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Hamas ve inminente el alto el fuego «si no cambian puntos importantes»

Hamas ve inminente el acuerdo para el alto el fuego en Gaza, en un mensaje paralelo al de EEUU, que anunció que «está a punto de llegar a buen término». La resistencia palestina advirtió contra los cambios de última hora, mientras en el Gobierno israelí los ministros más ultras reiteran su rechazo.

Un padre sostiene a un niño muerto en un ataque a la escuela Salah al-Din, en ciudad de Gaza.
Un padre sostiene a un niño muerto en un ataque a la escuela Salah al-Din, en ciudad de Gaza. (Hadi DAOUD | ZUMA-EUROPA PRESS)

Hamas afirmó ayer que el pueblo palestino está «al borde de su inminente libertad», en un mensaje paralelo a los de EEUU, que avanza un próximo  acuerdo de alto el fuego. «Renovamos nuestro compromiso con nuestro paciente y firme pueblo, y con nuestros heroicos prisioneros en las cárceles», afirmó Hamas, que señaló que en las conversaciones que se llevan a cabo en Qatar «avanzamos, pero con mucha dificultad y lentamente», a la vez que pronosticó una firma «en los próximos días».

Un portavoz, bajo anonimato confirmó que «si no se han tocado los puntos fundamentales importantes para nosotros, la respuesta será afirmativa». En ocasiones anteriores, Israel ha introducido cambios que han saboteado los acuerdos alcanzados.

Algunas cuestiones con respecto a la liberación de los presos palestinos constituyen aún uno de los puntos de discrepancia. Qadura Fares, que dirige el comité de Asuntos de los Presos Palestinos del Gobierno de la Autoridad Palestina se encuentra en Doha para participar en este tema.

La propuesta sobre la mesa mantiene el marco de las tres fases del alto el fuego e incluye en la primera, de mes y medio de duración, la liberación de 1.248 presos palestinos (48 que fueron liberados en el acuerdo de 2011 y encarcelados después nuevamente, 200 personas que cumplen condenas de por vida y otros 1.000 entre los que hay mujeres, niños, y prisioneros heridos) a cambio de 34 prisioneros israelíes.

Sin embargo, Israel pide conocer antes qué cautivos están vivos y cuáles están muertos. Hamas, por su parte, exige una pausa en los combates que le permita contactar con las milicias que los custodian para poder elaborar dicha lista. La semana pasada advirtieron de que los ataques israelíes han hecho perder la pista de todos ellos.

La segunda fase empezaría una semana después del fin de la primera, y en ella será liberado el resto de los rehenes a cambio de un número acordado de prisioneros palestinos y un alto el fuego de un mes y medio más. En esa segunda fase las partes negociarán también «los arreglos para poner fin a la guerra y la retirada israelí de la Franja», así como una tercera fase de reconstrucción y retorno de los desplazados, según Hamas.

Estos últimos puntos son los de mayor rechazo israelí, pero en los últimos días está aumentando la presión de su aliado, Estados Unidos. Tanto el equipo del presidente saliente, Joe Biden, como el de Donald Trump, que asumirá cargo el próximo lunes, están apremiando al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para que firme.

Hasta ahora, Netanyahu ha evitado acabar con una guerra en la que sostiene su futuro político. Pero Biden quiere dejar algún avance que maquille su legado como colaborador del genocidio y Trump quiere presentarse como el presidente que soluciona problemas.

Desde que el republicano ganara las elecciones ha dejado claro que este era uno de sus objetivos y amenazó con desatar «el infierno en Oriente medio» si los cautivos israelíes no son liberados antes de su llegada al  poder. «Estallará el caos», advirtió.  

Rechazo de los más ultras

Biden también afirmó ayer que el acuerdo «está a punto de llegar a buen término». Por su parte, el ministro de Exteriores israelí, Gideon Saar, reconoció que «las negociaciones avanzan», pero ante el acercamiento a la tregua, el Gobierno de Netanyahu se encuentra con el rechazo de sus socios más ultras.

El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, reiteró que no él no será parte de un «acuerdo de derrota», e insistió que ahora es el momento de «ocupar y limpiar» toda la Franja. «El acuerdo que está tomando forma es una catástrofe para la seguridad nacional del Estado de Israel», insistió Smotrich, quien en más de una ocasión, al igual que el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, ha amenazado con hacer caer el Gobierno si Netanyahu firma un acuerdo de tregua con Hamas. Este trata de lograr al menos su permanencia en el Gobierno aunque vote en contra del acuerdo y podría ofrecer más ampliaciones de las colonias en Cisjordania o incluso avances en el proceso de anexión.

