Amaia  U. Lasagabaster
Kazetaria, kirol informazioan espezializatua / Periodista, especializada en información deportiva
Entrevista
Erika Vázquez
Segunda entrenadora de la Real

«Cada vez hay que estar más preparada y ser más exigente para llegar a la elite»

Hoy segunda entrenadora de la Real Sociedad, antes fue la pesadilla de las porteras rivales durante las 24 temporadas en las que vistió las camisetas de Lagunak, Espanyol y Athletic. Nadie mejor que Erika Vázquez (Iruñea, 1983) para departir sobre el hoy, el ayer y el mañana del fútbol femenino.

Erika Vázquez en Zubieta.
Erika Vázquez en Zubieta. (Andoni Canellada | Foku)

Erika Vázquez llega a la cita con NAIZ justo después de visitar el edificio Izan, que el equipo femenino de la Real inaugurará casi al mismo tiempo que el nuevo año. Una buena muestra del «salto» que querían dar la exfutbolista navarra y el técnico José Luis Sánchez Vera tras salir del Levante este pasado verano. Con aspecto de estar tan en forma como antes de cambiar las botas por la pizarra, la hoy segunda entrenadora txuriurdin habla largo y tendido sobre lo que conoce mejor que nadie.

¿Qué tal en Zubieta? ¿Ya se siente en casa?

Estamos muy bien. Cuando te llaman ves proyectos, clubes que apuestan por el fútbol femenino, que quiere crecer… Y nosotros somos muy ambiciosos así que una vez que hemos salido de un gran club como el Levante queríamos dar un salto más a nivel de club, de instalaciones, de infraestructuras, con herramientas… Estoy muy contenta, también con la gente, y además vuelvo a casa, estoy mucho más cerquita de Iruñea.

¿Tantos años de derbis hicieron que se lo tuviera que pensar dos veces?

No. Cuando lo dejo y surge la posibilidad de irme con Jose al Levante, haces un grupo de trabajo y vas al proyecto, independientemente del destino. Teníamos más cosas encima de la mesa pero nos atraía porque nos quedábamos en la Liga y veíamos que la Real tenía ganas de apostar. Y a nosotros nos gusta la exigencia, estar en un club profesional, sentirnos profesionales en nuestro trabajo, sentirnos realizados como profesionales. Y la Real nos ofrecía eso. El proyecto, la apuesta, las infraestructuras… Porque ésa es la parte por la que va a crecer el fútbol femenino, que seas profesional, que lo sientas en tu día a día, que no dependas de que hay que compartir gimnasio, campo… Estos meses han sido complicados porque se estaba haciendo el edificio y a nivel logístico no ha sido fácil pero lo entendíamos, claro, sabes que es algo y temporal y muy bueno a futuro.

«Nos gusta la exigencia y sentirnos realizados como profesionales y la Real nos lo ofrecía»

Llega a la Real, como futbolista estuvo en Lagunak y Athletic pero también jugó una temporada en el Espanyol, ha entrenado en el Levante y ha trabajado con jugadoras de muchísimas procedencias en la selección española; así que conoce bien lo de aquí y lo de allá. ¿De qué hablamos cuando hablamos de fútbol vasco? ¿Nos referimos a algo en concreto o es una simple cuestión geográfica?

El fútbol vasco ha tenido una tradición más potente. Igual es porque somos de aquí y queremos verlo así. Pero hemos tenido muchos equipos y además equipos campeones, como el Añorga, el Athletic… Hay mucha historia, también a nivel de afición, la gente siempre ha respondido muy bien, no sé si porque tenemos otra cultura deportiva… Y por lo que yo he vivido de primera mano, pensando ya en las futbolistas, sí destacaría la raza, la rasmia… Hablando con otras compañeras, ven un fútbol nuestro más vertical, no tanto de toque…, más intensas. No solo eso, claro, también ha habido siempre jugadoras de calidad, como ahora que tenemos a Irene en el mejor equipo del mundo, a Damaris, a Maite Oroz, en las selecciones… Hay muy buenas jugadoras.

¿Esas diferencias se mantienen? No sé si será cosa de la globalización pero me da la sensación de que tendemos a la homogeneización general. Y no creo que el fútbol femenino sea una excepción.

