El Gobierno de Scholz reinterpreta el significado del triángulo rojo

En Alemania aumenta la represión de opiniones que defienden el amparo del derecho internacional al pueblo palestino frente a la «razón de Estado» que blinda a Israel. La ministra de Interior, declaró el triángulo rojo símbolo de Hamas y los extranjeros deben respetar la existencia de Israel.

(Michael KU | EUROPA PRESS)

La República Federal de Alemania vive una ola represiva en lo que se refiere a derechos básicos como la libertad de opinión, de manifestación y de investigación científica. Y eso que la neofascista Alternativa para Alemania (AfD) no ha llegado al poder en Berlín. A los ultras les está allanando el camino justamente el tripartito del canciller Olaf Scholz (SPD) con los Verdes ecologistas y el Partido Liberal-Democrático (FDP). A pesar de sus frecuentes peleas en el Ejecutivo, cuando se trata de blindar al Gobierno israelí de Benjamin Netanyahu los tres socios forman una piña.

En la campaña electoral para los comicios europeos, Scholz difundió el bulo de que Hamas había filmado supuestas violaciones de israelíes y que «todo el mundo había visto el material». Su ministra de Exteriores, Annalena Baerbock (Verdes), viaja frecuentemente a Oriente Próximo para evitar que los países agredidos por Tel Aviv entren en la escalada del conflicto. Así, ampara la estrategia militar de Netanyahu, sus socios de Gobierno y las Fuerzas Armadas israelíes.

Llamar «genocidio» a esa estrategia en Alemania puede tener consecuencias policiales y, por ende, penales, si las personas afectadas no recurren.

Es la primera vez desde la unificación alemana en 1990 que un Ejecutivo abre un amplio margen represivo para acallar cualquier voz -venga de donde venga- que cuestione el mensaje único según el cual Tel Aviv solo se está defendiendo al atacar a los autores de la masacre del 7 de octubre de 2023.

En esta lógica represiva, la ministra federal de Interior, Nancy Faeser (SPD), lleva la voz cantante. Después de haber ilegalizado a Hamas y a organizaciones afines, dijo en una entrevista que también prohibió el triángulo rojo por ser un símbolo de dicho grupo palestino. De hecho, Hamas usa el triángulo solo para indicar objetivos israelíes en los videos en que documenta sus ataques contra los ocupantes.

La líder de la oposición, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), indagó y descubrió que no existe ningún decreto gubernamental que valide dicha ilegalización.

Solidarios con la causa palestina argumentan que el triángulo se refiere a la parte roja de la bandera palestina. El debate se ha complicado un tanto más cuando la Student Coalition Berlin lo declaró «un símbolo histórico de la resistencia política contra el sistema nacionalsocialista alemán y sus campos de concentración». Acto seguido, el memorial de la Casa de Wannsee, donde en 1942 se acordó la «solución final» de los judíos europeos, protestó. «Es infame pretender tal continuidad del ángulo rojo de la cultura antifascista de la memoria con el triángulo del marcador de objetivos de Hamas», señaló al diario “Morgenpost” el historiador Eike Stegen.

De hecho, después de la derrota del nazismo en 1945, los presos políticos de ideología comunista y socialista eligieron el triángulo rojo para identificarse como tales ante la opinión pública alemana. Así, dieron otro significado al símbolo con el cual la SS les distinguió de presos comunes (verde), homosexuales (rosa), extranjeros (azul) y de los judíos con la estrella amarilla de David. Hoy en día, el triángulo rojo es considerado en Europa occidental un símbolo universal del antifascismo.

Ser considerado «antisemita» acaba con carreras y con subvenciones públicas que son tan necesarias ante la precariedad universitaria. En este ámbito entró en acción la ministra federal de Educación, Bettina Stark-Watzinger (FDP). Su Ministerio elaboró una lista con los cientos de docentes universitarios firmantes de una carta abierta en la que pedían el diálogo con los estudiantes que ocupan los campus en lugar de enviar a la Policía. Dado que su departamento jurídico no vio indicios para incriminarlos, la cúpula del Ministerio apostó por cortar las subvenciones. La actitud contradice la Constitución, que protege la libertad científica.

La correspondencia interna al respecto fue filtrada a la prensa. La ministro liberal niega cualquier conocimiento y responsabiliza a su secretaria de Estado, Sabine Döring, que ha sido despedida. Ahora batalla ante la Justicia por su derecho a poder contar libremente su versión de los hechos.

Mientras tanto, en el Estado federado de Sajonia Anhalt, los extranjeros que aspiran a la ciudadanía alemana tienen que reconocer el derecho a existir de Israel desde noviembre pasado. La medida es legalmente dudosa porque el land carece de dicha competencia, que es estatal.