166 familias perdieron prácticamente todo en las recientes inundaciones en la ‘wilaya’ de Dajla

En un contexto en que la ayuda humanitaria escasea cada vez más, las autoridades saharauis tienen ante sí una nueva y delicada emergencia que gestionar: 166 familias perdieron prácticamente todo en las recientes inundaciones. La prioridad es la reconstrucción de las viviendas destruidas.

Personal de la Media Luna Roja Saharaui, tras las inundaciones en Dajla, a finales del pasado mes de septiembre.
Personal de la Media Luna Roja Saharaui, tras las inundaciones en Dajla, a finales del pasado mes de septiembre. (MEDIA LUNA ROJA SAHARAUI)

Dice el refrán que «a perro flaco todo son pulgas». Más aún cuando ese figurado perro lleva décadas viviendo en medio del desierto, despojado de su tierra y con cada vez mayores problemas para cubrir hasta las necesidades más básicas. Eso es, precisamente, lo que le ha ocurrido al Frente Polisario. A la ya de por sí acuciante situación humanitaria en los campamentos de refugiados de Tinduf se le ha sumado la emergencia derivada de las inundaciones que el pasado mes de septiembre afectaron a la wilaya de Dajla.

Los últimos datos cifran en 166 las familias que lo han perdido todo, o casi, a consecuencia de esas riadas. Así se lo trasladó el ‘número dos’ del Ministerio saharaui de Cooperación, Chejna Mohamed Medhi, a las asociaciones vascas Bixi Bixi y Epi y Blas, a cuyos integrantes recibió a principios del mes de diciembre en las oficinas de Rabuni.

Para cualquier gobierno es complicado responder a una situación así, pero la gravedad se multiplica cuando los recursos dependen en buena parte de una ayuda humanitaria que cada vez da para menos. La canasta básica está cada vez más vacía. Por eso es clave establecer prioridades, por muy complicado que resulte en un panorama como el de esos campamentos.

Las autoridades del Polisario centran sus esfuerzos en la reconstrucción de las viviendas que quedaron destruidas por el agua, en su mayoría de adobe. Han calculado que cada una de ellas tiene un coste aproximado de unos 85.000 dinares (alrededor de 5.000 euros), mano de obra incluida.

Las matemáticas, sin embargo, son crueles y lo recaudado no alcanza para cubrirlo todo. Por ello, a cada familia se le dará el material de construcción y serán ellas quienes tengan que poner la mano de obra. 

«Puede que sea más lento y que las cosas no se hagan del todo bien, porque a lo mejor no en todas las casas hay alguien que sepa de construcción, pero es la opción que hemos tomado para que el dinero alcance para todos», señala El Mehdi, que lleva más de 15 años en el Ministerio del que ahora es secretario general.

Precisamente, para colaborar en la consecución de ese objetivo, la asociación Bixi Bixi aprovechó su visita para hacer entrega a las autoridades saharauis de una ayuda de emergencia de 2.000 euros.

Chejna Mohamed, ‘número dos’ del Ministerio saharaui de Cooperación, junto a integrantes de las asociaciones Bixi Bixi y Epi y Blas. (R.P.)

«Vivimos gracias a la solidaridad del País Vasco»

En nombre del Ministerio, el secretario general de Cooperación se mostró profundamente agradecido por la solidaridad que históricamente tanto asociaciones como instituciones vascas han demostrado hacia la causa saharaui.

No habla por hablar o a modo de cumplido. Lo dice con conocimiento de causa, dada la larga trayectoria que acumula en puestos de responsabilidad: «Llevo más de quince años en el Ministerio de Cooperación y lo que se ha hecho por parte de Euskal Herria es incontable: ayuntamientos, diputaciones, movimiento solidario, Parlamento, Agencia Vasca de Cooperación, la propia Ertzaintza… Estamos sumamente agradecidos».

«Ya sabemos lo que es Euskal Herria. No tengo ninguna debilidad para decir que nosotros en los campamentos vivimos gracias a la solidaridad del País Vasco», subraya, antes de concluir el encuentro con una amplia sonrisa y un fraternal «eskerrik asko».