El PSOE queda en el centro de la tormenta por el SMI y se aprueba el nuevo decreto ómnibus
El regreso de las sesiones ordinarias del Congreso queda marcado por la soledad del PSOE ante las críticas por la tributación del salario mínimo. Incertidumbre sobre cómo se alcanzará una solución. En tanto, todos menos Vox dan el sí al real decreto rechazado hace dos semanas por PP y Junts.

Luego del receso de todos los inviernos, el Congreso de los Diputados ha vuelto a las sesiones ordinarias y este miércoles ha acogido el primer pleno de control del año en el que han vuelto a tener un cara a cara Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. También se ha aprobado el nuevo real decreto ómnibus con buena parte de las medidas del escudo social. Pero el foco de atención no estuvo en nada de esto.
La polémica que ha protagonizado la jornada es la disputa por la tributación del Salario Mínimo Interprofesional, que por la subida de 50 euros aprobada por el Consejo de Ministros ahora deberá pagar IRPF. Ni en los cálculos se ponen de acuerdo: el PSOE dice que implica unos 1.800 millones más para Hacienda, mientras que para el PP serían solamente 600 millones.
Los socialistas se han quedado solos en este tema. Todo el arco político se ha manifestado a favor de que la subida no implique tributación. Y as diferencias en el interior del Gobierno ya quedaron retratadas en la jornada anterior, en la rueda de prensa que dio la vicepresidenta Yolanda Díaz junto a la ministra Pilar Alegría. Tanto el PP como Vox y todos los aliados de investidura de Sánchez (incluyendo a PNV y EH Bildu) han criticado que el Ejecutivo no haya hecho algo para evitar que los asalariados más vulnerables empiecen a pagar IRPF.
Sin solución a la vista
«Un error inentendible» comentaba un diputado vasco. «Nos lo ponen cada vez más difícil», opinaba una legisladora catalana. «Van a tener que rectificar, no les queda otra», aseveraba un integrante de Sumar. Había sorpresa entre los aliados ante un tiro en el pie, otro más, que se daba el Ejecutivo.
A primera hora de la mañana, una alta fuente de Moncloa -sin cargo electivo- informaba a los medios de que el Gobierno no tenía pensado rectificar de ninguna manera y que no habría ni un intento para ello. Pero algunos diputados, más conscientes de las consecuencias en la opinión pública, han comenzado a matizar esa posición con el correr de las horas. Uno de los diputados más influyentes del grupo parlamentario respondía a NAIZ: «Alguna solución le vamos a encontrar».
Sorpresivamente, y con el buen humor que seguramente le habría otorgado el éxito parlamentario por la aprobación al fin del decreto ómnibus, el ‘superministro’ Félix Bolaños dijo ante algunos medios presentes en el pasillo: «¿Acaso hay algo que no hayamos resuelto? Estos son problemillas», ha ironizado con una mueca de sonrisa.
El PP se ha sumado a las críticas que comenzaron con Sumar y ha sido el propio Feijóo quien, durante su pregunta a Sánchez, ha opinado que hacer que quienes cobre el SMI tributen IRPF «no es progresista ni justicia social».
Políticamente hablando, la situación con el SMI es más compleja de lo que parece. Bolaños apunta a que se buscará una solución
Ayer su formación presentó una proposición de ley para evitar que esto suceda, al igual que Podemos y Sumar. Los textos son bastante parecidos y la única diferencia esencial es que los conservadores proponen que la exención sea para este ejercicio fiscal mientras que la izquierda propone que sea para siempre.
La situación es más compleja de lo que parece, políticamente hablando. La Constitución habilita a que el presidente del Gobierno vete la tramitación de una proposición de ley que pueda mermar los recursos públicos. Pero el reglamento de la Cámara, en su artículo 126, y refrendado por jurisprudencia del TC, permite que la mayoría de la Mesa del Congreso revierta el veto y puede forzar a la tramitación de leyes si vota en ese sentido. Por tanto, Sumar podría unirse al PP y obligar a que el Congreso tramite esta ley.
Más aún: el PP tiene mayoría propia en el Senado y podría aprobar sencillamente una rebaja al IRPF para forzar que el Congreso tramite esa ley y agudizar así las contradicciones entre los socios del Gobierno de coalición. Por todo esto, el PSOE puede hacer cualquier cosa menos ignorar las quejas tanto de Sumar como del soberanismo. De hecho, fuentes de ERC han dicho a NAIZ que si llega al hemiciclo la proposición del PP, votarán a favor.
Feijóo ha olido la herida y entre su batahola de críticas ha incluido el asunto y ha mirado a la ministra de Trabajo: «Señora Díaz, a Pablo Iglesias esto no se lo habrían colado».
Varios diputados del PP se ocupaban de remarcar la contradicción entre el discurso progresista y el hecho de que los de menos ingresos deban pagar, mientras que en la izquierda se lamentaban por el mensaje que se daba: las grandes energéticas eximidas de un impuesto gracias a las derechas mientras que los trabajadores más pobres se ven empezando a tributar.
