Aclima, en colaboración con Neiker, analiza la oportunidad y viabilidad en Euskal Herria de un nuevo tipo de gestión agraria, en que los agricultores pueden contribuir a la lucha contra el cambio climático a través de prácticas que mejoren el suelo para almacenar carbono y reducir las emisiones.
En un mercado de carbono, hay empresas que pagan a otras empresas u organizaciones para que realicen actividades que compensen su huella de carbono, con lo que se busca impulsar un mercado verde, donde las empresas que más contaminan sean las que tengan que impulsar más iniciativas de compensación de carbono.
El denominado proyecto C02FARM impulsado por Aclima, según ha informado esta organización, pretende identificar las claves para el desarrollo de un mercado de «agricultura de carbono» en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, teniendo en cuenta que su superficie rural es muy amplia y comprende más del 90 % del territorio, lo que puede generar oportunidades.
Para Aclima, el modelo de gestión que implica la «agricultura de carbono» puede complementar los mecanismos de compensación de emisiones de la industria vasca y «ofrecer un marco de colaboración entre ambos sectores con potenciales beneficios para todas las partes».
El proyecto, que cuenta con financiación del Gobierno de Lakua, se alargará hasta diciembre de 2024 y entre las actuaciones contempladas, destaca el análisis de la demanda de compensación de los sectores con mayores emisiones de gases de efecto invernadero y el estudio de la oferta potencial de compensación del sector primario basada en la capacidad de captura de carbono del suelo.
«Neutralidad climática»
Según Aclima, la capacidad de capturar CO2 «convierte a la agricultura de carbono en una herramienta clave para lograr la neutralidad climática en Europa».
Según ha explicado, para lograr la neutralidad climática en 2050, la UE debe además de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, compensar las emisiones residuales mediante la absorción de carbono en la atmósfera.
Para el cluster vasco, la captura de carbono en suelos agrícolas «constituirá una parte importante del esfuerzo».
A su juicio, será clave en la implementación de actividades con dicho fin el nuevo Marco de Certificación de Eliminaciones de Carbono (CRCF), aprobado por el Parlamento Europeo y que se prevé adoptar formalmente como reglamento a finales de año.
«Monetizar» las absorciones
Aclima ha puesto de manifiesto que las absorciones de carbono certificadas «pueden monetizarse» y, por ejemplo, se pueden financiar proyectos de captura y eliminación para compensar emisiones a través del pago a agricultores por prácticas agrícolas sostenibles que integren la captura de carbono en el suelo.
Ello, según ha afirmado, permitirá la generación de nuevos modelos de negocio para los agricultores y silvicultores, además de generar beneficios para la biodiversidad.
El cluster vasco ha recordado que en la actualidad ya existe «un mercado voluntario de carbono» que permite a organizaciones públicas y privadas, empresas y ciudadanos compensar sus emisiones de CO2 como parte de su compromiso con la acción climática, pero en su seno se utilizan distintos esquemas de certificación y criterios.
Para Aclima, «contar con un marco estandarizado a nivel europeo permitiría consolidar y dar credibilidad a este mercado».
El clúster vasco ha señalado que según el último informe de Ecosystem Marketplace, en 2023, el valor total de las transacciones reportadas en el mercado voluntario de carbono alcanzó los 723 millones de dólares. Los compradores pagaron 6,53 dólares de media por tonelada de CO2 en créditos de carbono.