Para denunciar las «cornadas» de Gobierno navarro y patronal a la plantilla de las residencias privadas del herrialde y el bloqueo que está sufriendo la negociación del primer convenio del sector, este miércoles Iruñea ha sido escenario de un peculiar encierro sanferminero convocado por el sindicato LAB dentro de una jornada de huelga.
Poco antes de las 11:00, las inmediaciones de la hornacina de San Fermín en la cuesta de Santo Domingo se han visto copadas por personas con pañuelo rojo y camisetas moradas de LAB en las que se podía leer el mensaje ‘Funtsezkoak gara. Somos esenciales’ dispuestas a participar en la carrera.
La parte superior del lienzo de muralla estaba copada por alumnos de un colegio próximo que, durante su almuerzo, han animado a los corredores, así que solo faltaba el vallado para darle todavía más realismo al momento.
Entre los improvisados corredores figuraban pensionistas que se habían sumado al acto, algunos de los cuales han sido llevados por el recorrido en silla de ruedas, mientras también se veían andadores.
No ha faltado el cántico de rigor ante el santo en euskara y castellano, aunque con una variante en la letra, ya que en la misma se cantaba: «A Gobierno y CEN pedimos, por ser nuestro patrón, nos firme un buen convenio mejorando mogollón».
Hasta se ha encarnado una representación del patrón económico del asunto, con una ejecutiva que se ha subido a una escalera plegable ante el santo para lanzar un buen fajo de ‘billetes’ de hasta 500 euros.
Tras los cánticos, se ha lanzado el cohete y han irrumpido con fuerza en la cuesta dos astados sobre ruedas: ‘Gobierno de Navarra’ y ‘Patronal’, a los que seguían a cierta distancia varios vehículos que intentaban subir la cuesta, así que se ha convertido en un híbrido del encierro tradicional y el de la villavesa.
La carrera ha discurrido limpia, con el toro ‘Gobierno de Navarra’ estrellándose en la curva de Estafeta (faltaba el antideslizante) y con algunos conatos de cornadas y caídas de corredoras ante las astas en este tramo, sin mayores consecuencias.
El encierro ha finalizado en el callejón de la plaza de toros con el cronómetro marcando 13 minutos, ya que más que carrera, ha sido una manifestación, con la marcha encabezada por una pancarta en la que se podía leer el lema ‘Nafarroako zahar egoitzak. Hitzarmenaren negoziazioa orain!’ y mientras se coreaban esloganes como «Fuera fondos buitres», «Por un convenio justo de residencias», «Quién cuida a las que cuidan», «Somo empleadas, no somos esclavas» o «Menos patrón y más solución».
Un bloqueo «enorme»
Esa era la esencia de la carrera, según ha explicado a los medios Maite Olano, liberada de LAB de residencias, quien ha denunciado que «llevamos cuatro años luchando por un convenio de Navarra de residencias» y, como no llega a pesar de los diversos llamamientos que han hecho a Gobierno y patronal, vienen realizando diversas movilizaciones, porque «vivimos un bloqueo enorme».
Olano ha señalado que, como se trata de un primer convenio, lo que quieren es establecer «unas bases» que mejoren la situación de una plantilla de unas 5.000 trabajadoras que forman parte de un sector «feminizado, con trabajadoras que realizan 1.792 horas» y entre las que se da la paradoja de que «no pueden ejercer los cuidados de su propia casa».
Por esos motivos, piden «una reducción de horas» y una mejora salarial en vista de que «el sueldo no llega muchas veces a los 1.100 euros, lo que obliga a mucha gente a hacer dobles trabajos, ir de una residencia a otra para poder llegar a fin de mes».
Olano ha puesto de relieve que «tenemos residencias que son privadas, pero que tienen casi el 100% de las plazas concertadas» y denunciado que «cuando eres mayor y más necesitas a la sanidad, es cuando la privatizan y las pensiones no dan para eso. Nadie se puede permitir una plaza que cueste 3.000 euros. Hay empresas que solo piensan en qué ganancia dan nuestros abuelos».
Ha insistido en la necesidad de que se dé una negociación real y cuanto antes, ya que «la última mesa fue en julio y se va dilatando». Ha concluido, en línea con el ambiente reinante, que «un encierro dura unos minutos, pero aquí llevamos cuatro años recibiendo cornadas, mientras pasan de nosotras».