El euribor continúa en la lista de sospechosos habituales
El euribor es el índice más utilizado en todo tipo de contratos e hipotecas. Una reciente sentencia de un tribunal italiano anulaba su uso porque fue manipulado. En la actualidad, su cálculo no cumple la normativa y existen argumentos de peso para pensar que nuevamente puede estar siendo manipulado.
El euribor es el índice más utilizado en todo tipo de contratos e hipotecas. Una reciente sentencia de un tribunal italiano anulaba su uso porque fue manipulado. En la actualidad, el cálculo del euribor no cumple la normativa y existen argumentos de peso para pensar que nuevamente puede estar siendo manipulado.
En febrero el euribor subió hasta el 3,67%, seis décimas por encima del valor que marcó en enero. Un alza importante, aunque todavía lejos de los 4,16% que marcó en octubre del año pasado. El euribor se ha convertido en una de las pesadillas de aquellos que contrataron un préstamo hipotecario a tipo variable. En Hego Euskal Herria solo el año pasado se formalizaron más de 30.000 hipotecas por un valor total de 2.934 millones de euros. Según los cálculos del INE, alrededor del 40% eran a tipo variable y prácticamente todas tendrían como referencia el euribor.
Un documento de la Comisión Europea del año 2016 cifraba en 180 billones el nominal de los contratos que tienen como referencia este índice. Una cantidad que casi dobla el PIB mundial que fue aproximadamente 95 billones de euros en 2023. La mayoría son contratos financieros de permutas de tipo de interés, swaps, aunque el documento de la Comisión señalaba que casi un billón eran préstamos hipotecarios minoristas, es decir, hipotecas a gente corriente. A pesar de lo extendido de su uso, son cada vez más las dudas sobre la «limpieza» con que este índice se fija.
Un tribunal italiano
A principios de año se dio a conocer una sentencia dictada en octubre de 2023 por la Sección Civil de la Corte Suprema de Casación italiana. El litigio era sobre un contrato de arrendamiento financiero. La empresa demandante pidió que se declararan nulos los intereses por tener como referencia el euribor. Si en primera instancia no le dieron la razón, la Corte Suprema aceptó la reclamación basando su decisión en las normas europeas de defensa de la competencia vigentes en toda la Unión. El fallo señala que no se pueden considerar válidos los intereses aplicados a cualquier contrato vinculado al euribor, al menos entre 2005 y 2008, años en los que quedó probado que el índice fue manipulado. De hecho, la Comisión Europea multó en 2013 y 2016 al «cartel del euribor», Barclays, Crédit Agricole, HSBC y JPMorgan Chase por manipular este índice durante esos años.
Lo más interesante es que no solo ese contrato es nulo, sino que la sentencia extiende la nulidad a cualquier contrato que tenga ese índice como referencia, incluso aunque el banco que lo haya utilizado no tenga nada que ver con el panel de bancos que fija su valor, como es el caso italiano. El banco podrá, en su caso, reclamar a los integrantes del cartel que fija el euribor, pero no puede pretender cobrar esos intereses a su deudor. La sentencia explica que si el cartel se ha formado «aguas arriba» y ejecuta un acto ilegal (manipular el euribor), ese acto no puede producir ningún efecto «aguas abajo», es decir, en los contratos que utilicen ese índice, sean cuales sean las partes implicadas.
El índice del euro
El euribor nació prácticamente con el euro. Se calcula desde el 30 de diciembre de 1998, unos días antes del nacimiento oficial del euro. Al principio se encomendó esa tarea a la Federación Bancaria Europea (EBF), nada menos que a la patronal de la banca europea; fue algo así como poner al zorro a cuidar el gallinero. Una de las partes implicada en la mayoría de contratos que utilizan el euribor –la banca– era la encargada de hacer el cálculo. ¿Qué podía salir mal?
Cuando quedó acreditado que había sido manipulado, la patronal bancaria decidió transferir el cálculo a The European Money Markets Institute (EMMI), un instituto dependiente de la patronal, incluso tiene la sede en la misma dirección que la EBF. Desde el 20 de junio de 2014 este instituto se encarga de determinar el valor del euribor. Un cambio que realmente no supuso una modificación sustancial, más allá de dar una imagen de independencia.
Los agujeros del euribor
En el Estado español, algunos abogados, uno de los más activos es Juanma Moreno Yagüe, y varias asociaciones están luchando para lograr la nulidad de este índice por vía judicial. De momento, no han conseguido ninguna sentencia favorable a sus tesis, aunque argumentos no les faltan.
