Pello Guerra
Redactor de actualidad / Aktualitateko erredaktorea

La peña La Única recupera su pasado gracias a un trabajo propio de memoria histórica

Descubrir la verdadera fecha de su fundación, la represión que sufrieron algunos de sus socios en 1936 y cómo se fue incorporando la mujer a esta entidad son algunos de los objetivos cumplidos por la peña La Única en su empeño por recuperar su pasado con un trabajo propio de memoria histórica.

Jabiertxo Andiarena y Jokin Lizarraga presentaron el trabajo de memoria histórica de la peña La Única.
Jabiertxo Andiarena y Jokin Lizarraga presentaron el trabajo de memoria histórica de la peña La Única. (Jagoba MANTEROLA | FOKU)

Gracias a un trabajo propio de memoria histórica, la peña La Única ha conseguido recuperar su pasado y descubrir documentalmente cuál fue la verdadera fecha de su fundación, la represión que sufrieron algunos de sus socios y cómo fue la paulatina incorporación de la mujer a esta entidad iruindarra.

Los resultados de ese esfuerzo iniciado hace doce años fueron dados a conocer el miércoles en un acto celebrado en el palacio del Condestable y en el que el presidente de La Única, Juan José Sola, tuvo un recuerdo para uno de sus socios más emblemáticos, Elías Antón, recientemente fallecido. La noticia causó conmoción en parte del auditorio, que no conocía el deceso.

Precisamente de recuerdos y memoria iba el acto, pero en especial de confirmar o desmentir algunos de los ‘mitos’ de La Única, la peña «más antigua» de Iruñea, y desentrañar documentalmente la verdad sobre algunos episodios de su pasado. En definitiva, como señaló Jokin Lizarraga, «se trataba de recuperar nuestra historia y creo que lo hemos conseguido».

Foto oficial de la peña La Única tomada hacia 1931-32, la más antigua que se conserva. (LA ÚNICA)

Para lograr ese objetivo, se ha tirado de diferentes fuentes. Por un lado, decenas de personas de la peña «han colaborado con documentos gráficos y testimonios orales», unos fondos propios de la entidad y de particulares, a los que se ha sumado la hemeroteca y los documentos relacionados con La Única guardados en el Archivo General de Nafarroa y en el Archivo Municipal de Iruñea.

En la recopilación de toda esa información, Lizarraga y Jabiertxo Andiarena, el tándem que ha tirado del proyecto desde la peña, han contado con la colaboración de la empresa Labrit y la UPNA. Dos alumnos del grado de Historia y Patrimonio de la universidad han dedicado sus prácticas a la realización de este trabajo, bajo la supervisión de Gemma Piérola, quien alabó la profesionalidad demostrada por Andiarena a la hora de afrontar esta tarea.

Por su parte, Labrit se ha encargado de recoger el patrimonio inmaterial, lo que se ha traducido en recopilar «26 historias de vida, 37 horas de grabación, cerca de 1.000 secuencias y 123 fotografías interpretadas», según desgranó su responsable, Gaizka Aranguren. En su intervención, alabó la «apuesta muy interesante» de La Única por recuperar su memoria, que calificó de un «tesoro» y del que hizo entrega en formato digital al presidente Sola.

Treinta años más joven

¿En qué se ha traducido todo este esfuerzo? En primer lugar, se ha conseguido descubrir la fecha real de fundación de La Única, según explicó Andiarena, que tuvo lugar en el salón Venecia, un local ubicado en el barrio de Curtidores, a orillas del Arga.

Tradicionalmente, se ha considerado que La Única se creó en 1903 y, de hecho, la peña celebró su centenario en 2003. Pero ningún documento lo certificaba, así que se inició una búsqueda que ha permitido localizar en prensa un reto futbolístico de La Única con otra sociedad en 1933, un esquela de 1962 y la entrega del Pañuelo de Honor de 1966, en las que se apuntaban unas fechas que han permitido determinar que la fundación habría tenido lugar entre 1931 y 1933, es decir, treinta años antes de lo comúnmente aceptado.

Varios socios sufrieron en primera persona la represión franquista. (LA ÚNICA)

Otro hallazgo relevante tiene que ver con la represión que sufrieron algunos de sus socios en 1936. Ese año, La Única contaba con unos treinta socios y de ese colectivo, al menos cuatro personas fueron objetivo de los fascistas.

