Aritz Intxusta
Redactor de actualidad
Entrevista
Félix Taberna
Vicepresidente de Nafarroa

«Navarra está en una senda de normalidad que es firme y que no tiene vuelta atrás»

Sociólogo nacido en Marcilla en 1961, fue parlamentario entre 1991-2007 por IU y su coordinador general entre 1992-2004. Milita en el PSN desde 2012, cuando asumió un cargo de alta dirección en el Ejecutivo de coalición UPN-PSN. De asesor de María Chivite pasó vicepresidente esta legislatura.

El vicepresidente, Félix Taberna, en el balcón de su despacho.
El vicepresidente, Félix Taberna, en el balcón de su despacho. (Iñigo URIZ)

Un presidente español ha estado a punto de dimitir, las elecciones en Catalunya, un horizonte de europeas... Y hace no tanto, el líder de la oposición llamando «escoria» a la presidenta Chivite. En este frenesí, usted nos manda a GARA una carta para hablar de polarización política en Nafarroa, así que nos decidimos a venir a verle. ¿Cómo ve este fenómeno?

El Foro de Davos, que no es precisamente un nido de rojos, establecía que la polarización y la desinformación era uno de los mayores peligros para las democracias occidentales. Lo que yo defiendo es que hay cierta percepción de ilegitimidad de las instituciones democráticas. Veo un ataque de la extrema derecha sobre lo común mediante el uso de nuevas metodologías y redes sociales. Me preocupa la ruptura de lo común y el auge del 'idiotes' de la Grecia clásica, el que solo mira por sí mismo. Hay sectores que buscan esa quiebra de las instituciones, que son lo común.

Atemos eso al territorio, pues aquí tendrá notas propias.

Aquí eclosionó con la moción de censura en Pamplona. Esto exacerbó a UPN y no solo lo exacerbó, sino que provocó un relevo de presidente en el partido. Porque hablamos de un elemento de largo recorrido y con una proyección más allá de Pamplona.

¿Largo recorrido? ¿En qué sentido lo dice? 

Este Gobierno lleva cinco años cerrando acuerdos presupuestarios con EH Bildu. Y las dos investiduras han sido facilitadas también por esta opción política. La moción en Pamplona llegó cuando nadie enclavado dentro de ciertos parámetros políticos se esperaba que el PSN hiciera algo así. Es evidente que hay una normalización política de una opción que, hasta ese momento, estaba en una situación de no normalidad. Creo que vamos avanzando, aunque lentamente y dando todos los pasos debidos, porque hay unos déficits que también existen.

¿Y cuáles son?

Le recuerdo que Pello Otxandiano, en campaña, no fue capaz de condenar la violencia. Eso generó un polvorín en cuanto a la opinión pública. Sin embargo, es innegable que se va avanzando hacia una normalidad política fruto de que la banda ETA desapareció hace ya más 15 años. La situación de normalidad política también la hemos visto en las elecciones catalanas. Con una Ley de Amnistía pendiente aún, se ha avanzado hacia la normalidad. Yo creo en el reconocimiento de todas las opciones políticas que, lógicamente, tengan un lábel democrático.

«Es innegable que se va avanzando hacia una normalidad política fruto de que la banda ETA desapareció hace ya más 15 años»

Ha citado que aquí son cinco años ya del cambio en las alianzas del PSN. ¿Se puede hacer un balance?

En lo que se refiere a la convivencia y el reconocimiento, sí que hacemos un balance positivo, pues ahí la normalidad política es importante. Sin olvidar, obviamente, todo lo que aquí se ha vivido. Entiendo que estamos en una senda de normalidad que es firme y que no tiene vuelta atrás.

Por otro lado, ahí tenemos unos incidentes como los de Cabanillas, con un intento de agresión a la presidenta por parte de una muchedumbre cuando huía en su coche. Ocurrió en un contexto particular de protestas agrarias, es cierto, pero dio la sensación de que había algo más ahí.

Es un fenómeno con varias dimensiones. La frustración produce violencia, ya lo decía Freud. Ahí hay un colectivo que siente una frustración por los objetivos de transición ecológica y medioambiental. La Política Agraria Comunitaria está cambiando su modo de vida. Esto está pasando también en Francia y también vemos ahí explosiones de violencia. Lo considero más como expresiones de frustración que como reivindicaciones, porque una de las reivindicaciones era anular la Agenda 2030 y dudo que quienes estaban en Cabanillas pudieran citar dos o tres de los 17 objetivos de la Agenda.

Aquí vuelvo al inicio, a la ruptura de la institucionalización y lo común. Chivite no solo es presidenta, sino que representa a Navarra. Si se la ataca a ella, se ataca a lo común. Suelo decir que lo simbólico une y que lo diabólico separa. Lo mismo cuando sucede el intento de asalto al Parlamento. No es un edificio, se atacó al símbolo de la voluntad de los navarros y navarras. En este sentido, lo sucedido nos debe llamar a la reflexión y, muy en particular, debe mover a la reflexión a UPN, que es el primer partido de Navarra.

¿Y ve en la nueva dirección de UPN ganas de tomar una línea distinta?

