cierto que las cámaras automáticas están bien, pero te pierdes muchos detalles. Si tuviese que pedir algo sería que hubiese una inversión mayor para poder tener, al menos, una cámara que diese un primer plano y otra que ofreciese un plano más amplio. De esa manera se vería mucho más bonito. Mi abuela siempre me dice que aun poniéndose las gafas no me ve.

¿Cómo ve la cantera del Txuri Urdin?

Con mucha ilusión. Quieren vivir lo mismo que estamos viviendo nosotras. Hace dos años apenas teníamos chicas y a día de hoy contamos con 10-12. Puede parecer que son pocas, pero para nosotras son oro puro. Da igual como patinen. La cosa es que tengan ganas de mejorar día a día.

¿Qué mensaje trasladaría a una niña que quiere apuntarse al hockey hielo?

Que sea pesada e insista. Si realmente es lo que le gusta, tiene que ir a por ello. Que disfrute haciendo este deporte. Eso es clave. Además, nadie le tiene que decir que por ser niña no tiene hueco en este mundo. El hueco ya está hecho y no se lo va a quitar nadie.