A Jesús Dorronsoro lo fusilaron en Monreal y a Calixto Aniceto Pajares lo mataron en Cadreita, mientras que Ángel Requetibate «salvó el pellejo» y fue encarcelado en el fuerte de Ezkaba. A un cuarto socio, Valero, apodado ‘Trabuco’, lo reclutaron a la fuerza los franquistas, resultó gravemente herido en la batalla del Ebro y terminó muriendo en 1943 como consecuencia de esas heridas.

Otras dos personas podrían ser susceptibles de ser incluidas, ya que sus nombres y apellidos figuran como socios de La Única de entonces y aparecen esos mismos en las bases de datos de las asociaciones memorialistas, de la UPNA y del Gobierno de Nafarroa, como personas fusiladas. Pero, según explicó Andiarena, no se ha podido confirmar de si se tratan de las mismas personas o «de una coincidencia».

El resurgir de 1940

La represión fascista sobre La Única supuso que en esa época llegara a desaparecer, aunque «no sabemos cómo, si fue por voluntad propia o hubo una orden de la Junta Militar o del gobernador». Tras la guerra, en 1940 volvió a resurgir, aunque sin dejar de estar en el punto de mira de las autoridades franquistas, que, a través de la Policía, realizaba informes sobre sus actividades, hasta el extremo de estar presente en sus asambleas para tomar buena nota de lo que se comentaba en ellas.

Tras haber tenido sedes en Descalzos y Jarauta, en su regreso, La Única se asentó en la calle Amaia número 20 y para 1941 ya contaba con 104 socios, según un listado que se ha conseguido localizar. En otro documento de 1953 aparece por primera vez el nombre de La Única de Amaia, denominación que utilizaría legalmente hasta diciembre de 1969 y, de forma pública, hasta mediados los años 70, a pesar de que La Única abandonó la sede de la calle Amaia en 1969, para recalar de nuevo en Jarauta, según fue detallando Andiarena.

Además se ha podido confirmar la participación de la peña en la constitución de la Sociedad Deportiva Amaia en 1965. Formaba parte del llamado Grupo Deportivo Beloso Bajo, una agrupación de 15 asociaciones, peñas y clubs de Iruñea que terminó creando la citada sociedad.

Pancarta de La Única de los años 90 en la que se hizo referencia a la insumisión. (LA ÚNICA)

De madrinas a socias

Finalmente, también se ha estudiado la progresiva incorporación de la mujer a la peña. Entre 1945 y 1979 existió la figura de las llamadas madrinas, aunque entre los años 50 y 60 hubo mujeres que, sin poder ser socias de pleno derecho, trabajaban activamente en la sección de montaña y caridad.

En 1969 se aprobó en asamblea que las mujeres de esa sección pudieran acceder al local, de tal manera que «entrábamos a la cocina, pero no hacíamos barra y no teníamos abono para los toros», recuerda una socia en su testimonio.

Tras un primer intento fallido para que se convirtieran definitivamente en socias en 1975, ese momento llegó a primeros de 1980, cuando ya se dio el visto bueno a su ingreso.

La peña La Única también se solidarizó con el diario ‘Egin’. (LA ÚNICA)

Esa circunstancia hizo que Txaro Pardo llegara a ser presidenta de la entidad e incluso más adelante de la Federación de Peñas. Un hito en la historia de una entidad que, tras sus inicios como sociedad gastronómica, ha llegado a contar con una nutrida sección deportiva integrada por equipos de fútbol, balonmano, hockey e incluso sokatira, aunque «la falta de relevo hizo que se fueran apagando», según señala un socio en su testimonio recogido en el trabajo. La que sigue en activo es la de rugby.

Otros aspectos de la peña, como sus actividades para los más txikis, su apartado musical y sus vínculos con la localidad de Dax, también afloran en este trabajo de memoria histórica que no está cerrado, como recordaron Lizarraga y Andiarena.

Por un lado, está pendiente de completar el apartado relacionado con la represión durante la dictadura peinando otros archivos, como señaló Piérola, y también está la posibilidad de que aparezcan más documentos, fotos, archivos..., por lo que sus impulsores animaron a los presentes a aportar lo que puedan localizar en relación al pasado de la entidad.

Una labor conjunta que está recuperando el pasado de una peña que una de las socias que ha participado en el proyecto con su testimonio califica de «viva».