Jon Altuna, responsable de comunicación del sindicato de transportistas autónomos Hiru, considera que el sector del transporte ha ido perdiendo atractivo en los últimos años, sobre todo porque su rentabilidad económica ha ido disminuyendo por múltiples factores, como la reducción de los márgenes impuesta por las grandes compañías multinacionales o la actuación de las instituciones públicas en temas como fiscalidad o peajes.
«Hace unos años, el oficio de transportista tenía su atractivo porque, a pesar de su dureza y sacrificio, podía reportar un importante rendimiento económico. Pero en los últimos años, todo esto ha ido cambiando, las condiciones han ido empeorando, la presión ha ido aumentando, y en estos momentos los autónomos estamos en una situación muy precaria, por lo que no hay relevo generacional. Antes, el negocio se traspasaba de padres a hijos, pero eso ya se ha acabado», asegura Altuna.
Actualmente, de los 800 profesionales que integran el sindicato Hiru, más del 90% superan los 50 años, algo que repercute en la propia seguridad. En palabras del responsable de comunicación de Hiru, «a partir de esa edad se pierden los reflejos y cualquier despiste puede ocasionar un accidente grave, teniendo en cuenta que llevan 40 toneladas bajo su responsabilidad».
Los datos reflejan que los accidentes en la carretera están a la orden del día. «En los últimos años, llevamos una media de un transportista muerto cada mes en Euskal Herria. Esto es una barbaridad», subraya Altuna, quien recuerda también la alta incidencia de infartos entre los transportistas, que muchas veces son el origen de los accidentes.
Es por ello que Hiru lleva años solicitando que se reconozca el derecho de los transportistas a jubilarse a los 60 años, tal y como sucede en otros sectores. Para ello, es indispensable fijar los coeficientes reductores que posibiliten la jubilación anticipada. Sin embargo, las resoluciones adoptadas por las instituciones estatales no avanzan y se quedan en recomendaciones.
El portavoz de Hiru admite que existe gran demanda de profesionales en el sector, pero insiste en que no es posible trabajar «a esas edades y en esas condiciones». Es por ello que aboga por dignificar las condiciones de trabajo para hacer que el oficio sea atractivo para los jóvenes. Apuesta también por mejorar los planes de formación, ya que en el caso de los autónomos. el trabajo no se reduce a conducir un camión, sino a la búsqueda de clientes y a las labores administrativas.