«El trinquete reanimó mi pasión por la pelota»
Aunque ahora una pubalgia le mantiene en el dique seco, Luis Sánchez (Uharte, 29-III-1997) va camino de convertirse en un referente manista en el trinquete. Tres Superprestige –el último este pasado enero–, un campeonato individual y otro por parejas es su provisional palmarés.

Rara avis, Luis Sánchez, pelotari de Uharte, ha encontrado en el trinquete su razón de ser deportiva. Y el trabajo que ha venido realizando desde 2017 ha comenzado a dar sus frutos durante los tres últimos años. Compatibilizando la pelota con su trabajo como consultor, este deportista navarro quiere hacerse un hueco en la historia de una modalidad deportiva peculiar. Y facultades no le faltan para conseguirlo.
Este pasado enero logró su tercer Superprestige, en su enésimo duelo contra Larralde. ¿Cómo llegó a la final?
Pues la encaré con cierto miedo debido a mi pubalgia, que ya la llevaba arrastrando desde bastante tiempo atrás y me coincidió con el peor momento de dicha lesión. Tanto la semifinal como la final tuve que jugarlas infiltrado y llegué condicionado mentalmente. Los entrenamientos no fueron como uno quería y la confianza, tampoco. Mi objetivo era poder disfrutar del partido sin que me doliera excesivamente para poder desarrollar mi juego.
¿Y lo consiguió?
Comencé a tranquilizarme cuando vi que podía jugar y que las cosas me salían. Los tantos fueron rápidos y con mucho ritmo, y eso me convenía. Hasta el 16 fue muy igualado y reñido, pero luego ya cogí un poco la iniciativa. Mi estrategia era saque-remate, ya que no me favorecía que los tantos se alargasen, lo que hacía que me aumentase el dolor. Al final, logré vencer.
¿La clave de ese triunfo?
Saqué muy bien a los pies, apurando bastante a la línea de falta, de modo que mi contrario no podía adelantarse de aire. Y, pese a ajustar tanto, no cometí ningún error, lo que no es tarea sencilla teniendo en cuenta que hay que llegar a 40 tantos. También con el segundo pelotazo aproveché mucho y eso me fue bien.
Fue la tercera final seguida con Larralde. ¿Se van a reeditar muchos desafíos entre ambos?
Lo cierto es que con quien más rivalidad he tenido ha sido con Battitta Ducassou, pero en los últimos años da la casualidad que no ha conseguido meterse en la final del Superprestige. Por otro lado, Peio Larralde es una estrella, tiene muchísimo nivel y es la referencia en lo que se refiere a delanteros del trinquete. Se podría decir que entre los tres andamos siempre peleando por las victorias individuales.
Habla de Ducassou y ha igualado su récord sumando tres Superprestige consecutivos. ¿Llegará a los seis del de Itsasu?
Hay que tener objetivos y ser ambicioso, pero es muy difícil. Desde luego, lo que no se puede pensar es en el sexto sin haber conseguido el cuarto. Ojalá llegue a cuatro, luego a cinco y así sucesivamente. De todos modos, cuando te preparas, solo con poder disputar ese torneo, luego jugar una final y, más tarde, poder ganarla, ya es algo que hubiera firmado hace muchísimos años.
«Si sigo jugando con la misma confianza, tengo muchas posibilidades de que lleguen más títulos»
¿Qué factores deberían darse para poder igualar o incluso superar dicha marca?
No cabe duda que tener suerte con las lesiones, que es algo muy limitante. Si estoy a mi nivel, tengo muchas posibilidades de seguir ganando, porque soy más joven que Ducassou y Larralde, lo que creo que es una ventaja. Si sigo jugando con la misma confianza, es posible que lleguen más títulos.
Lógicamente, los ha conseguido mejorando su rendimiento en la cancha en estos tres últimos años. ¿Qué ha ocurrido para ese crecimiento exponencial?
Trabajo, ambición, suerte y rodearte de un buen equipo de profesionales. También tener claros tus objetivos y saber aprovechar las oportunidades que te den. Por decirlo de alguna forma, la pelota es mi vida, he sabido hacer mi camino y en ello estoy.
Una inoportuna pubalgia le ha cortado esa trayectoria y le ha impedido disputar el torneo individual, ¿cómo se encuentra ahora?
Tomamos la decisión de forzar con el Superprestige y luego realizar un parón, lo que suponía que no iba a poder competir en el campeonato individual. Me habría encantado poder jugarlo, pero son circunstancias que se dan, no se puede elegir cuándo nos lesionamos. Cuesta decir que no a un campeonato, pero si la razón es el físico, no te queda otro remedio que tomar decisiones.
No es la primera vez que pasa por un proceso de este tipo, también en su momento se lesionó en el hombro. ¿Cómo se sobrelleva una situación así?
El mayor problema es de carácter mental, mantener la motivación, pues no sabes cuánto tiempo vas a estar lesionado y es importante gestionarlo bien psicológicamente. Hay que rodearse de gente que te apoye, en mi caso, es mi pareja la que me ayuda un montón porque me tiene que aguantar todos los días. Además, este es un deporte individual en el que dependes de ti mismo, lo que lo hace todavía más personal.

