«Esto es un mazazo; con 50 años, ¿adónde vas?», el drama de los trabajadores de BSH
«Un mazazo». Así describen trabajadores de BSH el anuncio de cierre de la factoría de Ezkirotz que han recibido. Critican además a la dirección por las formas con las que comunicó el cierre, a las puertas de las vacaciones y el calendario de 2025 hecho. Este sábado saldrán a la calle en Iruñea.
La decisión de cerrar la factoría de BSH de Ezkirotz ha caído como un jarro de agua fría entre los trabajadores. «Nos han dado un mazazo», señalan los empleados que han hablado con NAIZ antes de la movilización del miércoles en Iruñea. Algunos prefieren no decir nada a un periodista «porque estamos muy calientes y todavía vamos a terminar en la cárcel».
Son Sebas, Mikel y Adrián. «Es un mazazo en toda regla. Nadie se esperaba esto. Nos podíamos esperar otras cosas porque llevamos ya dos años con ERTEs. Pero nadie esperaba lo que soltaron el lunes. Yo, de hecho, ni me lo creo aún. No me da la cabeza para más», explica Sebas.
«Como dice el compañero, no nos lo esperábamos. Pensábamos que podría haber un ERE en el que podría haber despidos u otro tipo de medidas. Pero nadie se esperaba que hubiera algo tan drástico y de la noche a la mañana. Estamos todos que todavía no nos lo acabamos de creer. Ahora estamos a ver qué medidas se toman», señala Mikel.
«Un shock tremendo»
Adrián coincide con sus compañeros. «Es un shock tremendo porque no esperábamos esto para nada. Llevábamos tiempo mal, pero pensábamos que se podrían tomar otras medidas. Lo último que esperábamos era esto», añade.
En reuniones anteriores la dirección les llegó a plantear que podría haber una reducción del 15% de la plantilla. «Pero de buenas a primeras han cerrado y ya está. De hecho, tenemos ya el calendario del año 2025. Y ahora de repente, te llega un mail a las diez de la mañana, que no son formas ni nada, y ya está, que cierran y que no hay vuelta atrás», explica Mikel.
«Falta de humanidad» por las fechas
Las fechas en las que se ha anunciado el cierre es otro de los ingredientes del mazazo que han recibido los trabajadores de BSH. «Es una falta de humanidad», dice Sebas. «Podían haber tenido un poquito de tacto y haberse esperado. Podríamos haber pasado unas navidades tranquilas sin darle tantas vueltas a la cabeza», señala Mikel.
«Todos tenemos una hipoteca o un alquiler, familias, hijos que van a la universidad. Hay algunos que ya tenemos una edad. Con 40 ó 50, ¿qué haces con esa edad?», pregunta Sebas, que se enmarca en esa franja.
Junto a ello, Sebas muestra su preocupación por el elevado número de personas al que afectará el cierre de BSH de Ezkirotz. «Es que somos muchos. Con indirectos, seremos más de mil. Es complicado encontrar una solución para todos».
«Han dicho de cara a la galería que nos van a tratar de reubicar. Pero ¿dónde reubicas a mil personas?», dice Sebas
Preguntados sobre si les han comunicado algo sobre posibles recolocaciones o alguna otra medida son escépticos. «Han dicho de cara a la galería que nos van a tratar de reubicar. Pero primero te dan la patada y luego a ver qué pasa. ¿Dónde reubicas a mil personas y a ver en qué plan? Esta todo en el aire», responde Mikel.
«Aquí te anuncian el cierre, incluso con las fechas, pero sin decir absolutamente nada más. Es todo muy drástico», añade Adrián.
Seis meses de agonía
Ante la pregunta de qué planean hacer a partir de ahora Sebas responde que «de momento, cumpliremos esos seis meses [el cierre está anunciado para junio] y luego a ver venir. A la cola del paro. No queda otra».
«Iremos a trabajar con mala cara. Sabiendo que vas a morir dentro de seis meses no te queda otra que terminar el contrato o lo que queda de él», añade Mikel.
«Pero sobre todo, lo haremos con dignidad. Estaremos hasta el último día al pie del cañón», apostilla Sebas. «Eso es, con la cabeza alta», apoyan sus compañeros.
Los tres coinciden al señalar que la responsable de haber llegado a esta situación es la dirección de BSH, que no ha invertido lo que debería en la planta de Ezkirotz. «No es solo que no hayan invertido, sino que la han dejado morir porque se han llevado todo lo de valor y producciones a Turquía y Polonia. A nosotros nos han dejado las migas», explica Sebas.
La diferencia de la productividad que arguye ahora la empresa se base en la diferencia salarial que existe respecto a las plantas de Polonia y Turquía. «¿Qué le interesa a una multinacional? El coste. Y no es comparable esto con aquello. Allí tendrán sus gastos pero no creo que sea ni parecido a lo que tienen aquí», dice Sebas.
«Es todo muy triste, muy inesperado. No han tenido ni la delicadeza de respetar la fecha», insiste Adrián.
La fecha del cierre está fijada para el 16 de junio. «Dijeron que como mucho, lo retrasarían un mes más. Habrá que ver qué pasa con las negociaciones. Igual hasta se acorta si se llega antes a un acuerdo. No lo sé», señala Mikel.
«Lo de estos seis meses realmente es un marrón. Vas allá porque sabes que tienes que hacerlo pero sabes que tiene fecha de caducidad. Después de un montón de años allí, hay que reinventarse. ¿Qué le vas a hacer?», dice Mikel.
En la lucha por esa dignidad, se enmarcan las movilizaciones que han convocado. «A ver si hace algo de mella», confía Sebas. «Pero ya han planteado que lo van a cerrar y lo van a cerrar», se desilusiona él mismo.
El tiempo que han pasado en ERTE tendrá tras el cierre un efecto perverso para los trabajadores de BSH, ya que han consumido parte del paro que deberían cobrar.
En torno a los 50
La plantilla de BSH en Ezkirotz tiene una edad media elevada, en torno a los 50 años, lo que complica la posibilidad de volver a encontrar un trabajo. Una empleada explica que el próximo año cumple 50 y que están ya organizando un viaje con las amigas que llegan al medio siglo. «Cuando me dijeron lo del cierre, pensé en suspender el viaje. Pero después, he decidido que voy a ir. Ya me han fastidiado las navidades como para que me fastidien también ese viaje», explica.
«Ha sido todo sorpresivo. Encima a tres días de las vacaciones de Navidad. Se han pasado un montón. En seis meses, en la calle», dice Joana, mujer de un trabajador
«Ha sido todo tan sorpresivo que lo hemos recibido muy mal. Encima a tres días de las vacaciones de Navidad. Se han pasado un montón. Estamos todavía a ver qué pasa. Estamos todavía que no nos lo creemos porque en seis meses estás en la calle», cuenta Joana, mujer de un trabajador de BSH.
«En nuestro caso, lo veo negro porque nos quedamos sin un sueldo en casa. Pero yo trabajo en Volkswagen, que es una empresa fuerte y no lo tenemos tan mal como otros. Hay matrimonios que los dos trabajan en BSH y tienen hijos e hipotecas y se quedan los dos en la calle. Esa gente lo tiene mucho peor», explica Joana.