Había una expectación máxima en la Casa Blanca para oír el primer discurso de Kamala Harris después de que Joe Biden pusiera fin a su candidatura a la reelección. Subió al podio y comenzó reflexionando sobre el legado de Biden, «inigualable en la historia moderna», provocando el aplauso de los asistentes. Todo fueron flores para pontificar sobre un mandato que «ya ha superado el legado de la mayoría de los presidentes que han cumplido dos». Nada dijo sobre sus planes para la campaña recién lanzada. Mientras tanto, la maquinaría demócrata en todo el país funcionaba a todo gas, llamando a formar filas detrás de la vicepresidenta.
Por momentos, su discurso pareció meloso y empalagó a los analistas. «Conocí al presidente Biden por primera vez a través de su hijo Beau. Trabajamos juntos como fiscales generales en nuestros estados. Las cualidades que Beau veneraba en su padre son las mismas que he visto todos los días en nuestro presidente: honestidad, integridad, compromiso con su fe y su familia, gran corazón y amor, profundo amor por nuestro país. Y soy testigo de primera mano de que todos los días lucha por el pueblo estadounidense, y estamos profundamente agradecidos por su servicio».
Posibles contendientes
Es posible que se escuchara algo más, y con más poso, por parte de Harris mas tarde, cuando estaba previsto que visitara el cuartel general de su campaña en Wilmington, Delaware, para saludar al personal que ahora trabajará para ayudarle a conseguir primero la nominación demócrata y luego la victoria contra Donald Trump. Mientras tanto, un tsunami coreografiado de apoyos públicos de personalidades muy relevantes se desató, en un proceso que, según varios analistas, tomará la forma de una coronación casi monárquica y no un ejercicio abierto de nominación en la próxima convención demócrata.
Así, la presidenta emérita de la Cámara de Representantes, congresista y poder fáctico del Partido Demócrata, Nancy Pelosi, respaldó a Kamala Harris como candidata presidencial. Pelosi había desempeñado un papel decisivo a la hora de persuadir a Joe Biden para que se apartara de la reelección, según numerosos informes publicados. Pero después de que el presidente de EEUU anunciara que completaría su mandato en la Casa Blanca pero no encabezaría la lista de noviembre, y respaldara a Harris, Pelosi no hizo lo mismo. Sin embargo, menos de 24 horas después hizo público su «apoyo entusiasta».
Quizá más determinantes sean los apoyos explícitos de posibles contendientes como Gretchen Whitmer, gobernadora de Michigan y una de las principales sucesoras potenciales de Biden, y de JB Pritzker, gobernador de Illinois. Whitmer, considerada una estrella demócrata en ascenso, respalda ya a Harris y algunos se preguntan si podría querer ser su compañera de fórmula electoral en el puesto número dos, de vicepresidenta.
«Estoy orgulloso de respaldar a la vicepresidenta Kamala Harris para la presidencia de EEUU», señaló Pritzker, sumándose a las adhesiones públicas. «Desde que lancé mi primera campaña para gobernador en 2017, he dejado clara la absoluta necesidad de vencer a Donald Trump en las urnas. Trump es un delincuente zconvicto, culpable de agresión sexual y un verdadero mentiroso congénito. Es un hombre totalmente inadecuado para el cargo de presidente, tanto en carácter como en temperamento. Debemos derrotarlo a él y a sus aliados MAGA a todos los niveles».
El que paga, decide
Según informó la agencia Associated Press, más de 700 delegados han anunciado que apoyarán a la vicepresidenta Harris en la convención demócrata del próximo mes, más de un tercio de los delegados que necesita para ser nominada. Las reglas internas del Comité Nacional Demócrata establecen que son necesarios 1.976 delegados para ganar la nominación del partido.
Mención especial merece la posición que están tomando los principales patrocinadores demócratas, los donantes, los que ponen el dinero. En medio de una avalancha de donaciones que bate récords, la mayoría ya respaldan a Harris, pero otros se niegan deliberadamente a hacerlo y advierten contra la «coronación».
Harris es la «persona adecuada en el momento adecuado» y está bien posicionada para «contraatacar» a Donald Trump, según Reid Hoffman, el multimillonario cofundador de LinkedIn. Alexander Soros, hijo del financiero y filántropo George Soros, le describe como «la mejor y más calificada candidata que tenemos».
Pero Reed Hastings, cofundador de Netflix y megadonante, que se encontraba entre los que instaron al presidente a dimitir, solo manifiesta que los delegados del partido «necesitan elegir un ganador de un estado indeciso».
Por su parte, el empresario e inversor Vinod Khosla, va más allá. «Quiero un proceso abierto en la convención y no una coronación», escribió en X. «La clave sigue siendo quién puede vencer mejor a Trump por encima de todas las demás prioridades».
Las lunas de miel llegan a su fin, y esta también. “The New York Times” publicó un artículo que analiza las encuestas que se han realizado sobre la popularidad de Harris, para determinar cómo le irá entre los votantes. Y el resultado no es nada positivo.
Las encuestas no le van bien
La mayoría de los votantes tienen, desde hace tiempo, una opinión desfavorable de ella. Está por detrás de Trump en casi todas los sondeos realizados y en el más reciente de Pensilvania, solo el 42% de los votantes probables veían de forma fzavorablemente a Harris, muy por debajo del 51% que mostraba una opinión favorable de Biden en el estado antes de las elecciones de 2020.
Con estos números, la pugna Harris-Trump no se parece a las elecciones de 2020, cuando Biden prevaleció como moderado que agradó a la mayoría de votantes. Se parece más a la contienda Biden-Trump de antes del debate, cuando el magnate republicano lideraba por estrecho margen y parecía que sería decidida por quienes no les gustan ambos candidatos: los llamados «dobles enemigos».
«El mayor fallo del Servicio Secreto en décadas»
La jefa del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, testificó ayer ante la Comisión de Supervisión y Responsabilidad de la Cámara de Representantes en relación al atentado contra el expresidente Donald Trump en un acto de campaña en Pensilvania y asumió su responsabilidad ante el que consideró como «el fallo operativo más significativo» de la agencia en décadas.
Era su primera aparición ante los legisladores desde el tiroteo del 13 de julio. Los disparos realizados por Thomas Matthew Crooks desde un edifico cercano mataron a un asistente al mitin de Trump, provocaron heridas críticas a otros dos y alcanzaron en una oreja al expresidente. «El 13 de julio fracasamos», expresó Kimberly Cheatle ante la Comisión de Supervisión y Responsabilidad, cuyos miembros expresaron su enfado por cómo el atacante pudo acercarse tanto al candidato presidencial republicano cuando se suponía que debía estar cuidadosamente vigilado.
El Servicio Secreto reconoció que años antes rechazó algunas solicitudes de la campaña de Trump para aumentar la seguridad en sus eventos. Un funcionario de la agencia reveló a la cadena NBC News que las solicitudes de más personal y recursos para la seguridad del expresidente no se pudieron satisfacer completamente por escasez de fondos.
Varios legisladores republicanos pidieron la dimisión de Cheatle, aunque el Servicio Secreto dice que ella no tiene intención de dimitir y que, hasta el momento, conserva el apoyo del presidente, Joe Biden.
El atentado contra Donald Trump fue el intento más grave de matar a un presidente o candidato presidencial desde que le dispararon a Ronald Reagan en 1981, hiriéndole gravemente.
Fue el más reciente de una serie de fallos de seguridad de la agencia, que ha generado investigaciones y escrutinio público a lo largo de los años.