El suyo es un caso atípico. No es lo habitual que un pelotari de Hegoalde se centre en la modalidad de trinquete.
Mi envergadura física con 15-16 años no era la misma que ahora –mide 1,87– y tenía problemas con las manos, lo que no me permitía entrenar todo lo que quería, por lo que mi sueño de ser algún día profesional parecía acabarse. Mi nivel con respecto a otros pelotaris de mi edad estaba bajando y dispuse de la oportunidad de probar en el trinquete, jugué con la selección navarra y tuve la posibilidad de ir a un Mundial con la sub22 española. Entonces, junto con Eneko Maiz, nos invitaron en 2017 desde una empresa profesional a entrenar con Panpi Ladutxe para comentarnos que nos veían ciertas maneras y potencial.
Entiendo que ahí vio una oportunidad inmejorable para centrarse en esta modalidad.
Para entonces, ya había asimilado algo la técnica del trinquete y me empecé a preparar físicamente porque era la ocasión de pasar a profesional y vivir de lo que más me gusta, que es la pelota, me reanimó la pasión por este deporte. Y, con 22 años, recién finalizados mis estudios, me planteé dedicarme exclusivamente a ello.
¿A qué tuvo que acomodar su estilo pelotazale para desenvolverse en el trinquete?
Se juega con pelotas menos pesadas y no hay que levantar tanto la pelota. No es por echarme flores, pero lo cierto es que, en mi caso, marco un poco la diferencia por la velocidad que le doy, dispongo de un golpe vivo, que me distingue de otros rivales. Esa cualidad es lo que más le llamó la atención a la empresa profesional, a lo que había que incorporarle una buena técnica para conseguir un rendimiento idóneo en el frontón.
¿Cómo fue su acogida en ese nuevo mundo?
Pues como todas las transiciones, no es sencillo, sobre todo teniendo en cuenta que yo entré en profesionales casi directamente, sin tener que jugar en aficionados de trinquete, paso previo habitual y en el que se evalúa si se está preparado para dar el salto. Lo que sí estuve es algo más de dos años entrenando y disputando partidillos de vez en cuando, hasta que en 2020 ya me convertí en profesional.
¿Y su relación con el resto de pelotaris?
Pues, para empezar, la comunicación fue complicada porque no sabía francés y el ambiente también es distinto, no digo que sea ni mejor ni peor, es diferente. Los pelotaris son muy competitivos y cada uno entrena de manera particular, con su propio entrenador, e incluso procuran que los rivales no sepan cuáles son sus rutinas de preparación. Comencé a aprender francés y me ayudaron mucho desde la empresa porque tuve que compatibilizar unos nuevos estudios universitarios con un entrenamiento semanal los sábados por la mañana allí.
«A todo el mundo que conozco que ha visto un partido de trinquete, en mayor o menor medida, le ha gustado»
Parece que se ha abierto una puerta y que cada vez son más los pelotaris de Hegoalde que se animan a probar con el trinquete.
Sí, empieza a ser más normal que esto suceda, pelotaris que ven que en el frontón normal quizás no vayan a llegar muy lejos y que prueban con el trinquete. Además, el hecho de que vaya gente de aquí les parece una buena estrategia a quienes organizan los torneos porque supone ampliarlos geográficamente y no tener un carácter tan cerrado como era antes. Lo que está claro es que se trata de una posibilidad bonita, la de jugar contra los mejores de una disciplina, tiene su acicate e interés.
Con la experiencia que ha vivido, ¿animaría a que más jóvenes sigan su camino?
Por supuesto, animo a que lo prueben y vean que hay salidas diferentes en el campo del profesionalismo y competiciones muy interesantes, como es el hecho de ir a un Mundial.
¿Qué cree que le falta al trinquete para que termine de enganchar a más público?
Es un juego dinámico, con sus recovecos, y sencillo de seguir, es difícil que alguien se aburra, a todo el mundo que conozco que ha visto un partido de trinquete, en mayor o menor medida, le ha gustado, pero está muy reducido a Iparralde, es muy local por tradición y mentalidad. También está el problema de que la pelota tiene muchas modalidades y no es posible que todas ellas estén en auge.
Ahora mismo compagina pelota con su trabajo de consultor, ¿cómo lo compatibiliza?
Tengo la suerte de que en mi empresa, Zabala Innovation, me permiten disponer de una jornada laboral reducida. Al principio, me dediqué en exclusiva a la pelota, pero era consciente de que el día que lo dejase tenía que dedicarme a otra cosa, por lo que seguí formándome pensando en el futuro. Mi trabajo me permite entrenar diariamente para mantener el nivel competitivo que me ha permitido lograr los últimos títulos.

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