La inmediatez es un de las características de los tiempos que vivimos. Las redes sociales, la «obligación» de ser el primero en contar algo y la lucha por el clickbait son el pan nuestro de cada día.
En este contexto, el martes por la tarde se comenzó a difundir que Noam Chomsky había muerto. Lleva tiempo con la salud muy deteriorada y tiene una edad muy avanzada. De hecho, su muerte es algo que se prevé en la redacción de la mayoría de los medios.
Sin embargo, el martes Noam Chomsky no murió. A pesar de que numerosos medios de comunicación lo dieron por fallecido, no había notificación oficial del deceso por parte de su familia, ni del hospital en el que se encontraba ni de las autoridades brasileñas. Este hecho no fue obstáculo para que la falsa noticia corriese como la pólvora.
Los principales medios estadounidenses no informaron de la supuesta muerte de Chomsky, ni tampoco lo hizo el diario brasileño ‘Folha de Sao Paulo”, que fue quien dio a conocer que el intelectual había sido ingresado. Las personalidades que difundieron la hospitalización, como Bernie Sanders, no mencionaron en ningún momento que Chomsky hubiera fallecido. Los medios que difundieron la falsa muerte, sin embargo, lo hicieron sin citar a ninguna fuente de referencia.
Entre quienes otorgaron verosimilitud a la muerte de Chomsky, está Ignacio Ramonet, quien escribió un libro a cuatro manos con el lingüista. Horas después, en otro mensaje de X, Ramonet desmentía el fallecimiento, citando a la mujer de Chomsky.
El hospital informa de que le han dado de alta
Ya de madrugada en Euskal Herria, el hospital Beneficiencia Portuguesa de Sao Paulo emitía un comunicado en el que señalaba que Chomsky había sido de alta y que seguirá con el tratamiento en su domicilio.
El comunicado, firmado por el director ejecutivo del centro, Renato Vieira, y el cardiólogo Marcelo Sampaio, desmentía los rumores que se viralizaron sobre la supuesta muerte del intelectual.
Chomsky, de 95 años, estaba internado en ese hospital de la ciudad brasileña, donde se recuperaba de un accidente cerebrovascular masivo, un ictus, que sufrió el año pasado y que le ha provocado dificultades para hablar y para mover el lado derecho del cuerpo, según publicó hace unos días el diario ‘Folha de São Paulo’.
De acuerdo con este medio, la esposa del filósofo y lingüista, la brasileña Valeria Wasserman, decidió trasladarlo a esta ciudad por medio de un avión ambulancia para cambiar el tratamiento que recibía en EEUU y así acelerar su recuperación.
«Es falso, está bien», escribió Valeria Wasseman respondiendo a un correo de France Presse que intentaba confirmar lo sucedido, según relata esta agencia.
Y esto es todo. De momento.