Txupinazo de 2022, lanzado por la vecina centenaria Vicenta Irureta.
Txupinazo de 2022, lanzado por la vecina centenaria Vicenta Irureta. (Iñigo URIZ | FOKU)
Vista aérea de la Txantrea durante la construcción del colegio Bernart Etxepare en 1984.
Vista aérea de la Txantrea durante la construcción del colegio Bernart Etxepare en 1984. (ARCHIVO MUNICIPAL DE IRUÑEA)
El obispo de Iruñea Enrique Delgado Gómez firma un documento tras colocar la primera piedra del barrio de la Txantrea.
El obispo de Iruñea Enrique Delgado Gómez firma un documento tras colocar la primera piedra del barrio de la Txantrea. (ARCHIVO MUNICIPAL DE IRUÑEA)
Franco, en el centro, durante su visita a la Txantrea en diciembre de 1952.
Franco, en el centro, durante su visita a la Txantrea en diciembre de 1952. (Félix MAIZ/ARCHIVO GENERAL DE NAFARROA)
Público congregado en las inmediaciones de la actual plaza del Félix durante la visita de Franco.
Público congregado en las inmediaciones de la actual plaza del Félix durante la visita de Franco. (DIPUTACION DE NAFARROA/ARCHIVO GENERAL DE NAFARROA)
Un grupo de niños contempla un belén instalado entre dos viviendas de la Txantrea en 1964.
Un grupo de niños contempla un belén instalado entre dos viviendas de la Txantrea en 1964. (ARCHIVO MUNICIPAL DE IRUÑEA)
Casas típicas del barrio en una imagen de 1988.
Casas típicas del barrio en una imagen de 1988. (ARCHIVO MUNICIPAL DE IRUÑEA)
Vista de la plaza Ezkaba en 1988.
Vista de la plaza Ezkaba en 1988. (José Luis ZÚÑIGA/ARCHIVO MUNICIPAL DE IRUÑEA)
La iglesia de Santiago, en construcción en 1970.
La iglesia de Santiago, en construcción en 1970. (ARCHIVO MUNICIPAL DE IRUÑEA)
Estampa de la Txantrea a finales de los años 80.
Estampa de la Txantrea a finales de los años 80. (ARCHIVO MUNICIPAL DE IRUÑEA)
Vista aérea de la Txantrea y Orvina del año 1972.
Vista aérea de la Txantrea y Orvina del año 1972. (ARCHIVO MUNICIPAL DE IRUÑEA)
Estampa del Rastro de la Txantrea en 1989.
Estampa del Rastro de la Txantrea en 1989. (José Luis ZÚÑIGA/ARCHIVO MUNICIPAL DE IRUÑEA)
Numeroso público congregado un domingo en el Rastro.
Numeroso público congregado un domingo en el Rastro. (José Luis ZÚÑIGA/ARCHIVO MUNICIPAL DE IRUÑEA)
Puestos del Rastro situados junto al cine Chantrea.
Puestos del Rastro situados junto al cine Chantrea. (José Luis ZÚÑIGA/ARCHIVO MUNICIPAL DE IRUÑEA)
Vista aérea de las instalaciones de la Unión Deportiva Cultural Txantrea en 1971.
Vista aérea de las instalaciones de la Unión Deportiva Cultural Txantrea en 1971. (ARCHIVO MUNICIPAL DE IRUÑEA)
Manifestación para denunciar la represión policila en el barrio.
Manifestación para denunciar la represión policial en el barrio. (Jagoba MANTEROLA | FOKU)
Actuación sorpresa de Barricada en 2007 con motivo del 25 aniversario de su primer concierto.
Actuación sorpresa de Barricada en 2007 con motivo del 25 aniversario de su primer concierto. (Lander F. ARROYABE | FOKU)
Manifestación contra la implantación de la zona azul en la Txantrea en 2021.
Manifestación contra la implantación de la zona azul en la Txantrea en 2021. (Jagoba MANTEROLA | FOKU)
Txupinazo de 2022, lanzado por la vecina centenaria Vicenta Irureta.
Txupinazo de 2022, lanzado por la vecina centenaria Vicenta Irureta. (Iñigo URIZ | FOKU)
Vista aérea de la Txantrea durante la construcción del colegio Bernart Etxepare en 1984.
Vista aérea de la Txantrea durante la construcción del colegio Bernart Etxepare en 1984. (ARCHIVO MUNICIPAL DE IRUÑEA)
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Pello Guerra
Redactor de actualidad / Aktualitateko erredaktorea

La Txantrea, 75 años de un barrio al que «jamás han regalado nada y ha peleado todo»

El 19 de marzo se cumplen 75 años de la colocación de la primera piedra de la Txantrea, un barrio iruindarra que desde sus orígenes se ha hecho a sí mismo y al que «jamás han regalado nada», lo que ha forjado una identidad de pueblo con cierto sabor a república independiente.

