Una marea humana sale a la calle en Madrid bajo un solo grito: «¡Bajemos los alquileres!»
Más de 150.000 personas, según los organizadores, han marchado por el centro madrileño reclamando un cambio drástico de guion en la política de vivienda y prometiendo una huelga de alquileres. Una manifestación histórica, sin incidentes y con mucha presencia de jóvenes.

Otra jornada histórica para el movimiento social de los inquilinos y los colectivos organizados por los derechos en torno a la vivienda. Finalmente, una masiva marcha ha tenido lugar en Madrid. La primera vez que este asunto concreto es el eje de una convocatoria tan importante y que es secundada por decenas de miles de personas.
Había ocurrido ya en los últimos meses en Canarias, Palma, Málaga y Barcelona. Era el turno de la capital del Estado, donde el eco mediático suele tronar con más fuerza e impactar de lleno en la conversación política. El Sindicato de Inquilinos de Madrid desde hace más de un mes tenía previsto para el mediodía de este domingo esta gran movilización, que ocurre en un momento en que el asunto de la vivienda viene resonando como nunca desde la gran crisis en los medios de comunicación y en el Congreso (en buena parte gracias al activismo de los sindicatos).
La Delegación del Gobierno en Madrid ha informado que cifra en 22.000 personas los participantes. NAIZ ha estado presente de punta a punta (desde el inicio, en la estación de Atocha, hasta el final, en la plaza del Callao, y todo su recorrido, por el Paseo del Prado, la glorieta de Cibeles y la Gran Vía) y es difícil considerar como un dato correcto esa estimación, ya que se está hablando de casi tres kilómetros en los que durante algún momento ha estado casi toda la extensión con gente en el recorrido.
El Sindicato de Inquilinos ha calculado que han sido más de 150.000 asistentes, los que desde las 12.00 se han congregado en las inmediaciones de la estación de tren más concurrida del Estado español. Con cánticos y sin incidentes en ningún momento, y con una predominancia de público joven, la marcha se ha prolongado por más casi tres horas.
Lo que sí ha ocurrido es el enfado de algunos conductores de vehículos, de buses públicos y turísticos que se veían absolutamente sitiados e inmóviles ante la masividad de la manifestación y que se sentían atrapados sin sentido porque la Delegación había infravalorado la movilización.
Un miembro de la Policía española ha explicado a NAIZ que era evidente que la marcha sería multitudinaria, y ha señalado que la Delegación decidió no cerrar toda la calle del Paseo del Prado, lo que ha provocado que un solo carril no sea suficiente para contener a la gran cantidad de personas.
Al frente de la marcha ha estado el sindicato con una pancarta gigante que decía ‘Bajemos los precios, a por una huelga de alquileres’. También ha habido grupos de sindicatos de la periferia sur de Madrid (el antes llamado ‘cinturón rojo’) y muchos de los ‘bloques en lucha’, como los activistas de inquilinos llaman a las fincas que están organizadas y batallando contra fondos buitre o grandes propietarios que quieren echarlos o subir astronómicamente los precios.
También ha habido sectores con presencia de partidos, entre los que han destacado Podemos (allí han estado sus líderes Ione Belarra e Irene Montero), Izquierda Unida, el PCE, Izquierda Revolucionaria, y ha habido militantes de los sindicatos CCOO, UGT, CNT y CGT.
Uno de los momentos más entusiastas ha sido cuando unos activistas han logrado entrar al Palacio de Cibeles (sede principal del Ayuntamiento de Madrid) y desde la terraza al aire libre (la sexta planta) han lanzado una bandera gigante que apenas ha podido desplegarse porque al instante han llegado guardias a echar a los activistas y les han obligado a recoger la bandera. Los miles que los observaban desde la calle los han vitoreado y aplaudido.
«Acabar con el sistema rentista»
Frente a la sede municipal, la plataforma STOP Desahucios ha leído un documento en el que se ha pedido que «los rentistas, propietarios y desokupas dejen de robar el futuro». Además, ha recordado que la vivienda «es un derecho y no un negocio» y ha acusado a los «partidos progresistas» de ser «cómplices de los rentistas».
Si bien ha habido participantes de todas las edades, la concurrencia de gente menos de 40 años ha sido notable. «Venimos aquí para acabar con el sistema rentista y parasitario, cansados que nos quiten el futuro. Los jóvenes también nos organizamos y nos movilizamos, aunque haya un prejuicio que estamos desmovilizados. Esa falsa competición que se plantea entre lo virtual y lo material es una tontería», ha indicado Carlos a NAIZ. Es activista del think-tank Ideas en Guerra, cuya pancarta rezaba ‘Ama a tu barrio, odia a los rentistas’ y cantaban ‘¡Ana, Rosa, rentista y asquerosa!’.
Aplaudiendo y caminando sola entre la multitud estaba Lorena, una joven gallega de 31 años, que hasta hace dos años vivía en la periferia de A Coruña y llegó a Madrid por razones laborales de su pareja. «Yo no soy de ‘manis’, no suelo venir, pero creo que esta vez era necesario. No puedo creer lo que está pasando aquí en Madrid con los precios».
En la acera, a pocos metros del Museo del Prado, estaba una familia con un bebé de 11 meses. Entre el carro para el niño y demás bolsas, Javier y Carolina aplaudían expectantes y observaban la marea humana delante de sus ojos. «Nunca venimos a ‘manis’, es mi primera de hecho», ha señalado él, oriundo de València. «Hemos comprado por suerte una casa, pero venimos de vivir de alquiler en alquiler y lo del problema de la vivienda es tema de sobremesa con nuestros amigos todo el tiempo. Hoy hemos sentido que había que venir», ha explicado.
«Yo había ido a la del 8M y pocas más», ha añadido Carolina, de 32 años, mientras alzaba al bebé. «Pudimos comprar un piso hipotecado, pero porque mi padre nos ha ayudado. La gente lo está pasando mal y algo hay que hacer», ha recalcado.
Sobre el final de la marcha, José, un activista del Sindicato de Inquilinos, ha dado cuenta de la dimensión que está cogiendo el colectivo en la capital del Estado. Él está involucrado en un ‘bloque en lucha’ del barrio de Delicias. Hace un año comenzó a ser militante activo, pagando cuota mensual y teniendo dos reuniones semanales. La finca que tiene a cargo de coordinar ha sido adquirida, no por un fondo buitre, pero sí por una firma de multipropiedades que quiere subir los precios.
«Nosotros vamos a las fincas y tratamos de ayudar a la organización de los vecinos, no como borregos, sino para que conozcan sus derechos y tratar de ayudar a que resistan», ha explicado. Actualmente, el sindicato tiene más de 1.000 militantes activos en la Comunidad de Madrid y su experiencia viene de «organización madre», como la llaman, que es el Sindicat de Llogateres de Catalunya. Este domingo, como se preveía, se han apuntado una jornada histórica en su haber.
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