Daniel   Galvalizi
Periodista

Mensajes crípticos y taifas en conflicto: retazos del 41 Congreso del PSOE

Los tres días en Sevilla han dejado varios avisos y lecciones y han trazado la línea a los leales y a los que no son vistos como tales, con ministros bendecidos y ninguneados. Castilla y León, Andalucía, Madrid y Aragón, los incendios que apagar para el PSOE a nivel territorial.

Pedro Sánchez, encumbrado por cuarta vez y más fuerte que nunca en el PSOE, hace un guiño a la cámara al final del congreso de Sevilla.
Pedro Sánchez, encumbrado por cuarta vez y más fuerte que nunca en el PSOE, hace un guiño a la cámara al final del congreso de Sevilla. (Francisco J. Olmo | Europa Press)

Pedro Sánchez es el líder indiscutido del PSOE y se lleva consigo el récord de tener cuatro reelecciones consecutivas, algo solo superado por Felipe González. Delegados e invitados de todos los rincones del Estado español se acercaron a Sevilla el viernes pasado para delimitar la nueva hoja de ruta ideológica y aprobar a las nuevas autoridades.

Pero además de ello, que era lo esperable, este Congreso Federal permite tomar nota del sistema de premios y castigos que emana de la cúspide, de la construcción de poder por venir y de los retos territoriales por delante (razón principal por la cual se anticipó varios meses la realización del cónclave: poner en marcha las renovaciones regionales).

La primera impresión que queda plasmada es que el líder del partido y su núcleo duro siguen apostando, y cada vez más, a la polarización con las derechas. Su mención era constante y la dialéctica en espejo con el PP no tenía respiro.

Sea en los discursos, en los corrillos con periodistas, en los Ágoras (metáfora sofisticada que Ferraz creó para las tertulias que entretenían a los delegados) o en los «canutazos» de la entrada, el PP y lo que hacía o dejaba de hacer estaba siempre presente. Santos Cerdán, el navarro revalidado como número 3, lo dejó saber en su discurso principal del domingo y en su apertura del viernes: «Ya les gustaría a otros tener un congreso como éste. Ellos hace nueve años que no hacen congreso».

En discursos, corrillos, Ágoras o «canutazos», lo que el PP hacía o dejaba de hacer siempre ha estado presente; el PSOE apuesta por la polarización

 

Si Sánchez quisiera emular a Luis XIV bien podría decir «el partido soy yo». Todos los cambios y la composición de la Comisión Ejecutiva Federal (órgano que conduce el partido y señala para dónde irá la tropa los próximos cuatro años) fueron guardados en secreto hasta el final. «No sabe nadie nada, salvo Sánchez. Depende todo de él», era una reflexión reiterada por muchos dirigentes.

Los nuevos cargos muestran vencedores y vencidos, aunque sin estridencias. Hubo un toque de atención para la ministra de Igualdad, Ana Redondo, al perder la secretaría partidaria de Igualdad, considerada la cuarta en importancia dentro del PSOE. El knock out no fue total porque ella sigue en el Consejo de Ministros y nada parece indicar que vaya a salir pronto. Aunque algunos hablan de que podría haber varios cambios en enero luego de que se abran los regalos de Reyes.

¿Castigo por sus declaraciones que a veces son tiros en el pie? No se entiende mucho, sobre todo porque Sánchez quiso bajar el tono a Igualdad tras la aprobación de las llamadas Ley Trans y Ley del Solo Sí es Sí. El cargo de Redondo fue a manos de Pilar Bernabé, la estoica delegada del Gobierno en València que ha debido capear con una de las peores tragedias humanitarias del último medio siglo en l’Horta Sud.

Poco se sabe de la raíz ideológica en el tema de Bernabé y si es más proclive a las Carmen Calvo del partido o al sector más trans-incluyente y menos hostil con el paradigma queer. Por las dudas, las feministas conservadoras hicieron sentir su poder al provocar la mayor disrupción el sábado por la noche y tumbar la propuesta de la Ejecutiva sobre añadir el ‘Q+’ a las siglas LGBTI, además de sumar una enmienda para apoyar que las personas «de sexo masculino» no participen en competiciones femeninas, algo que para muchos es un comentario que puede rozar la transfobia. Una herida autoinfligida e inentendible que provocó el disgusto entre algunos en Ferraz y que dará que hablar más (y que tapó la polémica en torno a financiación).

