Una crisis diplomática sin sentido en 24 horas ha escalado a niveles impensados para dos gobiernos que representan a sociedades tan hermanadas como la del Estado español y Argentina. Sin embargo, así son los tiempos de un modelo de comunicación trumpista a la que no solo la derecha se está volviendo adicta.

El viernes por la tarde, en un encuentro cerrado del PSOE de Salamanca, el ministro español de Transportes, Óscar Puente, sugirió a jóvenes militantes socialistas ser «ellos mismos» y ahí comenzó el exabrupto: «Hay gente muy mala que siendo ella misma ha llegado a lo más alto, como Milei y Trump».

Ante las risas de su reducido auditorio, Puente comentó –quizás sin tener presente el impacto de sus palabras y la amplificación de las redes sociales y medios digitales– que seguramente Milei «no escucha mucho a sus asesores» y que lo vio una vez por TV en un estado de dudosa sobriedad: «Os acordáis cuando salió no sé en qué estado previo a la ingesta o después de la ingesta de no sé qué sustancias».

Hacía referencia a un vídeo que se viralizó a nivel mundial días previos al balotaje. En esa grabación se veía al entonces candidato visiblemente descompensado.

El viernes por la noche (casi en la madrugada peninsular), la Casa Rosada publicó una dura respuesta no solo quejándose de las declaraciones de Puente, sino yendo en una dirección poco frecuente para las relaciones diplomáticas que es opinando de manera frívola sobre la política interior de un país.

El gabinete de Milei dijo repudiar «las calumnias e injurias formuladas por el ministro» y recomendó a Sánchez ocuparse de los «problemas más importantes que tiene, como las acusaciones de corrupción sobre su esposa, asunto que lo llevó a evaluar su renuncia».

«Por el bien del Reino de España, esperamos que la justicia actúe con celeridad para esclarecer semejante escándalo de corrupción que afecta directamente la estabilidad de su nación», señala la misiva en su tercer párrafo, para luego arremeter aún más: «Pedro Sánchez ha puesto en peligro la unidad del Reino pactando con separatistas y llevando a la disolución de España; ha puesto en riesgo a las mujeres españolas permitiendo la inmigración ilegal de quienes atentan contra su integridad física; y ha puesto en peligro a la clase media con sus políticas socialistas que solo traen pobreza y muerte».

La carta acaba encomiando «al pueblo español» a volver «a elegir vivir en libertad» y ratifica que Argentina ha elegido cambiar el «modelo de miseria» que comparte el PSOE.

El Ministerio de Asuntos Exteriores dio a conocer un comunicado en el que rechaza «rotundamente los términos infundados del comunicado emitido por la Oficina del Presidente de la República Argentina, que no se corresponden con las relaciones de dos países y pueblos hermanos».

La cartera de José Manuel Albares aseguraba que «el Gobierno y el pueblo español seguirán manteniendo y fortaleciendo los lazos fraternales y sus relaciones de amistad y colaboración con el pueblo argentino». De esa forma escueta, La Moncloa intentaba evitar que una crisis por declaraciones hiperventiladas no entre en bucle.

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, quien se alineó con Milei, exigió la dimisión o el cese de Puente. «Pero ni va a dimitir ni va a ser cesado, porque Puente y Sánchez disfrutan del lodazal en el que intentan meter a España», dijo en un mitin de campaña en Badalona junto al candidato, Alejandro Fernández, y el alcalde, Xavier García Albiol.

En respuesta a Feijóo, el propio Puente consideró que «es imposible distinguirle ya de la extrema derecha»,

El 18 de mayo, Milei llegará a Madrid y solamente tendrá encuentros con líderes de la ultraderecha. Participará en el gran acto que prepara Vox en Vistalegre para poner en marcha su campaña europea.

El líder ultra argentino ha confirmado recientemente su visita, llamando «amigo» a Santiago Abascal.

Tanto Vox como muchos referentes de opinión de la derecha radical han amplificado las declaraciones de Puente y la respuesta de la Casa Rosada (la crisis diplomática era portada en todos los periódicos).

La dimensión global del asunto puede tantearse con un solo dato: el post de la cuenta de X (ex Twitter) de Asuntos Exteriores respondiendo a la Casa Rosada tenía más de un millón de visualizaciones (cuando el resto no suele superar los pocos miles). Todo parece indicar que este duelo no acaba aquí.