Más que de la globalización, hablaría de la profesionalización. Hoy en día la jugadora tiene que ser muy profesional, reunir muchos requisitos, cuidarse mucho… Antes era más fácil debutar, que te subieran al primer equipo… Ahora hay un convenio, tienes un sueldo y unas condiciones mínimas aseguradas, y los clubes, con un mercado tan amplio, quieren a las mejores así que tienes que estar superbien preparada. La Liga profesional ha supuesto un cambio brutal a nivel físico, psicológico, técnico, se juega a otro ritmo, hay más profesionales alrededor, mejores medios… Hay que estar muy preparada y sobre todo ser muy autoexigente, que no te conformes, que quieras ganar todos los días y pongas todo de tu parte para conseguirlo. Mira el Barcelona, no es solo que sean las mejores jugadoras, es que parece que han hecho un casting para elegir a las más competitivas del mundo, se autoexigen, trabajan, compiten cada minuto… Cada vez es más difícil llegar y sobre todo mantenerse.

Pero eso es igual para una futbolista de Hernani que de Coslada.

Lo que quiero decir es que nosotras antes competíamos muy bien, éramos muy currelas y muy competitivas y eso nos daba mucho. Pero hoy hacen falta más cosas para estar en Primera. Lo que sí es verdad es que un club con cantera como la Real, el Athletic, da más posibilidades porque preparan a las chicas desde niñas, invierten mucho tiempo, dinero, recursos, para que el día de mañana esas niñas lleguen al primer equipo. Y cuando lleguen no solo te van a dar la calidad que tienen y todo lo que hayan aprendido, también te van a dar ese plus de identidad, de sentimiento de pertenencia…

¿No está cambiando también eso? ¿La profesionalización no ha traído cierta frialdad?

Es posible. Un equipo que quiere competir en Liga F, que cada vez tiene un nivel mayor, tiene que invertir mucho y tiene que ofrecer mucho, para tener jugadoras con nivel, que marquen diferencias, que estén muy bien preparadas y que las personas que tengan alrededor sean también gente muy bien formada. No se regala nada y eso es un avance. Y por eso la jugadora también tiene que ser muy exigente consigo misma, si puede dar un nueve, dar un nueve todos los días, para optar a estar ahí. Y paralelamente, también su aspiración es estar en el mejor proyecto posible, por mucho que en una decisión puedan pesar también otros factores. Pero la exigencia tiene que ser altísima por todas partes, el club respecto a sus medios, y la futbolista respecto a su nivel. En ese sentido, el salto está siendo y tiene que ser fundamental.

«A mí que he disfrutado mucho, me da mucha pena ver que a una jugadora le sobrepasa. Hay que aprender porque a fútbol se juega con responsabilidad y exigencia pero con alegría»

Igual les tengo en un pedestal pero me da la sensación de que las jugadoras de su generación y anteriores no iban mal de exigencia.

Hombre, es verdad que los vestuarios más profesionales que he estado son en los que no se cobraba. Lo hacíamos por nosotras mismas y porque nos encantaba jugar. Pero de la misma forma que ahora se encuentran cosas que nosotras ni soñábamos, tienen una exigencia mayor, que tiene que partir de ellas mismas, de intentar ser mejores cada día, de buscar siempre su mejor versión… Intento inculcarles un poco eso.

Lo que sí tienen las futbolistas hoy en día es más presión.

Y hay veces que les sobrepasa. Porque quieres un contrato profesional pero no todo es maravilloso y hay que ver qué precio estás dispuesta a pagar, o puedes pagar, por ser mejor. Y no puedes ser mejor sin muchísimo trabajo, sin irte jodida a casa por un mal partido o un mal entreno, sin llorar porque esta temporada no te sale nada… Y ése es otro requisito para llegar y mantenerte, que seas capaz, no tú sola porque tienes que contar con toda la ayuda y herramientas que necesites, pero que seas capaz de superar eso. Yo intento ayudarles mucho porque veo situaciones que he vivido, con las que me siento identificada, y a veces me da mucha pena porque yo, que he disfrutado mucho, veo que hay gente a la que le supera y no disfruta. Y hay que aprender a disfrutar porque a fútbol se juega con responsabilidad y exigencia pero con alegría, no puedes jugar sufriendo ni teniendo miedo. Tienes que saber que te vas a equivocar seguro y que nadie te va a decir nada por eso y que lo que tienes que hacer es seguir intentándolo.

