Salto histórico de EH Bildu y apuros para un PNV que dependerá del PSE
EH Bildu dio ayer un salto histórico al consquistar 27 escaños, que suponen un empate con el PNV, que tendrá necesariamente que abrir un proceso de reflexión interna, porque tras haber perdido porcentaje de voto y parlamentarios, su posibilidad de gobernar depende de un PSE que ha crecido.
Empate. El PNV le sacó 10 escaños a EH Bildu hace cuatro años. Y ahora tienen 27 parlamentarios cada uno, a la espera del resultado del voto de residentes en el extranjero de Gipuzkoa y de la pelea por la revisión del voto mesa a mesa. Un salto histórico de la izquierda independentista, mientras que el PNV pierde cuatro parlamentarios y prácticamente cuatro puntos en porcentaje. Que su máximo dirigente, el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, saliera ayer entre vítores a proclamar que el PNV había ganado unas elecciones autonómicas en la CAV también es un hito, porque hasta ahora eso era la costumbre, no se dudaba de quién ganaba, sino por cuánto.
EH Bildu consiguió ayer subir seis escaños y unos 90.000 votos sobre 2020, alcanzando los 340.000, una cifra nunca vista en la CAV. Y además logró ser primera fuerza superando el 40% de voto en Gipuzkoa y también en Araba, rozando el 30%. Se puede pensar que era lo previsto pero que suba 15.000 votos sobre las últimas forales en Gipuzkoa y que se vaya casi a los 45.000 totales en Araba, con enorme equilibrio territorial, era algo inimaginable no hace tanto. Y en Bizkaia, el crecimiento es inapelable. También llama la atención la lectura que se puede hacer de sus resultados municipio a municipio.
Debe estar contento también el PSE, porque con apenas un porcentaje del 0,57% del voto más que en 2020, -y con pérdida de apoyo frente a las forales- consigue dos escaños más, creciendo de 10 a 12. Habrá que ver cómo incide esto en las negociaciones que Eneko Andueza va a protagonizar con Andoni Ortuzar e Imanol Pradales -que han perdido 4 representantes- y hasta dónde pretende apretar a los jeltzales, no solo en el logro de consejerías, sino también sobre el programa de gobierno. Ni durante la campaña ni en sus declaraciones desde que fue elegido secretario general del PSE, su candidato a lehendakari ha dado especiales muestras de contención, tampoco ante quienes se sabe que van a ser sus socios.
El PP sigue siendo irrelevante
El PP, con Javier de Andrés al frente, sigue siendo tan irrelevante políticamente como lo era con Carlos Iturgaiz. Y aunque consigue un escaño más, continúa teniendo su segundo peor resultado y, lo que puede dolerles más, no ha podido dejar sin representación a Vox.
La extrema derecha vuelve a entrar con un escaño en el Parlamento, que tampoco le sirve para nada puesto que es ninguneada por el resto, pero que hará que Santiago Abascal hinche pecho. Y todo gracias a la singularidad foral de la CAV, que concede 25 escaños a cada territorio y permite que con 5.623 votos, Amaia Martínez pueda ser parlamentaria.
Si el PP pretendía poder sustituir al PSE como fuerza que llevara al PNV a Ajuria Enea para tratar de dañar a Pedro Sánchez, como anunciaron medios muy próximos a este partido, ha quedado muy lejos de sus expectativas.
El suicidio morado
Elkarrekin Podemos llegó a ser la primera fuerza de la CAV en las elecciones a Cortes de 2015, con nada menos que 317.674 votos, y también en 2016. EH Bildu tembló con la repercusión que ello pudiera tener en las autonómicas siguientes, pero la formación morada se quedó en 157.334 papeletas y 11 escaños. Cuatro años después, bajó a 72.113 apoyos y 6 parlamentarias.
Los integrantes de la coalición sabían perfectamente que yendo unidos tenían difícil tener peso en el Parlamento que saliera de las elecciones de ayer. Sabían también que presentándose por separado el suicidio estaba asegurado. Y pese a todo ello, por motivos que muy pocos de sus electores eran capaces de entender, optaron por la cicuta.
Resultado: de los 6 actuales parlamentarios de Elkarrekin Podemos, solo Jon Hernández, del PCE-EPK, ha renovado su acta. Lo hace por Araba, siendo de Irun. Y lo hace por Sumar, cuya candidata a lehendakari, Alba García, se ha quedado fuera de la Cámara. Entre tanto, Elkarrekin Podemos-Alternativa Verde, tampoco ha conseguido representación, pese a que Miren Gorrotxategi tenía muy buena imagen.
Sumar y Podemos lograron ayer 58.715 votos, frente a los 72.113 de 2020, y en porcentaje bajaron del 7,93 al 5,53. Unos números que no se corresponde, por cierto, con la subida que ha experimentado EH Bildu. Pero resultó llamativo que en su discurso de ayer, Pello Otxandiano asumiera el compromiso de representar a todos esos votantes de la izquierda confederal que en estos resultados se han quedado sin nadie que lleve su voz al Parlamento.
Parlamento más abertzale y más de izquierdas
El Parlamento que salió ayer de las urnas suma 54 parlamentarios de partidos que se consideran abertzales, que suman el 72% de la Cámara. Y quienes se dicen de izquierdas son también mayoría absoluta.
Otra cosa es qué se puede hacer con esas cifras, y ahí es donde entrar en juego las fórmulas de gobernar y hacer política. Imanol Pradales muestra la intención de aumentar el actual grado de soberanía de la CAV aprovechando los números actuales del Congreso de los Diputados, pero ahí va a tener el condicionante de los 12 escaños de Eneko Andueza, que considera que todo eso es «un rollo» que no interesa a la ciudadanía.
Por su parte, el PSE asegura que va a utilizar su fuerza para decantar las políticas del próximo Gobierno de Lakua hacia posiciones más progresistas, pero Imanol Pradales ha dado muestras de ser un político más liberal que socialcristiano.
Y ahí entra en escena el papel que jugará Pello Otxandiano, y saber qué ha podido aprender el PNV de este ciclo electoral menguante, donde su discurso del miedo frente a EH Bildu, le ha llevado de diez a cero escaños de diferencia.