Vista aérea de la Txantrea tomada en 1952, durante la visita de Franco.
Vista aérea de la Txantrea tomada en 1952, durante la visita de Franco. (DIPUTACION DE NAFARROA/ARCHIVO GENERAL DE NAFARROA)

Un barrio hecho a sí mismo al que «jamás han regalado nada y que se lo ha tenido que pelear todo». Esa es la Txantrea, que este año celebra su 75 aniversario, orgullosa de una identidad de pueblo que ha conseguido mantener desde sus orígenes y a pesar de las sucesivas transformaciones que ha vivido en estas algo más de siete décadas.

La primera piedra de la Txantrea fue colocada el 19 de marzo de 1950 por el obispo de Iruñea del momento, Enrique Delgado Gómez, junto a varias autoridades locales. De esta manera arrancaba sobre el terreno un proyecto que había sido puesto en marcha por el Patronato Francisco Franco, siguiendo la pauta de la dictadura de fomentar la construcción de viviendas para los trabajadores.


El obispo de Iruñea en 1950, Enrique Delgado Gómez, coloca la primera piedra del barrio de la Txantrea. (ARCHIVO MUNICIPAL DE IRUÑEA)



El Ayuntamiento de Iruñea se encargó de comprar los terrenos a Cándido Urrizola por algo más de 600.000 pesetas para construir 300 viviendas. El patronato aportaba las herramientas para levantar las casas, con la Diputación facilitando madera de los montes de Urbasa y piedra de las canteras del monte Ezkaba. Y del trabajo se encargaban los futuros vecinos, quienes se dedicaban a construir los inmuebles una vez finalizada la jornada laboral.

El patronato estimó el precio de las viviendas adjudicadas en 47.840 pesetas, de cuyo importe descontó la mano de obra de los trabajadores, estimada en 13.840 pesetas. Se fijó una amortización mensual de 95 pesetas durante veinte años, con una cuota adicional de 3,98 pesetas revisable en previsión de futuras variaciones «por diversos conceptos».

Las viviendas construidas fueron sorteadas entre quienes las habían levantado con sus manos, que tomaron posesión de las mismas el 18 de julio de 1952. Eran unos edificios que recordaban a casas de la montaña, con un patio interior con terreno para una huerta e incluso espacio para un gallinero.

Unos meses más tarde, en diciembre, el propio Franco se presentó en la Txantrea para pasearse por las calles del nuevo barrio iruindarra y darlo por ‘inaugurado’. Un evento que será recordado el próximo 29 de marzo con la presencia del dictador, ‘resucitado’ para la ocasión.


Discursos durante la visita de Franco a la Txantrea en 1952. (DIPUTACIÓN DE NAFARROA/ARCHIVO GENERAL DE NAFARROA)



Esas viviendas conformaban la primera fase constructiva del nuevo barrio de Iruñea, que se amplió a principios de los 60 con los bloques de tres o cuatro alturas de la cooperativa Santiago.

A mediados de los años 60 y hasta los primeros 70 llegarían unos inmuebles que las superarían ampliamente en altura con los edificios de Orvina, que no es un topónimo habitual, ya que se trata del acrónimo de Organización de Viviendas de Nafarroa. Se levantaron en tres fases al norte de la avenida de Atarrabia, una de las principales arterias de comunicación del barrio.

Ya en los años 90 se aprobaría el llamado Plan de Alemanes, en la zona a orillas del Arga así conocida por la colonia de germanos que terminaron recalando en Iruñea procedentes de Camerún durante la I Guerra Mundial y que se bañaban en ese lugar, aunque hiciera falta romper el hielo que cubría el río en invierno.

También cambió en los 90 la estampa de la zona norte de la avenida de Atarrabia, de donde desaparecieron las fábricas que todavía existían en el lugar, como la Serrería Gil, Frenos Iruña, la factoría de Schweppes o una empresa de hilos.


La avenida de Atarrabia en 1963, todavía sin urbanizar por completo y con fábricas como la de Frenos Iruña en su parte norte. (ARCHIVO MUNICIPAL DE IRUÑEA)



En la actualidad, las nuevas construcciones se siguen sucediendo en la zona de Txantrea Sur, en el denominado parque Camino de Santiago, y donde están recalando «muchísimas personas que son hijos de vecinos del barrio que estaban viviendo en otros barrios y que quieren volver», señala Jesús Palacios, un habitante de la Txantrea «de toda la vida», quien destaca que en el barrio, «hay bastantes familias de cuarta generación, que llevan cuatro generaciones viviendo aquí».

