Las cifras de las víctimas del horror que Israel está provocando en la Franja de Gaza no dejan de aumentar hasta convertir en rutina las matanzas diarias de decenas de personas. Además de las cifras de muertos, los nueve meses de asedio y bombardeos incesantes dejan a una población mutilada, con heridas físicas y psicológicas, y tratan además de destruir cualquier alternativa de futuro.
Pero incluso las cifras de exterminio conocidas hasta ahora–38.193 personas muertos y otras 10.000 que siguen desaparecidos bajo los escombros, el 75% mujeres y niños– son una pequeña parte del drama.
Un informe publicado por la revista médica británica ‘The Lancet’ predice que 186.000 palestinos van a morir, ya sea directa o indirectamente, por la actual agresión del ocupante israelí, incluso si esta terminara ahora.
La publicación incluye en su estudio los efectos indirectos de los conflictos armados sobre la salud, que se extienden más allá del daño directo causado directamente por las bombas o los disparos.
El informe subraya que la intensidad de este conflicto, la infraestructura sanitaria devastada, la grave escasez de alimentos, agua y alojamiento, la imposibilidad de que la población pueda trasladarse a lugares seguros y la pérdida de financiación de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa) multiplican el número de víctimas.
La revista científica calcula que en los conflictos recientes, «el número de muertes indirectas ha oscilado entre 3 y 15 veces el número de muertes directas», por lo que en el caso de Gaza podrían superarse las 186.000, prácticamente el 8% de la población total del enclave palestino.
Comparados los términos absolutos, sería como matar a toda la población de Donostia en nueve meses.
Incluso en el poco probable escenario del fin de la brutal ofensiva, las enfermedades reproductivas, enfermedades infecciosas y enfermedades no transmisibles seguirían causando muertos.
Así, los 87.828 heridos registrados hasta ahora engrosarán la cifra de víctimas mortales o de vidas en riesgo o mutiladas. Además, hay más de 20.000 pacientes que necesitan tratamiento urgente fuera de la Franja, y la hambruna y la escasez de agua potable han causado ya la muerte de al menos 34 niños gazatíes, muchos de ellos bebés, desde febrero. «Unos 400 niños en el norte de la Franja sufren complicaciones por desnutrición y seis de ellos se encuentran actualmente bajo seguimiento intensivo», recordó ayer Hosam abu Safiya, director del Hospital Kamal Adwan, ubicado en Beit Lahia.
El Ministerio de Sanidad indicó que «desde hace dos meses o más no ha entrado ninguna cantidad significativa de alimentos en la Franja».
‘The Lancet’ enfatizó la «necesidad de registrar la escala y la naturaleza del sufrimiento en este conflicto. «Documentar la verdadera escala es crucial para garantizar la responsabilidad histórica y reconocer el costo total de la guerra», añadió.
Además, reclamó un alto el fuego inmediato y urgente en la Franja de Gaza, «acompañado de medidas que permitan la distribución de suministros médicos, alimentos, agua potable y otros recursos para satisfacer las necesidades humanitarias básicas».
Fuertes ataques y desplazamientos en ciudad de Gaza
Ayer los bombardeos en distintas zonas de la ciudad de Gaza provocaron de nuevo decenas de víctimas y el éxodo hacia el oeste de cientos de familias que tuvieron que huir en la madrugada de los barrios de Tuffah, Daraj y Ciudad Vieja de la capital hacia el oeste.
El servicio de Defensa Civil relató que varias viviendas en el este de Tuffah fueron blanco deliberado de las bombas, que dejaron a las víctimas bajo los escombros. Sus equipos médicos relataron que veían a heridos tirados en el suelo a los que no podían llegar llegar ni podían llevarlos al hospital.
Las tropas israelíes también abrieron un intenso fuego en el sur y suroeste de la ciudad, donde el Ejército lanzó por la noche una incursión contra el barrio de Tal al-Hawa, con redadas contra distintos edificios de la zona industrial y universitaria, e intensos bombardeos contra el barrio occidental Rimal, a pesar de que la víspera había ordenado evacuar la zona oriental de la ciudad hacia a «refugios conocidos en el oeste», cuya ubicación no especificó.