Saba Abu Abeda, de 13 años, herida en un ataque a una escuela en Al Bureij. (EUROPA PRESS)

 

Hay otro elemento que añade cierta presión para que Israel firme: el número de bajas en sus filas. Pese a afirmar que ha diezmado la capacidad militar de Hamas, los soldados siguen cayendo. Ayer murieron cinco más y otros ocho resultaron heridos de gravedad en el norte de Gaza, donde Israel recrudeció sus ataques y mató a más de 50 palestinos desde la madrugada, 40 de ellos en ciudad de Gaza.

Las brigadas Ezzeldin Al Qassam, brazo armado de Hamas, afirmaron que están causando duras pérdidas, pero que las autoridades israelíes están ocultando el verdadero nivel de bajas. Apuntaron «más de diez muertos y decenas de heridos en las últimas 72 horas» y recordaron que mantienen esta capacidad «tras más de cien días de destrucción exhaustiva y genocidio» por parte de las tropas israelíes en el norte del enclave. Israel reconoce hasta ahora la muerte de 400 soldados.

«El único logro que ha obtenido es la destrucción, la devastación y las masacres contra personas inocentes», insistió Hamas.


5.000 muertos en cien días
Hamas estima en 5.000 los muertos y desaparecidos en la ofensiva que Israel comenzó hace cien días sobre el norte de Gaza. Advirtió de que «a medida que nos acercamos a un alto el fuego, los ataques serán más peligrosos».

 

 

Duros combates en Rojava (Siria)

La muerte de una veintena de milicianos proturcos en nuevos combates en las últimas horas contra la alianza liderada por kurdos y tribus árabes y asirias locales de las Fuerzas de Siria Democrática (FSD) eleva a 366 el total de víctimas mortales de los choques entre ambos bandos en el noreste de Siria (Rojava) en los últimos 33 días, informó ayer el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

Los combates son encarnizados en las inmediaciones de la presa Tishrin, el puente de Qara Qozak, en las afueras de la ciudad de Manbij, entre las FSD y la milicia Ejército Nacional Sirio (ENS), heredera del opositor Ejército Sirio Libre y hoy entrenada y financiada por Ankara.

Las FSD, apoyadas por EEUU, acusan a Turquía de dar cobertura aérea y artillera a los atacantes. 

 



Israel ataca Líbano, que ya tiene primer ministro


El Ejército israelí bombardeó en la madrugada de ayer objetivos libaneses pese a la vigencia del alto el fuego de 60 días, que expira el 26 de enero.

El Tsahal aseguró que los objetivos fueron una posición de lanzamiento de cohetes, una base militar y rutas de tráfico de armas para la milicia chií Hizbulah en la frontera.

Israel, que ya había sido acusado por Líbano a inicios de diciembre de violar el alto el fuego en más de 54 ocasiones, aseguró haber presentado al mecanismo de supervisión de la tregua pruebas de esas «amenazas», pero le acusa de no abordarlas. El Mecanismo para la Implementación y Monitoreo del Alto el

Fuego en el Líbano, presidido por EEUU, está compuesto también por las Fuerzas Armadas libanesas, el propio Ejército de Israel, la misión de mantenimiento de paz de la ONU en el sur del Líbano (Finul) y el Estado francés.

La Agencia Nacional de Noticias (ANN) libanesa informó de varios ataques aéreos en aldeas  al norte del río Litani (sur de Líbano) y en una zona fronteriza con Siria.

El ataque coincide con la elección  de un nuevo primer ministro que sustituirá al dirigido interinamente por Najib Mikati durante dos años y medio. El magistrado Nawaf Salam, actual presidente de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), fue elegido por el nuevo nombrado presidente, Joseph Aoun, tras concluir una larga ronda de consultas vinculantes con los diferentes bloques parlamentarios del país.

El jefe de la CIJ, que se encuentra en La Haya y está previsto que llegue al Líbano hoy mismo, obtuvo el respaldo de 85 de los 128 diputados del Legislativo libanés, mientras que 34 no nominaron a ningún candidato y otros nueve apoyaron a Mikati.

El puesto de primer ministro se reserva para un musulmán suní, del mismo modo que el de jefe de Estado debe otorgarse a un cristiano y el del jefe de la Cámara de diputados, a un musulmán chií.