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El extremo calor agrava la emergencia humanitaria de los refugiados saharauis

Desde el mes de julio, las temperaturas no bajan de los 45 grados en los campamentos saharauis, en el desierto argelino, lo que agrava la emergencia humanitaria de las ya precarias condiciones de vida de los refugiados, ha alertado la Media Luna Roja saharaui.

Desde el mes de julio, las temperaturas no bajan de los 45 grados en los campamentos saharauis.
Desde el mes de julio, las temperaturas no bajan de los 45 grados en los campamentos saharauis. (Europa Press)

«Este verano hemos registrado un aumento de los casos de gente que acude a centros médicos por golpes de calor, especialmente los niños» detalla a la agencia Efe Mariam Salma, coordinadora de organización en el campamento de Smara. «Las cantidades de agua distribuidas no son suficientes, porque el consumo en verano aumenta considerablemente. Esto agrava la situación que vivimos en los campamentos marcada por una reducción importante de la canasta básica y los servicios esenciales», ha añadido Mariam.

Solo en este verano, tres olas de calor extremo de larga duración han impactado en la región argelina de Tinduf, donde se establecieron los campamentos hace 50 años y cuya población siente cada año una climatología más adversa.

Los saharauis de los campamentos cambian sus horarios y se autoimponen toques de queda a partir de las 11:00 además de limitar los movimientos, especialmente de la población más vulnerable.

La mayoría de los trabajadores empiezan su jornada más temprano y solo retoman cierta actividad por las noches, aunque el bochorno persiste y muchas familias eligen dormir en sus patios.

Debido a la baja potencia de la electricidad y a que la mayoría de los techos de zinc de las casas provocan un efecto invernadero, las familias que pueden buscan refugio fuera de los campamentos. La mayor parte de ellos lo hace alquilando casas en la vecina ciudad argelina de Tinduf, donde consiguen mejor potencia eléctrica para los climatizadores y agua corriente.

«Soy ya una anciana, tengo diabetes y ya no soporto el calor extremo, he vivido desde muy joven en los campamentos donde me instalé cuando huí de mi casa en El Aaiún ocupado, pero últimamente ya no puedo, por eso alquilo en Tinduf desde junio hasta octubre», cuenta Zarga Mulay.

Sin embargo, los precios de alquiler en esta ciudad argelina son inaccesibles para la mayoría de los refugiados. «Es un disparate», exclama Zarga, que puede costearlo por la ayuda de su hijo que trabaja en el Estado español. «Pero la mayoría de familias no tienen ningún ingreso», asegura.

Mauritania y el Estado español son otros dos destinos de familias saharauis. Quienes tienen documentos españoles viajan a la otra orilla del Mediterráneo, mientras que otros se desplazan a la ciudad costera mauritana de Nouadhibou, donde vive una importante comunidad saharaui.

Tinduf, situada en el desierto argelino, siempre ha registrado temperaturas extremas pero en los últimos años está marcando récords. «El calor es cada vez más insoportable», reconoce Bulahi Said, un joven saharaui residente en el campamento de El Aaiún que muestra una foto del termómetro de su coche con 52 grados.

Los campamentos de población refugiada saharaui, cercanos a la ciudad argelina de Tinduf, se establecieron en 1975 cuando irrumpió el conflicto en el Sahara Occidental, y hoy es uno de los asentamientos más prolongados de refugiados, cuyos residentes dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir.

El consorcio de ONGs internacionales presentes en campamentos alertó el pasado mes de mayo sobre el «continuo deterioro» de la situación humanitaria que las 173.000 personas saharauis refugiadas en territorio argelino.