Iñaki Egaña

50 años del atraco a CAF

El viernes 31 de mayo de 1974, mientras los aficionados vascos al ciclismo seguían por la radio la etapa de Giro de Italia que pondría de líder a Eddy Merckx, un comando de ETA perpetraba un atraco en la empresa CAF de Beasain, llevándose un botín de más de 14 millones de pesetas.

La planta de CAF en Beasain, donde los trabajadores recibían el salario en mano en aquella época.
La planta de CAF en Beasain, donde los trabajadores recibían el salario en mano en aquella época. (Euskal Memoria)

La persecución de los atracadores concitó, probablemente, el mayor despliegue policial en época moderna en Euskal Herria, con 1.800 guardias civiles concentrados en las inmediaciones de la empresa y estableciendo su cuartel general en el hotel Castillo de Beasain. Esta es la historia:

Aquel era el día de cobro, con los trabajadores alineados en fila para recibir el salario correspondiente. Dos empleados habían recogido el montante total de las nóminas desde el Banco de España en Donostia, escoltados por una pareja de la Guardia Civil, que se apostó hasta el reparto final en uno de los laterales de la factoría. Una forma de pago que, en la comarca, ya había suscitado numerosos comentarios: «Algún día habrá un atraco el día de la nómina. Hacerlo no resultará difícil».

Pasados unos minutos del comienzo del reparto, un comando de ETA compuesto por cuatro jóvenes armados penetró en las oficinas de cobro y, desarmando al guarda y cortando los teléfonos, se hizo con la cantidad que aún no había sido repartida.

En apenas cinco minutos, metieron en una bolsa de plástico una cantidad indeterminada, probablemente más de 14 millones de pesetas (cerca de 85.000 euros), y emprendieron la huida a pie tras utilizar el boquete abierto en una alambrada de espino que cercaba la empresa, tomando dirección a la población de Olaberria.

Escondieron el dinero en un zulo junto a la carretera. La cercanía a un caserío provocó que el dueño supusiera que se trataba de un grupo de etnia romaní y avisó a la Guardia Civil. El coche apareció días más tarde, aparcado a tan solo a 300 metros de la empresa.

ETA se atribuyó el atraco en unas horas, señalando que era algo superior a los 15 millones de pesetas.

 

Unas horas después, ETA se atribuyó el atraco en noticia que difundió la agencia Efe, señalando que el botín era algo superior a los 15 millones de pesetas. La cantidad, a pesar de que esa misma noche fuera recuperada por la Guardia Civil, fue motivo de polémica. Mientras, y tras el aviso, el Instituto Armado rodeaba el zulo, sin hallarlo, y se topó con el comando que esperaba en la oscuridad para alcanzar la casa de seguridad, en Itsasondo. Hubo un tiroteo y en medio del desconcierto, los miembros de ETA consiguieron huir. Poco más tarde, Juan Mari Labordeta, joven de 25 años y natural de Lezo, era detenido cerca del lugar del tiroteo.

Al día siguiente, el Ministerio de Gobernación ofrecía la identidad de los supuestos asaltantes de CAF. Al margen de Labordeta, incluyó los nombres de Félix Egia, José Antonio Garmendia, José Manuel Pagoaga y Javier Aia Zulaika.

En los días siguientes, la prensa franquista emitió profusamente sus fotografías con el falso añadido de que Aia Zulaika, Trepa, y Pagoaga, Peixoto, habían formado parte del comando que en Madrid había cometido el tiranicidio contra Luis Carrero Blanco, en diciembre del año anterior. También que habían pernoctado los días previos al atraco en un piso de Ordizia que fue asaltado por la Guardia Civil la noche siguiente, informando que habían encontrado en el mismo seis metralletas.

La noticia del alijo de metralletas era rotundamente falsa. El piso se hallaba vacío. Diez días más tarde fue detenido en Bilbo, bajo la acusación de haber proporcionado el piso citado y de haber dado información sobre la caja fuerte de la empresa, un vecino de Ordizia y extrabajador de CAF. Como Labordeta, fue cruelmente torturado.

1.800 agentes

En la tarde del 1 de junio de 1974, el director general de la Guardia Civil, el recién nombrado teniente general José Vega Rodríguez, llegaba a Beasain para hacerse cargo de un contingente de cerca de 1.800 agentes que rastrearían la zona en persecución de los fugados. Todas las comandancias de Gipuzkoa y algunas colindantes fueron vaciadas, los permisos y vacaciones suspendidos, y todos los guardias civiles concentrados en Goierri.

Vega Rodríguez.

Vega Rodríguez, general de división desde 1970, era un veterano franquista que había combatido con la División Azul, compañía asociada al Ejército de Hitler en su invasión de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, así como en la Guerra de Ifni, posesión española en África. Tras la muerte de Franco y durante la Transición, fue el jefe del Estado Mayor del Ejército español.

