Cendea Aurrera ha presentado una alegación al PSIS del TAV de Etxebakoitz en la que denuncia que el 70% de las viviendas previstas para financiar la construcción de la nueva estación de Iruñea se sitúan en una una zona inundable de un meandro del río Elortz. El 50% de las dotaciones y la gran mayoría de los negocios y servicios se sitúan también en zona inundable, según recogen los estudios de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), recuerda este grupo municipal del Ayuntamiento de la Cendea de Zizur.

Cendea Aurrera añade que el propio Mapa de Inundabilidad del PSIS recoge que «prácticamente todos los terrenos situados al norte del ferrocarril actual, hasta las ripas de Barañain son inundables». Esta zona abarca toda la fábrica de Inquinasa, los terrenos entre la avenida de Aróstegui y el río Elortz y los terrenos de la margen derecha de este río hasta las ripas de Barañain. Solo la parte alte de las ripas de Barañain y los terrenos al sur del ferrocarril actual están en zona no inundable.

«Históricamente hemos visto y sufrido los desbordamientos del río Elortz cubriendo de agua las huertas y cultivos e inundadano los edificios existentes en el meandro de Etxabakoitz. Hemos visto las viviendas, fábricas, escuelas y campos deportivos anegados por las aguas», añade Cendea Aurrera.

Este grupo municipal considera «imprudente» construir viviendas en esas zonas inundables. «No nos parece adecuado repetir los errores que se han cometido en otras zonas de la Comarca de Pamplona, a lo largo de los meandros del río Arga en zonas como Villava, Burlada, Rotxapea o Landaben, donde periódicamente se sufren las crecidas del río anegando vivienda, garajes y negocios con grave impacto social y grandes pérdidas económicas», subraya.

«La mejor solución es no construir en los meandros inundables», como se ha hecho en la Magdalena, Aranzadi, Trinitarios o Beritxitos, «preservándolos para zonas naturales de expansión de los ríos y zonas verdes urbanas».

En Zizur Txikia son unas 4.000 viviendas las que se prevé construir, de las que 1.500 están en zona inundable, en terrenos actuales de Inquinasa.

«En definitiva, en un proyecto con más de veinte años de recorrido, las modificaciones parecen más encaminadas en hacer viable económicamente el desarrollo urbanístico que en mejorar y facilitar la vida a los actuales habitantes y los nuevos vecinos y vecinas», añade Cendea Aurrera.