«Nosotros nos queremos irnos de aquí, pero necesitamos que nos den una solución, que nos traten con dignidad», clama Magassa, procedente de Mauritania y uno de los dos portavoces del complejo en el que viven refugiados con estatuto legal en el Estado francés (55%) y demandantes de asilo (30%). Solo una minoría (15%) carecen de papeles.
A sus 37 años y actualmente sin trabajo formal, achaca a los Juegos Olímpicos, que se celebran en París entre el 26 de julio y el 11 de agosto, el empeoramiento de las condiciones de alojamiento.
«Trabajamos en París, contribuimos, y luego nos quieren echar de aquí, está claro que quieren hacer una limpieza (social)», agrega Magassa, quien atiende a Efe desde el cuarto del Hamdan, de 28 años y originario de Chad, otro de los portavoces de las personas que habitan el edificio.
«Una limpieza social»
El colectivo ‘El reverso de la medalla’, que agrupa a 80 ONG para oponerse los impactos negativos de los Juegos, lleva meses denunciando «una limpieza social» de París y sus alrededores para esconder «la miseria, la mendicidad y la solidaridad».
Según este colectivo, es difícil saber cuántas de las 120.000 plazas de acogida que había en la región parisina se han suprimido por los Juegos por la «falta de transferencia» del Estado. Las estimaciones de 2022 hablaban de al menos una disminución de 2.500. En 2023, las cifras oscilaban entre los 4.500 y las 6.000 plazas.
A día de hoy, las organizaciones no gubernamentales han censado a 4.000 personas sin hogar en la capital, 7.000 en toda la región de París.
Este colectivo denuncia cómo la Policía ha evacuado dos veces en la última semana a un centenar de personas en situación irregular, la mayoría familias con niños, de la plaza del Ayuntamiento de París para intentar llevarlos a un albergue de Besançon, situado en el este, a 400 kilómetros de la capital.
Desalojo de otra ocupación en 2023
El número de personas que pernoctan en el edificio de Vitry se duplicó tras el desalojo hace un año de la antigua sede de una cementera en Ile de Saint-Denis, en las proximidades a la Villa Olímpica, donde vivían hasta 400 inmigrantes.
Abdel, de 28 años, fue uno de los desplazados de Ile de Saint-Denis que llegó a Vitry. Este sudanés, con estatuto de refugiado, ha vivido un calvario desde que llegó a Europa en 2016. Malvivió en Calais, durmió un año en las calles de París y tuvo una primera demanda de asilo rechazada.
Hoy, el joven tiene un trabajo. Limpia los cuartos de un hotel cerca de Disneyland París.
Según las ONG, migrantes como Abdel, con papeles y trabajo, están abocados a la ocupación por la falta de alojamientos asequibles en el sector privado y por la poca inversión en vivienda pública.
Desalojados por una institución pública
Abdel, Magassa, Hamdan y el resto ocupantes de Vitry, donde hay una decena de menores escolarizados y 50 mujeres, desconocen su próximo destino. El edificio, que era de una filial de la compañía ferroviaria estatal SNCF, ha sido comprado por la región de Ile de France, donde está París, para un proyecto de viviendas sociales.
El martes, en representación del Estado francés, personal de la organización France Terre d'Asile entrevistó a 300 de los 450 ocupantes para conocer la situación de cada uno y analizar si pueden ser realojados por las autoridades públicas.
«Un día es insuficiente para conocer la situación de cada uno. Muchos están fuera porque trabajan. Nosotros enviaremos nuestro informe», explica Jhila Prentis, voluntaria de United Migrants, quien cree que la evacuación tendrá lugar la próxima semana.
Un proceso «acelerado» por los JJOO
El Ayuntamiento de Vitry-sur-Seine coincide en que los Juegos Olímpicos «han acelerado» la precariedad de las personas migrantes por el desmantelamiento de otros asentamientos en la región.
«Nosotros tenemos una responsabilidad, somos humanistas, pero también el Estado tiene la suya», comenta a Efe la edil encargada de lucha contra la discriminación Maeva Durand, sin comprometerse a dar datos sobre cuántas personas podrán ser realojadas.
Consultada por Efe, la Prefectura del Departamento de Val-de-Marne, encargada de la evacuación, no respondió a las preguntas enviadas.