Vamos a darnos tiempo. En política, nunca jamás es pasado mañana. A mi modo de ver, les corresponde hacer dos reflexiones. La primera, sobre la convivencia, la tolerancia, el hacer país y descubrir que la crispación no lleva a nada. La segunda idea sobre la que tienen que pensar es que están en la oposición. Yo estuve en el Parlamento 16 años y, salvo en dos periodos cortitos, de meses, siempre en la oposición. Ahora puedo decir que muchas de las propuestas que hacíamos desde la oposición y se rechazaron hoy son una realidad en la política pública de Navarra. Desde la oposición se puede hacer política.

«UPN debe reflexionar ahora sobre convivencia, tolerancia y hacer país»

Cambiemos de la política a la sociología, que es su campo. ¿Cuáles son las preocupaciones del Gobierno que dirige María Chivite?

Primero queremos hacer país y hacer país no es otra cosa que reivindicar lo común, reivindicar que hay una ciudadanía que vive en un espacio y que tiene que ser capaz de dialogar. Y sobre lo que nos separa, debemos racionalizar la diferencia, porque esta nunca debe ser fuente de enfrentamiento, sino de riqueza. A partir de ahí, los números macroeconómicos que manejamos son muy buenos.

Taberna es, además, consejero de Presidencia y de Igualdad. (Iñigo URIZ/FOKU)

¿Tan optimista es sobre la situación económica?

Las previsiones para 2023 eran hacia un estancamiento o hacia recesión económica. Sin embargo, crecimos. Y crecemos en el 2024. Esa creación de riqueza se traduce en empleo y cifras récord de altas en la Seguridad Social. También tenemos indicadores de que la calidad de vida de la ciudadanía es de las más altas en el ámbito del Estado, de que la riqueza se está distribuyendo de forma social... Ahora bien, hay otros retos sociales que están ahí, que son comunes a toda Europa. Tenemos el reto sanitario. Cada vez vivimos más años, afortunadamente, pero ese alargamiento de la vida, junto a la escasez de profesionales en todo el continente, acrecienta el desafío sanitario. En las últimas elecciones en el País Vasco este ha sido un tema de los más importantes.

Afrontar el reto de la vivienda es para nosotros imprescindible. Hay mucho dinero de fondos inmobiliarios invertido en Navarra y esto debe estar bien regulado y enmarcado dentro de un ámbito de bien público. En Navarra tenemos ahora la tarea de determinar zonas tensionadas, construir instrumentos público-privados...

Le confieso que esas dos áreas, Salud y Vivienda, son las que primero se me vienen a la cabeza. Por eso se me hizo tan curioso que ustedes cedieran Salud a Geroa Bai y Vivienda, a Contigo-Zurekin.

El Gobierno es colegiado, el Gobierno se manifiesta de forma unánime a través de sus sesiones de gobierno. Es un síntoma de que el Gobierno goza de buena salud.

Fue harto llamativo que, en las negociaciones, Geroa Bai dijera públicamente que no quería Salud y que ustedes insistieran en cedérsela. Que dos partidos se presenten para gobernar Nafarroa y que luego ofrezcan la sensación de que no quieran asumir el Departamento con mayor dotación presupuestaria...

Los términos de la negociación de gobierno, que sucedieron casi un año además... bien está lo que bien acaba, no? Fueron unas negociaciones radiadas y que se dieron a conocer a golpe de ruedas de prensa.

Fue evidente que el uso de los medios formó parte de la estrategia de negociación.
Son cuestiones, ya le digo, de lealtad... Pero me gustaría tratar del otro gran reto, el migratorio, que hay que encuadrarlo también en el marco europeo y que requiere de desarrollar políticas públicas. Hay 127.000 personas migrantes en Nafarroa y sin ellas la comunidad estaría paralizada, ya que por la edad que tienen, están trabajando. Esto nos lleva a un reto de identidad, pues ahora diferentes culturas conviven en un mismo espacio.

«El sistema sanitario se creó en los años 90, y el sistema de bienestar, en el 2000. Ha pasado mucho tiempo y la situación ha cambiado»

A mí lo que me preocupa es la situación económica y habitacional de estos migrantes... y de sus hijos. Un 27,5% de los nacidos son hijos de madre extranjera.

Los retos de los que hablamos son trascendentes. El sistema sanitario se creó en los años 90, y el sistema de bienestar, en el 2000. Han pasado 34 y 24 años. Es mucho tiempo y la situación ha cambiado.

El Parlamento se ha propuesto cambiar la Ley de Salud de 1992, también se ha abierto la reforma del Amejoramiento. Sin levantar polvaredas, pero el vuelco que se está dando a la arquitectura normativa navarra es de calado, aunque no se aprecie de inmediato.

Se están dando los debates significativos que se tienen que dar. En el Parlamento está la legitimidad democrática. Aunque, a veces, tengo envidia de la Cámara de Representantes de EEUU. Allá, cuando se propone una ley, hay una oficina propia que determina el coste y su viabilidad. Ahora estamos creciendo, son más de 6.000 millones de euros de Presupuesto. Pero habrá un momento en el que la economía se estanque o que decrezca y esto tiene que sostenerse. Pero sí, desde luego, los debates del Parlamento son muy abiertos.