ERC, EH Bildu y BNG han llegado este lunes a un compromiso del Gobierno español para prorrogar un año más el impuesto a las empresas energéticas, tras una sesión muy confusa en la comisión del Congreso. Ello supone que el Ejecutivo Sánchez ha alcanzado dos pactos distintos (uno con el ala izquierda de sus socios y otro con el de derecha), lo que crea un dilema que tendrá que decantarse hacia un lado u otro.

Las formaciones soberanistas han acordado con el Gobierno español la presentación de un Real Decreto Ley para prorrogar durante todo el año 2025 el impuesto a las energéticas.

En un comunicado emitido pasadas las 23.00 de este lunes, han explicado que el acuerdo es fruto de la negociación que los tres partidos han mantenido durante la tramitación de la Ley de Impuesto Mínimo a las Multinacionales, «partiendo de la posición firme de no renunciar a los impuestos a la banca y las energéticas. Los partidos han estado negociando hasta la última hora de este lunes y han acordado con el Gobierno presentar un Real Decreto Ley para prorrogar un año más el impuesto a las energéticas».

El acuerdo recoge el compromiso para aprobar el impuesto a la banca en su tramitación en el Pleno del Congreso del jueves, aumentando el tramo más alto en el impuesto, dirigiendo toda la recaudación a las comunidades autónomas y concertado con las haciendas forales de la CAV y Nafarroa. Las tres fuerzas conminan al Gobierno a buscar los apoyos necesarios para sacar adelante la prórroga.

Cambio de guion

Anteriormente, el Gobierno español había dado por agotado el impuesto a las empresas energéticas. Lo anunció mediante un acuerdo PSOE-PNV en el que también estaba alineado Junts, los dos socios de derechas del Ejecutivo Sánchez, decantados hacia las exigencias y chantajes de los responsables de estas empresas, con Josu Jon Imaz (Repsol) como figura destacada.

El PNV había presionado a las fuerzas soberanistas para que dieran su apoyo a la reforma fiscal sin que recogiera este impuesto a las energéticas, pero estas no han dado su brazo a torcer, por lo que ese acuerdo no contaba con mayoría en el Pleno.

Así se ha ido constatando en el transcurso de la comisión de este lunes, en el que Oskar Matute (EH Bildu) ha recalcado que su grupo «nunca actuará al dictado de las energéticas», en clara alusión al PNV.

Habrá que ver si este nuevo pacto anunciado en la noche del martes y que no supone el fin del impuesto a las energéticas sino su extensión durante un año consigue o no alcanzar mayoría, para lo que tendrían que sumarse PNV y Junts en el pleno del jueves. La inclusión de la concertación con las haciendas vascas es un criterio que ha defendido el grupo jeltzale.

La comisión ha concluido en torno a la 1.00 de la madrugada tras ocho horas de debate interrumpido por las negociaciones. El PP ha mostrado su malestar por lo que entiende como «secuestro de la comisión», afirmando que el tiempo de los recesos ha sumado unas cuatro horas.

El portavoz del PNV, Aitor Esteban, lo ha valorado así en redes:

Que la comisión en la que se está decidiendo el futuro fiscal del Estado esté parada 3 horas y se retome a las 23:00 es una muestra más del juego corto de algunos y del desorden de esta legislatura.

— AITOR ESTEBAN (@AITOR_ESTEBAN) November 18, 2024

Salvado la cuestión de las multinacionales

Entrada ya la madrugada, la Comisión de Hacienda del Congreso ha aprobado el proyecto de ley que incluye un nuevo impuesto mínimo global del 15% a las empresas multinacionales, pero sin incluir la permanencia de los gravámenes a banca y energéticas, que quedan pendientes de definición.

Esta cuestión era la más perentoria puesto que la Unión Europea amenazaba con una fuerte multa al Estado español si no se procedía a la reforma. Y la situación se había complicado al insertarse en el mismo debate las cuestiones que enfrentan a las dos alas de socios del Gobierno.

La ley ha salido adelante con el apoyo de PSOE, Sumar, PNV, Junts, ERC, Bildu y BNG y el voto en contra de PP y Vox. El jueves se debatirá en el Pleno de la Cámara Baja, habrá que ver si también solo con la cuestión de las multinacionales o también con las de las energéticas y la banca.