
En paralelo a la destrucción de cualquier edificio palestino –viviendas, hospitales, escuelas, universidades, mezquitas, saneamiento...– que está llevando a cabo en Gaza, Israel prevé mantener bajo su control tanto el ampliado y repavimentado corredor Netzarim –una carretera de 6,5 kilómetros de ancho y 9 de largo que corta la Franja en dos mitades al sur de ciudad de Gaza–, así como el corredor Filadelfia, el área divisoria de 14 kilómetros de longitud que separa Gaza de Egipto.
Según el diario israelí “Haaretz”, a ambos lados del corredor Filadelfia, el Ejército ha destruido y dejado a ras de suelo cualquier estructura en un perímetro de entre uno y tres kilómetros de ancho. En Netzarim, las tropas «están trabajando para ampliarlo aún más». A ambos lados de esta cicatriz que vuelve a dividir Gaza –donde Israel ha levantado torretas de observación– ya existen asentamientos «con amplias carreteras que conducen hasta ellos, y que podrían albergar a un número considerable de tropas durante un período prolongado», detalla el periódico.
Además, imágenes de satélite muestran cómo el Ejército israelí ha arrasado cualquier estructura creando una extensa «zona de amortiguación» de 1,5 kilómetros de ancho a lo largo de la valla que cerca la Franja. El siguiente paso que sugieren las imágenes satelitales es forjar un tercer corredor a la altura del kibutz Kissufim (sur), al este de Jan Yunis.
Una investigación de AlJazeera de finales de mayo reveló que, en conjunto, el corredor Netzarim y la nueva zona de amortiguación» equivalían entonces a la toma por Israel del 32% de la Franja de Gaza. Y ambas han seguido creciendo.
Con la creación de estas vías y zonas de «amortiguación», Israel seccionaría Gaza a tres alturas, lo que le permitiría controlar el movimiento de la población palestina o incluso ocuparla totalmente
«Por lo que se ve sobre el terreno, las Fuerzas de Defensa de Israel no abandonarán Gaza antes de 2026», indicó al diario un oficial de una de las brigadas que combaten en Gaza, dando a entender que podría ser más tarde.
«Cuando se ven las carreteras que se están pavimentando aquí, está claro que no están destinadas a maniobras terrestres ni a incursiones de las tropas [...]. Estas carreteras conducen, entre otros, a los lugares donde se eliminaron algunos de los asentamientos», explica en referencia a las 21 colonias judías que existían en Gaza hasta 2005.
La operación militar coincide con los planes de los colonos israelíes para volver a ocupar el territorio palestino con el argumento de que se lo dio su dios. La líder colona Daniela Weiss está impulsando esta ocupación, para la que dice que miles de judíos ya han pedido su parcela en Gaza, sobre todo en primera línea de playa.
Las inútiles palabras de EEUU Los planes israelíes contrastan con las declaraciones del secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, que ayer afirmó que Israel ha cumplido sus objetivos en cuanto al descabezamiento de Hamas y a evitar que reproduzca un ataque como el del 7 de octubre de 2023, así que «éste debería ser el momento de poner fin a la guerra» si se consigue sacar a los prisioneros israelíes. Blinken pidió, además, «pausas reales» en los ataques israelíes en amplias zonas de Gaza, para facilitar la entrada de ayuda.
Pero las declaraciones de EEUU hace tiempo que no tienen ningún valor para cambiar la estrategia israelí. El martes acabó el plazo de un mes que dio Washington, no ya para poner fin a la agresión a Gaza, sino para «mejorar la entrada de ayuda humanitaria» bajo la insinuación de retirarle cierto apoyo militar.
Nada ha cambiado. El desprecio a las más tibias peticiones estadounidenses no tiene consecuencias, como ocurrió con la petición para que no lanzara la ofensiva sobre Rafah, en el sur de la Franja. Hoy, la ciudad que fue refugio de más de un millón de personas, está también devastada.
