Iñaki  Soto
GARAko Zuzendaria / Director de GARA

Un mundo inabarcable que a su vez se resume en el genocidio que sufre el pueblo palestino

«Desde los flujos migratorios hasta la inteligencia artificial aplicada a la guerra, el devenir del mundo resulta inabarcable por imprevisible y veloz. Sin embargo, algo de todo eso está presente en Palestina».

Una niña palestina observa tras un bombardeo israelí contra tiendas de desplazados en Jan Yunis, en el sur de Gaza.
Una niña palestina observa tras un bombardeo israelí contra tiendas de desplazados en Jan Yunis, en el sur de Gaza. (Bashar TALEB | AFP)

En perspectiva histórica, todo lo que se escriba o diga en este momento suena absurdo si se pone en contraste con el genocidio que Israel está llevando a cabo contra el pueblo palestino. Lleva más de un año violando de forma sistemática todas las leyes internacionales, pero especialmente las normas humanitarias.

Como si fuese una macabra lista de tareas, Israel ha bombardeado indiscriminadamente a la población civil, ha atacado escuelas y hospitales, ha llevado a cabo detenciones ilegales y torturas masivas, ha utilizado el hambre y la sed como armas de guerra, ha bloqueado la ayuda humanitaria y ha perseguido a quienes la facilitan, ha expandido la ocupación, ha ejecutado sin juicio a adversarios realizando injerencias contra otros países…

En general, ha deshumanizado a la población palestina y ha reivindicado sin pudor su derecho a exterminarla. El apoyo de EEUU ha sido determinante para cometer esos crímenes de guerra de forma impune.

Solo en la última semana del año, el Ejército sionista ha sitiado y quemado hospitales, acribillado a periodistas y personal sanitario y ha dejado morir de frío a bebés. Qué espanto. Una vez más, todo cálculo se ha quedado corto. Nadie es capaz de prever cómo estaremos en un año. Cuidado, aunque crean lo contrario, tampoco los sionistas.

Angela Davis es una de las voces más potentes contra el genocidio. Al mismo tiempo, destaca la otra cara de esta lucha: «No hay garantías, pero es importante actuar como si fuera posible cambiar el mundo, no solo imaginar, sino realmente hacer realidad un momento en la historia del planeta en el que la explotación y el racismo y la guerra no sean las características principales de la sociedad humana. Y creo que lo que me parece tan inspirador es que tanta gente, independientemente de los esfuerzos concretos en los que participen tantas activistas por la justicia social, haya centrado su atención en Palestina».

Asumir esa responsabilidad es lo mínimo que se puede exigir. Nuestro compromiso será desde el periodismo. Igual que durante este año, al menos una vez por semana y todas las que haga falta, el periódico llevará a su portada el sufrimiento y la lucha del pueblo palestino y editorializará para que pare el genocidio y los responsables sean juzgados. Apoyaremos a la sociedad civil vasca en sus iniciativas y a los países que, como Sudáfrica, promueven la justicia.

Desde los flujos migratorios hasta la inteligencia artificial aplicada a la guerra, el devenir del mundo resulta inabarcable por imprevisible y veloz. Sin embargo, algo de todo eso está presente en Palestina.

Plenamente conscientes de lo nimios que son nuestros dramas particulares y comunitarios, no podemos evadirnos de ellos ni de nuestra responsabilidad. La solidaridad solo tiene verdadero sentido cuando se inscribe en las propias luchas.

No hay elecciones a la vista y es un buen momento para establecer otro tipo de relaciones, dar los debates con serenidad, desmontar algunas trincheras y recolocar otras. Toca renovar los consensos y acordar los conflictos que marcarán la política vasca a medio plazo. Es hora de desplegar el talento y adoptar compromisos compartidos. Luego será más difícil.

Para nosotras, 2025 es el año uno después de Etorkizuneko Artefaktua. Nos hemos reseteado, ha servido para entender mejor el sentido de nuestro trabajo, el valor del periodismo político, profesional y honesto. Artefaktua ha calado y seguirá dando frutos.