El deshielo vira la geopolítica hacia el mar Ártico y sus riquezas
El calentamiento de la atmósfera está derritiendo rápidamente el Polo Norte. El Ártico gana peso como ruta comercial, pero también por las materias primas que contiene y por su importancia militar, lo que explicaría el interés mostrado por Donald Trump, que no es el único

Los mapas informan en los dos significados de la palabra: no solamente ofrecen datos sobre una región, sino que también dan forma y moldean la visión sobre un determinado territorio. En la mayoría de los mapas, el Ártico aparece como una estrecha franja en la parte superior del plano. Una representación que le resta importancia y lo margina de los principales teatros del mundo. Sin embargo, si el globo terráqueo se mira desde arriba, la representación del Ártico se acerca a la que aparece en el mapa que ilustra el artículo. Ya no parece un territorio marginal, sino que muestra una región extensa situada en el centro de la confrontación entre los países de la OTAN y Rusia.
En ella se está produciendo además un cambio fundamental a consecuencia del calentamiento global: lo que antes era en gran parte un mar helado, pronto puede quedarse sin hielo. Un modelo elaborado por climatólogas de las universidades de Colorado y Gotemburgo predice que en 2027 se podría derretir todo el hielo ártico. Lo cierto es que la velocidad de calentamiento de la región ártica es mucho más rápida que la del resto del globo, tal y como apuntaba un artículo científico publicado por la revista Nature en 2022. Según las mediciones de los autores, el Ártico se ha calentado unas cuatro veces más rápido que el resto del planeta desde 1979. El documento que recoge la estrategia de desarrollo de la zona ártica de la Federación Rusa señala que en la actualidad el Ártico se calienta entre 2 y 2,5 veces más rápido que el resto del planeta.
Nuevas rutas marítimas
La subida de las temperaturas está haciendo que lo que hasta hace poco era un itinerario marítimo muy complicado a causa del hielo, poco a poco se esté convirtiendo en una ruta navegable prácticamente todo el año. Y las ventajas que ofrece son significativas. El trayecto entre Asia y Europa por el Ártico es un 40% más corto que la ruta convencional por el canal de Suez y, por lo tanto, más barato. Además, no tiene limitaciones sobre el tamaño de los barcos, no hace falta pagar peajes, ni hacer cola en el canal, ni tampoco esquivar a los numerosos piratas que merodean en el golfo de Amán y en el mar de China Meridional.
Con tantas ventajas, no es extraño que el tráfico marítimo haya aumentado a medida que el hielo retrocede. El Consejo del Ártico calcula que ha crecido un 37% entre 2013 y 2023, o lo que es lo mismo, la entrada de 500 buques más hasta sumar un total de 1.782 navíos en 2023. Contabilizan solamente los barcos, por lo que muchos de ellos han podido realizar varias entradas y salidas a lo largo del año. El Consejo calcula que la distancia recorrida por estos navíos ha crecido un 111% hasta los 12,9 millones de millas náuticas en ese periodo. Sin embargo, más numerosos que los buques de mercancías son todavía los barcos de pesca, que representan más de una tercera parte del total. Un dato que subraya la importancia pesquera del mar Ártico y que la mayoría de informes y artículos pasa por alto.
La región tendría entre el 25% y el 30% de las reservas de hidrocarburos no descubiertas. El informe apunta, asimismo, la existencia de una cantidad significativa de metales preciosos como el paladio y el platino
Una mina en potencia
Otro aspecto importante de la región ártica son sus reservas de materias primas. Un informe de la consultora rusa Yakov and Partners señala que, dependiendo de las fuentes, la región tendría entre el 25% y el 30% de las reservas de hidrocarburos no descubiertas. En la actualidad, la región ártica ya representa el 80% del gas y el 17% del petróleo que extrae Rusia. El informe apunta, asimismo, la existencia de una cantidad significativa de metales preciosos como el paladio y el platino.
De esta riqueza de materias primas dan cuenta, por ejemplo, la mina de hierro a cielo abierto de Mary River Mine, situada en la isla de Baffin en Canadá, o el proyecto de gas Yamal en Rusia, del que sale la mayor parte del gas natural licuado que compra Europa. Norilsk es una de las pocas ciudades levantadas dentro del círculo polar ártico. A su alrededor, Rusia extrae y transforma prácticamente toda la tabla periódica de metales no férricos.
