La campaña del aceite en Nafarroa está a punto de cerrarse. Quedan los últimos olivares por exprimir, menos del 10%. No ha sido una mala campaña, asegura Joaquín Garnica, experto en aceite de Intia. Sin embargo, la del año pasado fue mejor. Los olivos navarros fueron en 2023 totalmente a contracorriente. Mientras que Andalucía sufría la peor sequía en 90 años, en los olivares de Euskal Herria llovió más que suficiente. El mayor de los problemas fueron las granizadas que, a última hora, golpearon los frutos en fincas y pueblos localizados.
«La floración este año no fue buena», precisa Garnica, aunque aclara que luego sí que llovió y las olivas nacieron y engordaron bien. «El olivo es un árbol que le decimos vecero. Un año saca muchos frutos y al siguiente da menos, como si descansara. Se intenta corregir con las podas –prosigue–. Hay formas de minimizarlo, pero siempre se nota».
El año de la vez buena fue 2023, lo que causó que las almazaras navarras estuvieran llenas mientras que las del resto del mundo: Grecia, Italia y, principalmente, Andalucía estaban prácticamente vacías. Lo cual disparó los precios del aceite, generando unos beneficios puntuales desconocidos hasta la fecha a los productores y cooperativas locales.
Cabe remarcar que Nafarroa, pese a ser el único territorio con una producción de aceite remarcable de Euskal Herria, tampoco tiene una gran producción olivarera. Hay presencia en Lizarraldea y Erribera, pero salvo un par de excepciones, se trata de almazaras de pequeño tamaño.
Por hacer unos números genéricos, Andalucía, por sí sola, tiene la mayor producción de aceite del mundo (40% del total). En una campaña corriente, es capaz de superar los mil millones de litros, doblando a Italia. En el resto del Estado se vienen a recolectar 200 toneladas más. Nafarroa oscila entre los tres y cuatro millones de litros.
Una campaña en Andalucía supera los mil millones de litros, que viene a ser el 40% de la producción mundial. Nafarroa ronda entre tres y cuatro millones
El experto del Intia explica que esta primera caída de los precios del aceite que ya se nota en los supermercados no es sino la traslación de la bajada de los precios en el mercado mayorista que se había dado unas semanas antes.
Las empresas compran toneladas de litros a cierto precio que luego tienen que vender al por menor. Existe cierto decalaje temporal, por lo que es fácil adivinar a corto si el aceite va a subir o va a bajar, aunque valorar cómo acabará una campaña entera se hace más complicado.
Garnica estima que la tendencia del precio del aceite seguirá a la baja, pero no ve probable que caiga a precios del entorno a los 3,5-4 euros el litro en el supermercado, que es a lo que acostumbraba a venderse antes de que comenzara la espiral inflacionista que, en este caso, estaba ligada a unas malas cosechas.
Un enlace de campaña con los depósitos vacíos
Para saber qué ocurrirá, primero, hay que esperar a ver qué sucede en Andalucía. Allí, para empezar, debido a la cantidad de olivos, la variación climática, etc. la campaña no se cierra hasta marzo. No obstante, sí que se está aventurando ya que la campaña será ordinaria, superando esos mil millones de litros.
¿Cómo va a recibir el mercado esa nueva cosecha? Esta es la gran duda. Garnica sostiene que, debido a la inflación, ha habido hogares que han sustituido el aceite de oliva por otro tipo de grasas. El sector olivarero entiende que el uso del aceite de oliva tiene un enorme arraigo cultural y que, en cuanto el precio comience a descender, el consumo volverá a los números de otras campañas.
Sin embargo, tras dos años inéditas de escasez debido a la sequía, el sector ha quedado muy tocado por la incertidumbre y, con ella, llega siempre la especulación.
Tras dos años sin agua, muchos olivos bastante han hecho con resistir. El campo andaluz ha vuelto a números de producción que se consideraban normales para una campaña con las campañas del año de producción baja. Pero pocos pueden poner la mano en el fuego por que la campaña siguiente será más abundante.
La otra variable también está vinculada a esta variación de la producción por esta «veceridad» del olivo. Las almazaras tienden a guardar reservas los años buenos para suplir la menor producción que saben que viene al año siguiente.
Como la campaña del año pasado fue la peor que se recuerda y se venía de otra campaña de sequía, estos depósitos de aceite suplementarios que compensaban una campaña con otra están más bajos que nunca y el enlace de campaña está al mínimo. Y ahora tocará llenarlos, por lo que es seguro que no todo el aceite que se ha producido en los trujales acabe en el mercado.
Y, por otro lado, están los costes de producción. El secretario general de la COAG (el sindicato agrario hermano de EHNE) en Jaén, Juan Jesús Ávila, advierte de que «no se puede volver a los precios de ruina» que había antes de que se desatara el proceso inflacionario a causa de la escasez.
Ávila añade que sobre la carestía del aceite, en parte, se ha exagerado bastante. Aunque el encarecimiento ha sido real, el aceite de oliva no se usa en grandes cantidades. El peso del aceite en la cesta compra con los precios más altos que nunca ha quedado en 30 euros por familia y mes.
En este primer mercado confuso, donde aún se está tratando de dar salida a aceites del año pasado con los nuevos, la COAG sostiene que los mayoristas están forzando unas bajadas de precio que no se acompasan con la realidad del sector.
«Cuando no se tiene aceite que es lo que ha pasado a muchos olivareros, que apenas si han tenido cosecha en los últimos dos años, multiplicar el precio que sea por cero siempre da cero. Pero es que ahora multiplicar una buena cosecha por precios por debajo de los costes de producción, la consecuencia son deudas», dice el portavoz de la COAG.
El aceite picual de Jaén se pagaba estas navidades a 3,89 euros al por mayor
Con cifras del 21 de diciembre de este año, algunas cooperativas estaban vendiendo ya en el mercado mayorista a por debajo de los 4 euros el litro de aceite virgen extra (3,89 euros el picual de Jaén).
Según este sindicato agrícola, estos precios son más bajos que en cualquier otro mercado internacional. En Grecia el litro de aceite no baja de los 4,5 euros. Y esto a pesar de que este país es un mercado particular. Siendo un gran productor, apenas exporta su aceite, porque es el país que más consumo per cápita hace del aceite de oliva (16 litros, frente a los 10 del Estado español). De modo que habría que tener en cuenta que el salario medio en Grecia es un 25% más bajo que en el Estado español.
Por otro lado, en el mercado mayorista en Marruecos el virgen extra no baja de los 8 euros y en Italia, de los 9. Según Ávila, la «banalización» del aceite en el conjunto Estatal solo beneficia a las pocas empresas que se dedican a la exportación, dejando en una situación complicada al resto del sector, del propietario al jornalero.
En lo que respecta puramente a la evolución de los precios, a corto bajarán, dado que así sucede al por mayor. Ahora bien, conforme se vaya aclarando qué tipo de cosecha habrá el año próximo en virtud de las lluvias, de la floración, el cuajado de la oliva... y dependiendo de si se recupera –o no– el patrón de consumo previo al proceso inflacionario se verá si el precio se estabiliza a la baja o vuelve a subir.