
Las 41 víctimas de violencia estatal que hasta el momento han sido admitidas como tales en Nafarroa han recibido el reconocimiento institucional durante un acto que se ha celebrado en Baluarte y en el que la vicepresidenta segunda del Ejecutivo foral y consejera de Memoria y Convivencia, Acción Exterior y Euskara, Ana Ollo, ha pedido «perdón en nombre de las instituciones por ese daño impropio e ilegítimo que os causaron en el pasado para que, desde el presente, se pueda construir una sociedad verdaderamente democrática y en paz».
Se trata de la segunda ceremonia de este tipo que se lleva a cabo, después de una inicial en la que se reconoció a doce primeras víctimas, cuyo número se ha elevado a lo largo de 2024 hasta las 41, pendiente de que esa cifra sea todavía mayor, a la vista de las 125 solicitudes provisionales que se han cursado hasta ahora. Además de víctimas, junto a familiares y allegados, en el evento también han tomado parte representantes de diferentes asociaciones y fuerzas parlamentarias, a excepción de PP y Vox.
El momento más emocionante del acto ha sido la intervención de Alberto Goñi, una de las 41 víctimas, que ha hablado en nombre de todas ellas. Ha relatado cómo, con 14 años, recibió un pelotazo a quemarropa que le destrozó la espalda, para ser posteriormente detenido «y apaleado», y, en otro episodio, escuchar en la radio de la Policía el famoso mensaje de «tirad con todas las energías, no os importe matar», previo a arrasar con los Sanfermines de 1978.
Asimismo, ha narrado que estaba justo al lado de Gladys del Estal poco antes de que «la asesinase el disparo de un guardia civil, cuando creíamos que era un petardo» y que nuevamente fue detenido y torturado en 1983, «mientras dos jóvenes tolosarras, Joxi y Joxean, estaban desaparecidos», y también en 1985, «cuando otro muchacho de Orbaizeta también estaba desaparecido». «Al salir esposado de mi casa, mi pobre madre, angustiada, le preguntó al último policía ‘¿qué le va a pasar a mi hijo?’ y el policía le respondió ‘tranquila, señora, que su hijo no aparecerá flotando en el Bidasoa’. Faltaban ocho días para que Mikel Zabalza apareciese precisamente flotando en el Bidasoa», ha narrado.
Finalmente, en 1987, volvió a ser arrestado por participar en una movilización antimilitarista. «Entonces, cientos de jóvenes terminaron en la cárcel por negarse a hacer la mili», ha recordado. «A pesar de todo, siempre he pensado que he tenido muchísima suerte. Sobreviví y tuve un entorno que me ayudó a recuperarme física y psicológicamente. Pero siempre desde la culpa, el miedo, la vergüenza... El miedo se instala en el alma. Sientes como te atropella, te ahoga, no te deja vivir. Siempre con el miedo a que vuelvan, a que te lleven de nuevo detenido, a volver a la locura, al dolor, al horror», ha reconocido.
Goñi ha extendido su experiencia a todas las víctimas, pues «todas y todos los que hemos sufrido la violencia de cualquier tipo tenemos vivencias similares. Estos últimos años he tenido el privilegio de compartir vidas con personas maravillosas que perdieron padres, maridos, hijas, hijos. Sufrieron la violencia, el acoso y, muchas veces, la indiferencia cuando no la culpabilidad de parte de la sociedad».
Ha concluido su exposición admitiendo que «pienso honestamente que la violencia es profundamente inhumana, pues nos coloca en trincheras desde las que defender nuestras legítimas ideas, pero en contra de las ideas diferentes. A través de la arquitectura de mi propia vida, pienso que la violencia niega la posibilidad de la escucha, niega la razón para imponer el criterio, niega la posibilidad de ver en la otra u otro alguien con quien discutir, compartir, razonar o discrepar, para pasar a ser solo el enemigo».
«Sesgo de género»
La vicepresidenta segunda, Ana Ollo, ha enmarcado la celebración, coincidente con el Día contra la Tortura en Euskal Herria, como «un acto de reconocimiento y reparación a las personas que sufristeis en el pasado un daño y una violencia ilegítima e injustificable: violencia, tortura, malos tratos, atentados…», y ha puesto de manifiesto que, en el caso de las mujeres que han sufrido malos tratos y torturas –hasta el momento se han reconocido siete casos–, «la violencia también tiene un sesgo de género».
También ha realizado una apuesta por «el diálogo, la escucha, el entendimiento, las ideas diferentes. Porque la posición contra cualquier conculcación de los derechos humanos tiene que ser netamente democrática» y ha reivindicado el papel de la memoria, ya que «no se puede avanzar desde el olvido o la invisibilización de ninguna víctima y, como sociedad, podemos tener ideas diferentes, proyectos distintos y hasta contrapuestos, pero nunca nadie debió –no debe– rebasar el límite de la dignidad de las personas».
Por su parte el director general de Memoria y Convivencia, además de presidente de la Comisión de Reconocimiento y Reparación, Martín Zabalza, ha subrayado la importancia de «este periodo de construcción de un ecosistema navarro de convivencia democrática sin exclusión de ningún actor representativo de la ciudadanía». Dicho organismo ya está trabajando en estos momentos en otros 78 expedientes, al ser un proceso que continúa abierto.
Aznal: «La punta del iceberg»
Laura Aznal, portavoz de EH Bildu en el Parlamento de Nafarroa, ha asegurado instantes antes del inicio del acto que los casos que han surgido hasta ahora de víctimas de violencia estatal son «solo la punta del iceberg de una realidad mucho más amplia».
En todo caso, ha puesto en valor el trabajo que está desempeñando la Comisión de Reconocimiento y Reparación, una labor de la que «somos conscientes de que no es fácil, pues existen presiones, aunque pensamos que se trata de un trabajo totalmente necesario e indispensable para superar la confrontación y construir una convivencia democrática».
«Desde EH Bildu, reiteramos nuestro compromiso con la verdad, el reconocimiento y la reparación, además de que valoramos el reconocimiento público y les trasladamos nuestro apoyo a todas estas víctimas, personas que han sufrido torturas y violencia policial, y que han sido silenciadas durante décadas e, incluso, criminalizadas. La tortura ha sido ocultada durante demasiados años y ahora por fin empezamos a ver cómo sale a la luz», ha ratificado.

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