La isla de Groenlandia es otro de los territorios que cuenta, teóricamente, con importantes reservas de materias primas. Su gobierno ha otorgado un buen número de licencias de exploración y según un documento de la Unión Europea de 2023, 25 de los 34 minerales que Bruselas considera críticos se han encontrado en Groenlandia. Sin embargo, a pesar de los mapas, los informes y las licencias concedidas, en la actualidad solamente hay dos minas en funcionamiento. Posiblemente, los altos costos de extracción castiguen la rentabilidad. Un reportaje de Reuters apunta que el escaso desarrollo de la minería se debe fundamentalmente a la oposición de los pueblos indígenas, que seguramente sean también los responsables de que Groenlandia prohibiera la extracción de petróleo y gas por razones medioambientales.
Importancia militar
El Ártico es una zona crítica, pues es el camino más corto entre EEUU y Rusia, por lo que en un hipotético conflicto bélico la mayoría de misiles intercontinentales volarían por esta región. Esto hace que sea un territorio altamente militarizada, no solo por los sistemas de alerta temprana de misiles, sino también por el despliegue de armamento, radares, sistemas de defensa antiaérea, etc.
Por otra parte, el mar Ártico es la principal salida a mar abierto de Rusia y es allí donde ha establecido sus principales bases la marina rusa. Sus buques y submarinos salen y entran al Atlántico entre Groenlandia y Noruega, de ahí el creciente interés de Washington por Groenlandia, donde posiblemente planee colocar radares para monitorizar la ruta de entrada y salida rusa. De momento, el ejército estadounidense ya mantiene una presencia permanente en el noroeste de la isla, donde opera la base aérea de Pituffik desde los años cincuenta del siglo pasado.
Gobernanza del Ártico
En este contexto de creciente interés por el Ártico, la principal organización multilateral para la gestión de la región, aunque no la única, ha sido hasta ahora el Consejo Ártico. En él participan los países ribereños EEUU, Canadá, Dinamarca (Groenlandia) Noruega y la Federación Rusa. También forman parte del mismo los países árticos sin acceso al mar: Islandia, Suecia y Finlandia. La inclusión de estos países se debe a que no solo discuten cuestiones marítimas y fronterizas, sino también tratan otro tipo de asuntos como los medioambientales o la situación de los pueblos indígenas de la región.
Tras el inicio de la guerra de Ucrania, la confrontación se trasladó a este foro en el que los países de la OTAN empezaron a reunirse al margen de Rusia, lo que ha dejado la participación de Moscú en el aire. El mapa del Ártico muestra que casi la mitad de la costa corresponde a Rusia, por lo que marginar a Moscú, parece una decisión de corto recorrido, ya que limita mucho el alcance de los acuerdos que puedan adoptar el resto de participantes. Por otra parte, aunque rodeado de aliados, el peso de EEUU en el Ártico es relativamente pequeño, el que corresponde con Alaska. Una circunstancia que posiblemente haya llevado al futuro presidente de EEUU, Donald Trump, a intentar reforzar su presencia en una región. De ahí, sus declaraciones sobre la intención de hacerse con Groenlandia o la propuesta de anexión de Canadá. Es posible que la nueva administración de EEUU sea más consciente del declive de su poder y trate por medio del expansionismo de reforzar su presencia en el mundo.
Por otra parte, aunque en la actualidad no hay conflictos importantes sobre la delimitación de los territorios de los países ribereños, ni tampoco sobre los límites de la zona económica exclusiva de 200 millas de cada país, eso no quiere decir que no puedan surgir en el futuro. El resto del Ártico, siguiendo la Convención sobre Derecho del Mar de Naciones Unidas de 1982, se considera aguas abiertas, pero el fondo marino de esas aguas, la plataforma continental, continua sin estar acotada. Dada la actual tensión geopolítica y el deshielo del casquete polar, así como la posibilidad de que en sus profundidades puedan encontrarse importantes yacimientos de materias primas, la demarcación de la plataforma continental puede convertirse en una importante fuente de conflictos. Y en esa delimitación Washington querrá tener un peso importante.
Se postulan nuevos participantes
De la creciente importancia del Ártico da cuenta el hecho de que en los últimos tiempos han aparecido al menos dos países que quiere participar en la gestión de la región. Por una parte, está Gran Bretaña, que ha empezado a calificarse como «país limítrofe más cercano» al Ártico y, por otra, está China, que se define a su vez como «país casi Ártico».
Con un pie dentro está ya China que, cuando las sanciones contra Rusia paralizaron los proyectos de gas natural condensado Yamal 2 y Arctic 2, ocupó rápidamente el lugar dejado por los socios occidentales de ambos proyectos, en los que cuenta con el 30% y el 20% respectivamente. Además, durante la visita a Moscú de Xi Jinping, en mayo de 2023, se firmaron varios documentos sobre cooperación en el Ártico.

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