La dirección de la Guardia Civil requisó el hotel Castillo, en las inmediaciones de Beasain, para dirigir la búsqueda de los miembros de ETA. En la madrugada del 2 de junio, mientras centenares de agentes que durante el día habían sido apoyados por tres helicópteros, 50 motos, perros y decenas de jeeps, un grupo de guardias civiles detuvo a tres jóvenes que circulaban a pie por la carretera de Ataun.

Al pedir la identificación, uno de ellos, disparó un tiro que hirió gravemente a uno de los agentes, Manuel Pérez Vázquez. Trasladado a la clínica San Cosme y San Damián de Tolosa, falleció a las horas de su ingreso. Era natural de una pequeña población de la provincia gallega de Lugo y se encontraba destinado en la comandancia de Orio.

Dos de los jóvenes fueron detenidos, aunque liberados a la mañana siguiente, Jexus Arin Baztarrika y Lurdes Auzmendi, ambos de 18 años. Un tercero, identificado como Miguel Ángel Apalategi, de 19 años, lograría huir. Era empleado de CAF que había trabajado precisamente en el turno de mañana de ese 31 de mayo. Jexus Arin, junto a su hermano Xabier, y Auzmendi tomaron asimismo el camino del exilio una vez liberados.

El «fracaso policial» sería mitigado en la prensa, que presentó Aralar como una especie de selva amazónica.

 

El «fracaso policial», tal y como lo refirió el diario ‘ABC’, sería mitigado en la prensa. El Goierri guipuzcoano y las estribaciones de la sierra de Aralar fueron presentados en los medios de comunicación como zonas frondosas de difícil acceso y de particular parecido con la Sierra Maestra cubana o las inaccesibles selvas amazónicas. En tales circunstancias, los guardias civiles, decía ‘Cambio 16’, «regresaban al cuartel general cansados y con ampollas en los pies».

La noticia, en las páginas de ‘ABC’.

La prensa francesa y en especial la británica, se hicieron eco del atraco, aunque por la cercanía, fue el diario ‘Sud-Ouest’ quien más espacio le ofreció. OPE, la agencia del Gobierno Vasco en el exilio, ubicada en París, también dio retazos durante una semana de los hechos, en un mes conmocionado por la emboscada policial de Playa de los Frailes en Hondarribia, en el que perecieron los militantes José Luis Mondragón y Roque Méndez, recientemente reconocido el segundo como víctima del Estado por el Gobierno de Lakua, y el atentado reivindicado por ETA que costó la vida en Azpeitia al agente Gregorio Posadas Zurrón.

Javier Aia Zulaika, acusado de ser uno de los asaltantes, realizó una entrevista a una revista francesa en la que relató su fuga y la del resto de compañeros. ‘Sud-Ouest’ amplió las noticias con la de una huelga de hambre de nueve presos políticos de la prisión de Basauri, simultánea a la del atraco a CAF, provocada por el castigo a José Orue por un supuesto intento de fuga. ‘The Guardian’, que centraba sus principales noticias en la muerte en huelga de hambre del preso del IRA Michael Goughan, citó a los asaltantes como «separatistas vascos» y puso el acento en los cientos de turistas retenidos en la frontera de Hendaia por el cerco policial.

¿Qué pasó con los acusados?

De entre los acusados del atraco, Labordeta saldría de prisión con la amnistía de 1977, refugiándose poco después en Ipar Euskal Herria, desde donde fue extraditado en 1987, saliendo en libertad poco después. Falleció en setiembre de 2013.

José Antonio Garmendia fue detenido, tres meses después del atraco a CAF, tras ser tiroteado en Donostia y recibir el «tiro de gracia». Sobrevivió con la salud muy mermada. Fue condenado a muerte en 1975 y su pena conmutada. Deportado a Noruega en 1977, volvió meses después.

Javier Aia Zulaika, que había salido de prisión unos meses antes del asalto a la CAF, tras ser detenido en 1967, se refugió en Ipar Euskal Herria de donde fue extraditado en abril de 1987. Falleció en 2001.

Félix Egia fue detenido en Madrid en julio de 1975 y herido de gravedad tras sufrir varios disparos. Salió amnistiado en 1977 y nuevamente fue detenido en 1983, quedando en libertad poco después.

José Manuel Pagoaga sufrió un atentado parapolicial en Donibane Lohizune en 1979 que le dejó prácticamente ciego.

Los trabajadores de CAF, por su parte, volvieron a retomar sus protestas por los bajos salarios y las condiciones laborales, saliendo a la huelga en aquel 1974, en los meses de setiembre y octubre, en sus dos factorías, la de Irun y la de Beasain.