En noviembre del año pasado, el sorpresivo cierre de la heladería Coppelia, la más emblemática de La Habana, generó fuertes críticas entre los cubanos, que lo interpretaron como otro impacto de la difícil situación económica que enfrenta el país, la peor en treinta años, con frecuentes apagones y una inflación galopante, en especial en el precio de los alimentos.
«Abrió Coppelia. ¡Qué alegría!, porque esto viene siendo como una cosa simbólica del país», celebra Víctor Montoya, de 82 años, a la salida de la heladería que ocupa casi una manzana a las puertas de la Rampa habanera, corazón de la vida nocturna de la capital. «La calidad del helado no está tan mala», explica a AFP frente a este icónico lugar, inaugurado en 1966 a bombo y platillo.
En Coppelia, con capacidad para 547 clientes, se rinde culto a la laureada película cubana ‘Fresa y Chocolate’ (1993), de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, pues en uno de sus salones se grabó unas de las escenas más conmovedoras del filme. Su atípica construcción, con influencia del modernismo italiano y pasillos rodeados de exuberante vegetación, la convirtió en lugar de encuentros, tertulias y citas románticas.
De 26 sabores, a uno solo
Sin embargo, en los últimos años su servicio ha empeorado y los precios han dejado de cubrir los costos de producción, explica el director de la empresa estatal que rige la remodelada heladería, José Antonio González. «No cerró por falta de helado, sino para corregir los precios al cliente», aclara González.
«No tiene el sabor del helado Coppelia de hace cinco meses, no vamos a hablar del helado de hace 10, 15, 20 años»
Ese desajuste llevó a que Coppelia apenas pudiera ofrecer un solo sabor de helado, precisa. «Ahora tiene más de ocho sabores y más de 14 combinaciones con dulce o frutas», añade, aunque el precio del helado sigue recibiendo un subsidio de 60%.
Desde su inauguración hasta la crisis económica que enfrentó Cuba durante la década de 1990, Coppelia mantuvo un menú de 26 sabores y una veintena de especialidades. Con el reajuste, el precio de una ensalada de cinco bolas de helado de la marca Coppelia pasa de 45 a 155 pesos (de 0,37 centavos de dólar a 1,29 dólares), un aumento que puede marcar la diferencia en una isla donde el salario promedio es de 42 dólares, según el cambio oficial.
«Con esta subida de los precios no creo que el habanero de a pie pueda ir regularmente a Coppelia como sucedía antiguamente», opina Mijaíl Morales (47 años), empleado de una empresa estatal de comercio. Además, «no tiene el sabor del helado Coppelia de hace cinco meses, no vamos a hablar del helado de hace 10, 15, 20 años», apunta nostálgico.
Helados a tres dólares
Durante medio siglo, la producción y venta de helados en Cuba fue básicamente estatal, pero la expansión del sector privado desde 2021 impulsó la creación de decenas de pequeñas heladerías particulares.
«Este helado es exquisito, pero sí que está caro y no se puede comparar con el precio de Coppelia»
«Este helado es exquisito, pero sí que está caro y no se puede comparar con el precio de Coppelia», asegura Erena Cobo, una trabajadora del Estado de 57 años, en Sabor Cid, una heladería privada que abrió sus puertas en mayo muy cerca de Coppelia. Sabor Cid ofrece 24 sabores de un helado elaborado artesanalmente con materias primas importadas de Italia, pero allí una copa ‘Donna sola’, de una bola de helado con todos sus agregados, supera el equivalente a tres dólares, un lujo que no todos los cubanos pueden darse.
«Todo es importado y eso sube el costo», explica su copropietario Jhendry García. Este contable de 38 años se queja de la ausencia de un mercado oficial de cambio que facilite la compra de las divisas para su negocio. Respecto a la competencia estatal o privada, García sostiene que, en Cuba, una isla de 10 millones de habitantes amantes de los helados, «todavía tenemos espacio para todos».
Por su parte, el director de la empresa del Estado que dirige Coppelia considera que de momento ningún productor privado puede competir con la gran heladería en materia de ubicación, capacidad, volumen de venta diario (1.200 tinas de 10 litros) ni precios. «No creo que Coppelia pierda su condición de ser la heladería por excelencia de Cuba», concluye.

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