Volviendo a Bernabé, su encumbramiento pone el foco en el premio a la labor en el País Valencià, que tiene a Diana Morant como secretaria general y ministra de Ciencia. Morant lleva pocos meses liderando al PSPV y quizás le esté naciendo una competidora interna.

Morant y López en modo ministros-candidatos ponen más fuego a la confrontación con el poder autonómico del PP y en dos flancos potentes: Mazón y Ayuso

 

Otro ministro ha sido tocado por la varita de Moncloa: Óscar López, quien confirmó a su equipo que desde esta semana se pondrá a trabajar para ser electo como nuevo secretario general en Madrid. Ha aceptado el reto sugerido por Sánchez hace tiempo y el proceso se aceleró con la caída de Juan Lobato por el insólito caso de los chats de Whatassap en notario público.

Morant y López en modo ministros-candidatos ponen más fuego a la confrontación del Gobierno español con el poder autonómico del PP y sin duda será más motivos de crispación con Carlos Mazón e Isabel Día Ayuso. En el caso de la región capital los socialistas juegan con desventaja porque ya van dos legislaturas que no lideran la oposición pero eso puede cambiar: todavía resta por verse las consecuencias electorales de la crisis en Sumar y Más Madrid, acrecentada por el caso Errejón.

Los vascos, con Eneko Andueza a la cabeza, no ocultaban su algarabía. Es cierto que es una de las pocas regionales la del PSE que pasó de tener una a dos representantes en la Ejecutiva. «Es un premio a la lealtad y al trabajo», así lo interpretaron socialistas experimentados. Otra estrella ascendente es el consejero de Vivienda de Lakua, Denis Itxaso, uno de los pocos elegidos para participar en los Agoras que no es de la órbita Moncloa.
    
Otra foto que el cónclave ha retratado es la necesidad de que se pongan en orden algunas comunidades autónomas que están con serias crisis de liderazgos. El caso más elocuente fue la más grande del Estado, Andalucía. El secretario general de Jaén dijo públicamente que no apoyaba a Juan Espadas, el jefe del PSOE-A, y desató los corrillos en contra del exalcalde sevillano, quien tampoco cuenta con el respaldo de la delegación de Cádiz.

Espadas ha anunciado este lunes que convocará a fines de febrero el congreso regional para resolver el liderazgo. En los pasillos el fin de semana había dejado trascender que volvería a ser candidato, con o sin rival. Un inciso relevante: la primera batalla electoral autonómica por venir es Andalucía (en un año y medio), con nueve millones de habitantes y clave para el grupo parlamentario del PSOE en las Cortes. No se descarta un cisne negro.

Otra comunidad en ebullición es Castilla y León, en la que Luis Tudanca solo cuenta con el apoyo de la regional de Burgos y parte de Sevilla, según contaban los delegados castellanoleoneses. Casi la mitad de los afiliados de toda la comunidad son de la provincia de León, enfrentada abiertamente con Tudanca. En Sevilla se comentaba que es casi un hecho que Moncloa pondrá el dedo índice sobre el destino de Carlos Martínez, alcalde de Soria. Un importante dirigente del PSOE nacional fue categórico el fin de semana en una charla: «Os aseguro que esto ya está decidido, Tudanca no va más».

Sánchez mantiene perenne su ambición y su voluntad de resistencia, Sevilla lo ha dejado claro

 

Aragón y Madrid son otras dos regiones en las que habrá nuevos líderes. La segunda, siempre cainita y repleta de contubernios, probará suerte con López. Pero en el caso aragonés, un Lambán en retirada pugna con la Ejecutiva central para imponer un relevo. El congreso regional lo tendrán en marzo. Todavía nadie se ha postulado para la sucesión pero se espera la mano de Cerdán para intentar acercar al poder central una regional que lleva años distanciada.

El Sánchez que jugaba al baloncesto y empezaba a militar en el PSOE del barrio de Tetuán en Madrid mantiene perenne su ambición y su voluntad de resistencia. Sevilla lo ha dejado claro.