«Parece que todo tenga que pasar por la escuela, hay que trabajar en comunidad»
La reciente Plaza Hutsa de Sortu ha indagado en las encrucijadas educativas de mano de Marta Domènech, que coordina en Catalunya una red y un modo de hacer pioneros. Desigualdades, migración, salud mental, lengua... los frentes son tantos que solo se pueden resolver en comunidad, más allá del aula.

¿En qué consiste Aliança Educació 360?
Nace en 2018 impulsada por la Diputación de Barcelona; la Fundación Jaume Bofill, que genera conocimiento y políticas educativas; y la Federació de Moviments de Renovació Pedagògica de Catalunya, formado por maestros y muy histórica en Catalunya. Ven la necesidad de poner en valor las oportunidades educativas más allá de la educación reglada –dentro de la escuela o del horario lectivo, con una perspectiva a tiempo completo. El derecho a la educación debe integrar todos estos aprendizajes y experiencias que se dan en el ocio, o en las extraescolares, o simplemente en el espacio público y en comunidad.
Somos una red. Están adheridos a la Alianza más de 400 entidades, de las cuales unas 160 son ayuntamientos. También las cuatro diputaciones. Y contamos con cuatro redes territoriales con personas que coordinan grupos más voluntarios de agentes diversísimos. El planteamiento siempre es garantizar la equidad, que todo el mundo tenga las mismas oportunidades.
¿Por qué esta necesidad?
Porque fuera del horario lectivo las desigualdades no solo se reproducen, sino que además se incrementan. Está demostrado con datos de distintas fuentes, como la encuesta de Salud Pública de Catalunya, que es muy potente. [El 32% de niños y jóvenes hasta 18 años no realiza ninguna actividad escolar, hay 30 puntos de diferencia en el acceso a estas posibilidades de las familias con más recursos a las que menos...]
«Fuera del horario lectivo y en verano las desigualdades no solo se reproducen, sino que se incrementan»
La metodología es abordar esto formando ecosistemas educativos locales, o sea, con la diversidad de agentes que participan en todo lo que tiene que ver la educación más allá de la escuela. Un ecosistema que define conjuntamente objetivos y pone en marcha proyectos. Hemos puesto mucho peso en los ayuntamientos, porque mayoritariamente son los que lideran estos ecosistemas, pero participan también centros educativos, entidades, colectivos, asociaciones de familias, equipamientos culturales...
Lo extraescolar se entiende generalmente como un modo de llenar la agenda de los niños y descargar la de los padres. Supongo que no se trata de eso...
No, claro, pero también hay extraescolares en el sentido de actividades regulares durante el curso, incluyendo fines de semana: hay ocio educativo, hay salidas, puede haber clases de refuerzo... Estamos haciendo una apuesta muy fuerte por un pilotaje de políticas públicas para el verano, en colaboración con la Diputación de Barcelona. Y es que también tenemos datos de que el verano es un espacio multiplicador de desigualdad. ¿Cuántos niños hay con beca comedor y esa es seguramente su comida principal saludable, qué pasa con ello en los tres meses en que no tienen colegio? ¿Y con los que están metidos dos meses y medio en un piso sin aire acondicionado? En el parón del verano, algunos pueden no leer una línea en tres meses. Los ayuntamientos están haciendo cosas, dando becas para programas, actividades...
«El aprendizaje no es para nosotros el nudo central y más importante, sino el bienestar, las redes, la autonomía, la salud mental...»
Las extraescolares clásicas incluyen un aprendizaje, pero para nosotros este no es el nudo central ni más importante, sino el bienestar, la comunidad, las redes, la autonomía, la autopercepción, la salud mental... Es mucho más amplio.
La pasada semana se presentó un estudio de evaluación en la CAV y su responsable calificaba de «preocupante» la diferencia de resultados entre alumnado inmigrante y autóctono.
Nuestro foco no es la inmigración, son la equidad y la desigualdad. En Catalunya se acaba de conocer un dato espeluznante de pobreza infantil: llega al 35%. El porcentaje de alumnado inmigrante es un 19%. Todo ese 19% no es pobre, claro, pero aunque sí lo fuera no llegamos al 35%. La emigración mayoritariamente tiene una carga de pobreza clara pero no es el único eje.
También abordamos la cuestión de la lengua, porque en los últimos años estamos en una situación peor que nunca. El uso está bajando, y aquí también es en parte por la inmigración, pero es que también baja en los chavales de familias catalanoparlantes. El catalán se está relegando a un espacio educativo o profesional, cuando esto no había pasado jamás, todo era ir hacia arriba. La variable extranjera claramente no es la única.
¿Cómo conseguir que el catalán, o el euskara, sea un factor de inclusión y no lo contrario?
Me meto un poco en el lío: el modelo de inmersión lingüística catalán, que durante 40 años ha sido la niñita de nuestros ojos, ha hecho una función social brutal. Pero nació, y eso a veces se olvida, y quizás voluntariamente, de una reivindicación de los inmigrantes españoles y sus sindicatos, que querían que sus hijos tuvieran las mismas oportunidades. Nació desde desde la voluntad de conseguir equidad, no desde la voluntad de identidad catalana. Ese origen y esa filosofía se han ido perdiendo un poco y hay que repensarlo.
«El modelo de inmersión nació, y eso a veces se olvida, de una reivindicación de los inmigrantes españoles, que querían que sus hijos tuvieran las mismas oportunidades»
¿Cómo se va a hacer? Ese modelo ha funcionado superbién y a todo el mundo le parecía maravilloso, pero la sociedad ya ha cambiado. El porcentaje de alumnado inmigrante en Catalunya se ha doblado en 20 años. Y existe también mucha movilidad, una matrícula viva brutal en algunas zonas, con colegios que van recibiendo a niños que vienen durante todo el curso y luego se van. Tenemos una sociedad muy compleja.
Aunque siempre nos habíamos centrado en la lógica municipal, y seguimos ahí, hace un par de años desde la Aliança se pensó que había que dar un salto, interpelar directamente a la Generalitat. No es sostenible y resulta muy desequilibrado que todo esto recaiga en los ayuntamientos sin una estructura de financiación estable.
¿Hay resistencias de padres y madres a esta iniciativa? Porque lo que explica suena mucho a Eskola Kirola, un programa en Gipuzkoa que ha sido llevado a los tribunales por algunos de ellos y anulado inicialmente...
De momento no. Realmente es muy difícil que alguien esté en contra de nuestro discurso, así en abstracto. Cuando vas a hablar con un político de cualquier color, salvo Vox, le parece bien que todo el mundo tengan las mismas oportunidades educativas. Pero luego siempre está el peligro de la segregación. Por eso hay que universalizar las oportunidades educativas.
Si nos centramos solo en que los más pobres puedan acceder, es muy fácil que se generen dinámicas de segregación, de estigmatización: los «pobrecitos» se van a esta actividad y los que se la pueden pagar se van a otra más «guay». Para evitar eso es muy importante la calidad: si un ayuntamiento pone en marcha una oferta gratuita de actividad deportiva, campamento de verano, lo que sea, esa oferta tiene que ser excelente, excelente en el sentido de poder competir con la privada. La gente que tiene no es tonta y si la oferta es buena y encima gratuita, le va a parecer maravilloso. Y cuando hablo de excelente quiero decir que sean actividades bien pensadas, que trabajen las competencias, que tengan buenos profesionales y buenas condiciones...