Habiendo sido futbolista hasta anteayer, entiendo que parte de su trabajo pasará por ayudar a las futbolistas en ese plano.

Cuando me imaginaba en un banquillo decía buah si me toca alguien así... pero luego soy muy blanda y digo ay pobre… Hay muchas situaciones que has vivido y puedes entender y tienes que intentar ayudarles. Desde la exigencia pero intentando dar a cada una lo que necesita porque somos diferentes y a una hay que apretarle un poco más, otra no tiene el día y tienes que ir por otro camino…. Pienso en lo que hizo alguien conmigo un día como ese o lo que me habría gustado que me hubiesen dicho… La experiencia ayuda a la hora de acercarte y comprender.

Erika Vázquez posa en Zubieta. (Andoni Canellada/FOKU)

Si es posible llegar a ser un gran entrenador sin haber sido un jugador de elite es un debate recurrente.

La experiencia puede darte cierta ventaja por haber sentido ciertas cosas que te ayudan a ponerte en el lugar de las futbolistas, en la gestión de vestuarios... Pero en la pizarra, si te preparas bien, no tienes por qué haber sido futbolista. En la comunicación, porque es tan importante el «cómo» como el «qué», hay que conectar y convencer y esas virtudes puedes tenerlas sin haber sido futbolista profesional. Y en los conocimientos, al final todos hemos pasado por los cursos de entrenador.

Además de lo que haya aprendido en los cursos, ¿ha tenido buenos maestros en sus equipos?

Sí, vas cogiendo cosillas o herramientas que te enseñaron. Y también cosas que no te gustaron y decías, el día que esté yo, esto no lo voy a hacer. He tenido la suerte de coincidir con muy buenos entrenadores, gente que me ha aportado muchísimo y grandes compañeras, y de todos he tenido algo que aprender.

¿Por ejemplo?

No sé, tampoco quiero olvidarme de nadie. Por ejemplo, Iñigo Juaristi me marcó mucho, también Gloria Etxarri cuando me subió en Lagunak, ese trato que tuvo conmigo cuando todavía era una niña. Es importante cómo te hacen sentir y he tenido entrenadores que en esa parte me han marcado mucho. Cuando veo la necesidad de acercarme a alguien, intento hacer lo mismo.

Han sido más entrenadores que entrenadoras, que no abundan.

Iraia [Iturregi], Edurne Burgoa, Etxarri… Es verdad que son menos.

En toda la Liga F solo hay una y en 1ª RFEF el panorama no es mejor. ¿Qué pasa?

Por un lado creo que es algo que va a ir creciendo porque antes había muchas menos mujeres que hacían los cursos y hoy en día hay muchas más. Y luego están las oportunidades. Yo por ejemplo veo que Natalia [Arroyo] hizo un gran trabajo aquí y… En el fútbol masculino no pasa, sale el Cholo del Atlético y tiene otro banquillo. Y al revés, si se te va el entrenador, traes otro. Pero aquí pones al del cadete o al que estaba en la escuela, que sale más barato. Y a estas alturas creo que por lo menos en Liga F hay que darle ya mucha más importancia a quién se pone y a quién no se pone. Y hay tías que están muy preparadas pero si no les das la oportunidad o no les das unas condiciones mínimas… Quiero pensar que esto también va a ir cambiando.

¿Cuándo llegue ese cambio será su momento? ¿O prefiere seguir como segunda entrenadora?

De momento ni me lo planteo. Estoy a gusto y he aprendido a disfrutar del hoy. Estoy muy a gusto con Jose, creo que nos complementamos muy bien. Tengo un rol con el que estoy muy a gusto, de poder estar mucho más cerca de ellas, de poder ayudarles en su proceso desde más cerca…

¿Pensando en ese posible futuro, lo limita al fútbol femenino? ¿El entrenador tiene que dedicarse específicamente al femenino o al masculino?

No lo creo, es fútbol. La esencia del juego, el hablar del fútbol…, estamos hablando de lo mismo. Obviamente hay diferencias físicas y también creo que la manera de gestionar puede ser diferente porque las mujeres somos más de convencer, no tanto de acatar órdenes, y los hombres más de ejecutar. Nos tienen que llegar y quizá haya otro sentimiento.

¿Esas diferencias se deben exclusivamente al sexo?  En categorías inferiores también se perciben y quizá es porque el alevín ya se visualiza siendo Messi y la alevín no se visualiza siendo Bonmatí.