Ómnibus, ahora sí
Dentro de las novedades legislativas, el Gobierno ha subsanado la derrota de hace dos semanas y ha conseguido que se apruebe el real decreto social, llamado ómnibus por el variopinto de medidas que incluía, esta vez también con los votos de PP y Junts, la negativa de la ultraderecha y la abstención de UPN.
La medida incluye la subida de las pensiones, la ayuda a los damnificados de València y la isla de La Palma, la prórroga seis meses de las ayudas al transporte, la prohibición de desahucios a familias vulnerables y la restitución al PNV del edificio del Gobierno Vasco en el exilio en París.
PP y PNV siguen a la gresca por el palacete de París. La derecha española ha votado sí al ómnibus pero ha pedido un informe al Tribunal de Cuentas sobre «los 16 millones regalados»
El ponente del PP sobre el decreto, Jaime de Olano, ha justificado la pirueta de su partido, que ha pasado de la rotunda oposición a ese traspaso a votarlo, en que ya han «solicitado un informe al Tribunal de Cuentas por los 16 millones de euros regalados» al PNV. Y ha añadido que su partido se reserva la posibilidad «de acciones legales que sean necesarias».
Además, ha vuelto a fustigar al PNV, cuya ponente, Idoia Sagastizabal, había tachado de «nostálgicos» del fascismo a quienes se opusieran a la restitución del edificio para añadir que el PP «estaba a favor de la Gestapo y los nazis» con su posición. No ha gustado nada a Olano, que le ha exigido que «retire» esas declaraciones y le ha reprochado que «no pueden dar lecciones» a nadie. Fuera de micrófono, algunos ‘populares’ han recordado a la prensa presuntos acuerdos entre los jeltzales de hace cien años con el partido de Mussolini. La tensión no cesa entre Sabin Etxea y Génova.
Quien ha hablado en nombre de Junts, Isidre Gavín i Valls, ha criticado que «el Gobierno y sus aliados hayan hablado sobre la supuesta insensibilidad» de su partido en «una campaña que parece que no se improvise» y ha dicho que si con ellos no se negocia no se obtendrá su aval.
La portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, ha lamentado el «enfado y decepción» por el «espectáculo» exhibido en las Cortes hace dos semanas con el primer decreto ómnibus. «La gente asistió atónita a ver cómo se había convertido en una simple pieza más del juego político. Primaron el partidismo y el rédito político, y nos preocupa que se aumente el descrédito y desconfianza sobre la política y la utilidad de la política. Con todo esto no ha ganado nadie, solo la antipolítica», ha recalcado.
Cara a cara
En las primeras preguntas de control al Gobierno de este año, Feijóo ha elegido comenzar como terminó 2024: machacando en las causas judiciales que se le siguen a la esposa y al hermano de Sánchez y al fiscal general, y ha tachado al líder del PSOE de «títere del separatismo».
El presidente del Gobierno ha respondido con sarcasmo («le agradezco su tono cordial») y frente a las críticas por la tributación del SMI ha recordado: «Ahora entiendo por qué cuando gobernaba el PP congelaban el salario mínimo. Era para que no tenga retenciones. Tenemos este debate gracias a que el Gobierno ha subido 61% el SMI». También ha hurgado en la contradicción del voto frente al decreto ómnibus: «Cuando su voto era relevante, votan que no. Ahora que su voto es irrelevante, votan sí».
Sánchez, con ironía al PP: «Ahora entiendo por qué congelaban el salario mínimo, era para que no tenga retenciones. Con nosotros ha subido el 61%»
La pregunta de Santiago Abascal ha despertado risas y manos en la cabeza por parte del bloque de investidura, ya que ha señalado a Sánchez por no caerle «simpático» a Donald Trump, y «en cambio Meloni sí». Dice que es por eso que Washington piensa eximir a Italia de los aranceles.
«Usted nos enemista con Argentina, con Israel, con Turquía... ¿Qué ha hecho usted (con Trump)? Se ha puesto chulo. Meloni cae bien y usted mal», ha dicho el líder de Vox, además de añadir que Marruecos «parece el amo» del Gobierno.
«300.000 venezolanos desde abril serán deportados desde Estados Unidos. ¿Usted criticará a Trump por esta decisión? No lo hará, porque usted es fuerte con el débil pero es servil con el poderoso», ha rematado Sánchez.
El portavoz de Esquerra Republicana, Gabriel Rufián, ha bromeado en su pregunta con que «está de moda ser anti woke y ser facha» y le ha propuesto al Gobierno impulsar una red social alternativa desde el marco de la Comisión Europea y con participación pública para contrarrestar «el odio viral». Insta a que se deje de «actuar como una ambulancia a emergencias y ser más valientes». «Tengan un plan», ha reclamado al Gobierno.

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