Según la ley, el euribor es el tipo de interés que ofertan unos bancos a otros bancos en las operaciones de depósito a un año sin garantías (circular del Banco de España 8/1990). Es decir, es el interés que los bancos están dispuestos a pagar a otros bancos para conseguir liquidez. Y este punto es importante porque, por ejemplo, en este momento el BCE ha subido los tipos hasta el 4,5%, pero los bancos siguen sin pagar apenas nada por el dinero que la gente tiene en la cuenta corriente. Que el BCE suba los tipos no significa que automáticamente también suba la remuneración de los depósitos; al menos para los ciudadanos de a pie.
La ley advierte que para que el índice sea válido no tiene que depender exclusivamente de la entidad de crédito que lo usa y tampoco ser susceptible de influencia por ella «en virtud de acuerdos o prácticas conscientemente paralelas con otras entidades». Al principio 40 bancos enviaban información para el cálculo del euribor, en la actualidad únicamente son 19, entre ellos, cinco del Estado francés (BNP Paribas, HSBC Continental Europe, Natixis, Crédit Agricole y Société Générale) y cuatro del Estado español (BBVA, Santander, Cecabank y CaixaBank). Resulta sorprendente el escaso interés de la banca europea por este índice. Tal vez, teman que su participación pueda tener consecuencias si vuelve a probarse una manipulación. Algo sencillo con tan pocos bancos.
En cualquier caso, incluso aunque no se pongan de acuerdo, cualquiera de ellos puede sobrevalorar o infravalorar el valor para empujar al índice al alza o a la baja, en función de los contratos de derivados que tenga firmados. Y en esos contratos hay muchísimo dinero en juego. El famoso fondo de pensiones noruego, Norges Bank, perdió en 2022 nada menos que 152.000 millones, la mayor parte a causa de derivados por tipos de interés y tipo de cambio. Mientras los tiburones de las finanzas se roben unos a otros manipulando el euribor, allá ellos; pero cuando roban a las personas hipotecadas o empresas que han invertido, además de inmoral, el saqueo es profundamente antieconómico.
Ausencia de operaciones
La segunda sospecha tiene que ver con las operaciones. El instituto EMMI concluyó en 2017 que no se podía conformar un euribor con operaciones reales porque desde la crisis de 2007-2008 los bancos no se fían unos de otros, de modo que no se prestan entre ellos, y mucho menos sin garantías y a un año, como exige la norma. Constataba, por tanto, que no existen suficientes operaciones para determinar el índice, lo que lleva a preguntarse qué hacían para calcularlo ¿inventarse operaciones? ¿Tasarlo a ojo? ¿Conjeturar su valor?
En 2020, el instituto EMMI salió de ese atolladero informando que había establecido una nueva metodología de cálculo que denominaron «metodología híbrida». Es difícil saber de qué se trata exactamente porque, entre otras cosas, los datos utilizados en el cálculo solo se pueden consultar previo pago. Transparencia, pues tampoco.
Indirectamente, el Banco Central Europeo ha corroborado que apenas se producen operaciones de préstamo de efectivo entre bancos. Cuando la crisis financiera dejó el mercado interbancario sin fondos, el BCE abrió líneas para proveer a los bancos que lo necesitaran de efectivo. El BCE ofrece financiación a corto plazo hasta tres meses MRO (Main Refinancing Operations) y a más largo plazo LTRO (Longer-Term Refinancing Operations). Además, también realiza operaciones de ajuste puntual. Con tanta intervención del BCE, ¿para qué se van a prestar los bancos dinero?
El volumen de fondos involucrados en el cálculo del euribor que hace el BCE (primera columna del cuadro inferior) fue de unos 40 millones de media. Una parte insustancial y no representativa de un mercado que tiene alrededor de 180 billones de contratos nominados en euros.
Resulta que las operaciones que debían servir de base al euribor, en realidad, prácticamente no existen. Por tanto, el euribor no puede ser «representativo del mercado subyacente o la realidad económica que refleja», como exige la norma comunitaria.
El cálculo del BCE
Con las escasas operaciones que hay en el mercado, el BCE calcula el tipo de interés para depósitos a un año sin asegurar, tal y como determina la ley que debe calcularse el euribor. En la gráfica adjunta se observa que el valor que calcula el BCE está sistemáticamente por debajo del valor oficial del euribor (solamente el 19 de diciembre fue superior). Un sesgo al alza que resulta muy sospechoso.
Tanta retórica elogiando el mercado como el sistema más eficiente para la asignación de recursos y resulta que el euribor, un índice clave, nada tiene que ver con un mercado, y mucho menos con la normativa vigente. Todo es muy sospechoso.