Tienes toda la razón. Un niño se pone la camiseta, salta al campo y va a competir porque tiene esa imagen en la cabeza. Y también porque tradicionalmente ha habido más niños jugando a fútbol y por lo tanto más competencia para ir ascendiendo. Con las niñas es ahora, o desde hace muy poco, que se ponen la camiseta de Amaiur o de Nerea o de Lete, que se ven jugando en Anoeta, que vienen a Zubieta y dicen quiero jugar en ese campo, usar ese gimnasio, jugar contra esos equipos… Eso les lleva a querer ser mejores, a competir..., entendiendo siempre que en esas edades hablamos de formación. Muchas no hemos vivido eso desde alevines y te lo encuentras de golpe cuando llegas a un club con 21 años pero ahora se compite desde etapas muy anteriores.

«La futbolista ofrece su compromiso y a cambio no cobra millones pero quiere sentirse profesional, parte de un buen proyecto. Al firmar un contrato muchas veces no se pregunta cuánto sino ¿hay campo para entrenar?, ¿de hierba?»

¿Esto no nos lleva a parecernos demasiado al fútbol masculino? Siempre se ha presumido de que el fútbol femenino es diferente.

Creo que sí hay cosas que deberíamos conservar, sobre todo la cercanía con la afición. Acaban los partidos y no ves que los jugadores se queden en el campo firmando autógrafos y nosotras sí. Aunque también es cierto que algunos equipos empiezan a dejar de hacerlo porque ya tienen estadios con 25.000 o con 8.000 aficionados y, además del tema de seguridad, sería imposible. Pero en la medida que se pueda, deberíamos intentar mantenernos muy cercanas a la afición. También la tipología del público… Hay cuestiones en las que no vas a poder y diría que sí va hacia lo otro, para lo bueno y para lo malo.

Es difícil que no siga su estilo porque a día de hoy, en buena medida, es un apéndice del fútbol masculino. En las Ligas europeas, prácticamente todos los clubes de elite son secciones de clubes profesionales masculinos. Está muy bien tener ese respaldo pero no ser el activo más importante de la empresa conlleva un riesgo.

Es cierto. En nuestra Liga por ejemplo, quitando el Barça –y tienes que ser el mejor del mundo y que antes un club masculino haya metido bastante dinero en este caso–, todavía no hay equipos que se puedan sustentar solos, necesitas ese respaldo. Ahí está un poco el trabajo de la Liga F, la Federación…, que contribuyan a generar recursos para que los equipos sean autosuficientes. No es fácil y ahora mismo, viendo cifras de lo que se puede sacar por televisión, etcétera, no da. Ojalá llegue el día en que seamos autosuficientes porque depender de alguien… Un poco lo que nos pasó con el Levante, un club que tiene problemas económicos y recortó, no solo en el femenino, sino en todo lo que genera menos de lo que pones.

Por eso sabes y aprecias el esfuerzo que conlleva que un club apueste por el fútbol femenino, como están haciendo muchos clubes, que tenga en mente un proyecto para hacerlo crecer. Que diga ya sé que es meter en un saco, ya sé las carencias que hay, que hay que poner, pero puede ser mi proyecto y voy a apostar, voy a hacer el esfuerzo porque creo en esto. Al otro lado está el que lo tengo porque a nivel social me conviene y cuando vengan mal dadas, es lo primero que quito. Mira, si quieres tener un equipo profesional, lo tienes que tener con todo pero si lo tengo a medias, no las cuido como profesionales, no hay seguridad ni proyecto… Es mejor decir no puedo tenerlo y ya está, no pasa nada. Porque la futbolista va a poner su compromiso y a cambio no cobra millones pero quiere ver eso, sentirse importante, sentirse profesional, parte de un buen proyecto. Muchas veces las chicas cuando vamos a firmar contratos no es tanto por esto o tanto por lo otro, sino que preguntamos ¿tengo un campo para entrenar? ¿mio, de hierba natural? Un tío no pregunta eso porque lo da por supuesto. Todo eso lo tiene que ofrecer un club que quiera un equipo profesional, los medios y las herramientas para que, efectivamente, sea profesional. Las apuestas con la boca pequeña… El fútbol femenino no se lo merece. Pero si cuenta con todo eso, con la profesionalidad real y con la seriedad, es cuando va a crecer de verdad.