Entre las zonas afectadas por estas contradictorias órdenes de evacuación se encuentran varias áreas residenciales que ya habían quedado arrasadas en los ataques israelíes de noviembre y diciembre del año pasado, pero a las que habían vuelto sus residentes tras el desplazamiento de los combates hacia el sur del territorio.
Entre las zonas atacadas, el Ejército sionista incluyó la sede de la Unrwa, organización que ha convertido en «objetivo militar» y en cuyas inmediaciones se produjo uno de los mayores desplazamientos de la zona.
Israel pide ahora a los gazatíes que se trasladen a la ciudad de Deir al-Balah, donde el fin de semana pasado también llevó a cabo fuertes ataques y donde la población se encuentra exhausta y aterrorizada tras nueve meses de huida constante.
Igualmente, continuó la operación que comenzó hace ya diez días el barrio de Shujaiya. También mató a decenas de personas en la ciudad de Yabalia, en el norte de Gaza, y en Rafah, en el sur.
El Ministerio de Salud de Gaza contabilizó ayer no menos de otros 40 muertos y 75 heridos.
El norte de la Franja se queda sin hospitales
Los habitantes del norte de la Franja Gaza se han quedado sin hospitales operativos que puedan atender a los miles de enfermos y heridos de la zona, a raíz de que el Ejército israelí ha intensificado sus operaciones en el área. Tanques del Ejército israelí se apostaron frente al Hospital Amigos del Paciente, en la ciudad de Gaza, donde el director del Hospital Indonesio anunció que el centro «ha declarado el estado de Código Rojo (emergencia extrema) tras recibir la señal de evacuar el Hospital Bautista» de la capital.
La diócesis de la Iglesia episcopal en Jerusalén confirmó que el Hospital Bautista al-Ahli, uno de los pocos que quedaban operativos en la zona, cerró tras recibir la orden de evacuación de las autoridades israelíes y añadió que una de sus ambulancias fue atacada ayer de camino al centro hospitalario. El domingo, sus inmediaciones fueron bombardeadas con drones antes de recibir la orden de «evacuar inmediatamente todos los edificios».
Netanyahu sigue saboteando la negociación
El Cairo y Doha viven una intensa actividad por parte de delegaciones de Egipto, Qatar y EEUU para negociar un acuerdo de alto el fuego en Gaza. El jefe de la CIA, William Burns, llegó ayer a El Cairo al frente del equipo estadounidense. En las reuniones también hay una delegación israelí integrada por funcionarios de todas las agencias involucradas, y el equipo mediador egipcio está también en contacto con la delegación de Hamas.
El líder del buró político de Hamas, Ismail Haniyeh, presentó a los mediadores una nueva propuesta el pasado miércoles con «nuevas ideas» para un acuerdo, que hicieron que Israel volviera a enviar una delegación, pero, a la vez, el primer ministro israelí mantiene la estrategia de utilizar las negociaciones para ganar tiempo y seguir con la agresión contra Gaza. El domingo, Benjamin Netanyahu publicó una lista con sus líneas rojas y, entre ellas, subrayó que cualquier acuerdo deberá «permitir a Israel reanudar los combates hasta que se hayan logrado todos los objetivos de la guerra», lo que choca con la reclamación de Hamas de que cualquier pacto debe garantizar un alto el fuego permanente.
La estrategia de Netanyahu se ve reforzada con la presión de los ministros ultras. El titular de Finanzas, Bezalel Smotrich, consideró ayer que una tregua representaría una «humillación» para Israel y reiteró que no la apoyarán. En tanto, multitudinarias manifestaciones exigen en Israel la aprobación de un acuerdo que permita la liberación de los cautivos. La plataforma que representa a los familiares de los prisioneros israelíes pidió ayer a Netanyahu que retrase su viaje previsto a Estados Unidos hasta lograr un pacto.
Por otro lado, Hamas advirtió de que los nuevos ataques del Ejército de Israel en la capital de Gaza pretenden sabotear las negociaciones. «Mientras Hamas ofrece flexibilidad y positividad para facilitar el logro de un acuerdo para detener la agresión sionista, Netanyahu está poniendo más obstáculos», criticó.