Biden, cuyo mandato termina en enero, ha apoyado firmemente a Israel en más de un año en el que los muertos pueden superar los 180.000.
De hecho, el Gobierno estadounidense concluyó el miércoles que Israel no estaba bloqueando la ayuda a Gaza y, por lo tanto, no estaba violando la ley estadounidense que vincula el apoyo militar a un país a ciertas normas de derechos humanos.

Sin embargo, la ONU, y ocho grupos internacionales de ayuda de forma conjunta, confirmaron que Israel sigue bloqueando y obstaculizando la entrada de alimentos y suministros básicos en el territorio palestino, provocando, además un riesgo de hambruna inminente a cientos de miles de personas, insistiendo en que la situación en el enclave está «peor que nunca».
La secretaria general adjunta de Asuntos Humanitarios de la ONU, Joyce Msuya, afirmó ante el Consejo de Seguridad que «la crueldad diaria que vemos en Gaza parece no tener límites», y describió cómo los soldados israelíes desplazan a la fuerza a la población o les impiden acceder a la ayuda humanitaria.
Igualmente, la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) denunció que en el último mes todos los intentos por entregar ayuda humanitaria en las zonas asediadas por el Ejército israelí en el norte de Gaza fueron denegados o impedidos.
Crímenes
La secretaria general adjunta de Asuntos Humanitarios de la ONU, Joyce Msuya, denunció que los civiles en Gaza han sido deshumanizados y despojados de su dignidad, y confirmó que Israel bloquea la entrada de ayuda en el norte. «Estamos siendo testigos de actos que recuerdan a los crímenes internacionales más graves», alertó.
Más muertos
Al menos 18 palestinos murieron ayer a lo largo del enclave en diferentes bombardeos y ataques de artillería israelíes, entre ellos un niño en otro bombardeo contra las tiendas de desplazados de la denominada «zona humanitaria de Al-Mawasi».
Hizbulah ataca el cuartel general del Ejército israelí
Hizbulah aseguró que atacó por primera vez el cuartel general de las Fuerzas Armadas de Israel, situado en el barrio de Hakiria, en Tel Aviv, con drones y misiles balísticos que «han dado con el objetivo de forma certera». De acuerdo con la milicia, en el lugar se encuentran la sede del Ministerio de Guerra, el Comité de Estado Mayor israelí, la sala de Gestión de Guerra y el Comando de Monitoreo y Control de Guerra de la Fuerza Aérea».
Hizbulah reclamó, además, la autoría de otro ataque perpetrado con varios proyectiles contra una base militar israelí situada en la localidad de Hunin, en el norte de Israel, base del cuartel general del batallón Ramim. También afirmó haber atacado la base de Amos, que se encuentra a 5 kilómetros de la frontera con Líbano
El grupo enmarcó los ataques en la operación de respuesta a los bombardeos masivos de Israel contra territorio libanés y a la muerte de altos cargos de la formación, entre ellos Hassan Nasrallah.
Más de 3.300 personas han muerto en Líbano, entre ellas más de 200 niños, desde octubre de 2023, aunque gran parte de estas muertes se han producido desde el inicio de la campaña de bombardeos masiva israelí a finales de septiembre.
A su vez, el Ejército israelí reconoció la muerte de seis soldados en el sur de Líbano, el número más elevado en un solo ataque desde el 30 septiembre.
En los ataques israelíes, el martes murieron al menos 78 personas y otras 122 resultaron heridas, sobre todo en el sur y el este del país. Ayer el Ejército israelí mató a otras dos personas en un nuevo bombardeo perpetrado contra la localidad libanesa de Aramún, al sur de Beirut, y bombardeó de muevo los suburbios al sur de la capital después de ordenar la evacuación de varios edificios de la zona.
Por otra parte, el Ejército israelí anunció la muerte de otros cuatro comandantes de Hizbulah en diversos ataques llevados a cabo desde octubre.

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