Hay otra cuestión de total actualidad: las pantallas. ¿Hay consenso en Catalunya?
No, pero efectivamente el debate está ahí todo el rato. En la Aliança no hemos entrado en ello. Pero voy a contar un caso, de un instituto del barrio más segregado de Tarragona, que tiene un 80% de alumnado de origen extranjero, una realidad muy compleja, en la que para muchos estudiantes no es ya que el catalán solo lo oigan en el instituto, sino que ni siquiera el castellano es referente para ellos. Resulta que el profesor de actividad física es un «flipado» de los juegos de mesa, y un día decidieron traer juegos de mesa de su casa al patio. Los chavales empezaron a jugar. Crearon un espacio físico en el instituto donde tienen juegos, han ido comprando algunos, y han creado un club en el que los chavales no van a jugar solo, sino que van a aprender a dinamizar juegos en catalán, salen a torneos...
Con ello están trabajando la lengua, la oralidad, de un modo que no es impositivo, no es de arriba a abajo. Y luego están pasando horas sin pantallas, porque todo son juegos de mesa al uso. Chavales de 3º y 4º de ESO se están socializando sin pantallas. Es anecdótico, pero interesante.
«En una zona muy segregada de Tarragona, chavales de 3º y 4º de ESO se están socializando con juegos de mesa, sin pantallas. Es anecdótico pero interesante»
La soledad no deseada y el sedentarismo están alimentando el pantallismo, y viceversa. Y luego, en los datos sobre uso de pantallas hay un sesgo de clase brutal también. Son cosas que trabajamos desde la Aliança, aunque no hayamos entrado en el tema concreto de las pantallas, porque tienen que ver con la falta de red y de comunidad.
Cada vez hay más alertas sobre la salud mental de adolescentes...
Salud mental, soledad no deseada, también obesidad infantil... Son indicadores de que lo que reclamamos tiene cada vez más sentido. Los potenciales beneficios de las oportunidades educativas en un sentido amplio, que están de un club de fútbol a la escuela de música o a irte de campamentos, están científicamente probados. Y tienen que ver con aprendizaje, sí, pero también con cohesión social, con autoestima, con vinculación comunitaria...
La escuela se queja a menudo de que se le pide demasiado. Pero también hay madres y padres que piensan que no les da todo lo que debería. ¿Qué opina?
Cojo la opinión de una investigadora que trabaja mucho con nosotros: Sheila González. Parece que todo tenga que pasar por la escuela. Salud sexual y reproductiva, vamos a meterla en la escuela. Salud mental, lo mismo. Así es normal que haya sobrecarga. Hay que trabajar en comunidad. No podemos focalizar todas las problemáticas pensando que como los chavales están ahí, son un público cautivo, vamos a aprovechar la oportunidad. Y además así tampoco se hace bien, porque si no te lo crees y encima vas poniendo capas de complejidad...

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