Este proceso, que ya vivió un primer momento en los años 90 con las viviendas de Alemanes, está contribuyendo a revitalizar un barrio que «envejeció mucho. Cuando yo era crío, en mi portal éramos seis familias y estábamos 24 críos. Llevamos muchos años que en mi portal no vemos críos a menos que vengan los nietos de los vecinos».

Ahora toda esa población es txantreana, pero el barrio está «muy orgulloso» de haber iniciado su andadura con «gente de muchos lados», a pesar de que «cuando se hizo, había un cartel que se puso donde la cuesta del Labrit que ponía ‘A Cádiz’». Palacios recuerda que el barrio se fundó con «gente que vino principalmente de pueblos, un 70% de pueblos de Navarra y un 30% de otras comunidades», destacando «los andaluces de Jimena, de Jaén y también hay muchísimos de Aragón».


Vista aérea de la Txantrea, Orvina y barrio de la Magdalena tomada en 1976. (ARCHIVO MUNICIPAL DE IRUÑEA)


Un pulso constante

Las sucesivas etapas constructivas han terminado de conformar el continente de un barrio que siempre se ha caracterizado por tener un contenido asociativo, vecinal y reivindicativo. Palacios atribuye ese espíritu a que «a la Txantrea jamás le han regalado nada y se lo ha tenido que pelear todo».

Como vecino de ‘siempre’ del barrio, recuerda las muchas batallas que han tenido que librar sus habitantes a lo largo de su historia y empezando por algo tan básico como «los desagües. Hubo que hacer una campaña porque salían por los portales».

Otra reivindicación tuvo que ver con «los baches y que se prolongó durante años para que los arreglasen. Hay fotos de la colonia San Miguel y otras zonas que se puede flipar. Un año organizamos en fiestas un campeonato de golf por los baches de la Txantrea».

En la necesidad de ese asfaltado figuraba la avenida de Atarrabia, que antes de que se construyera la Ronda norte, absorbía el denso tráfico de esa zona de Iruñea, lo que se traducía en que «hubo un montón de accidentes y de muertos. Hubo una lucha de cuatro o cinco años, e incluso se llegó a tirar la tapia del Psiquiátrico a la carretera. No era sencillo», puntualiza Palacios.

Según añade, «para cualquier cosa que ha necesitado el barrio, ha habido que pelear, como el Centro de Salud, la Biblioteca, el Centro de Día...». A lo que se podría añadir la defensa del Rastro que surgió por iniciativa popular en el año 1977.


Intensa actividad en el Rastro de la Txantrea en un domingo de 1985. (ARCHIVO MUNICIPAL DE IRUÑEA)



Comenzó como un rastrillo en el que los vecinos vendían cosas antiguas los domingos por la mañana, pero, con el tiempo, empezaron a instalarse también vendedores de fruta y verdura, e incluso unos cuantos charlatanes.

Pero se trataba de un rastro muy particular, ya que, junto a los puestos de venta esperables en una instalación así, se promocionaba la cultura con actuaciones de grupos como Oskorri, Pantxoa eta Peio, Enrike Zelaia o los locales Barricada.

El éxito de este Rastro dominical de la Txantrea fue tal que llegaron a pasar por ese lugar hasta 40.000 personas, pero en su camino se cruzó el Ayuntamiento de Iruñea. Primero fue para pedir el pago de un impuesto municipal a los vendedores, hasta que a finales de los 80 empezaron unos controles policiales rechazados por los vecinos, en un intenso choque que llegó a registrar cargas policiales. En 1991 y con Alfredo Jaime como alcalde por UPN, el Rastro fue trasladado al Plan Sur y posteriormente a Landaben.

Más recientemente, los vecinos de la Txantrea se plantaron cuando, siendo alcaldesa de Iruñea Yolanda Barcina, quiso imponer un cambio de ubicación de los calderetes de fiestas en 2010. Finalmente no se llevó a la práctica por la resistencia del barrio, a pesar de que Barcina llegó a anegar la zona de Alemanes con 20.000 litros de agua de un camión de limpieza de la Mancomunidad de Iruñerria y de la abundante presencia policial.


Discusiones entre la Policía Municipal de Iruñea y los vecinos de la Txantrea por la prohibición de Barcina de celebrar los calderetes en Alemanes en 2010. (Lander F. ARROYABE/FOKU)



Ese fuerte rechazo vecinal también se manifestó con la implantación en 2021 de la zona azul, que en algunos tramos fue pintada de nuevo de blanco, y que se mantiene vivo cuatro años después de que UPN la pusiera en marcha sin tener en cuenta el sentir del barrio.

Estos pulsos permanentes con la autoridad terminaron otorgando a la Txantrea el calificativo de ‘barrio conflictivo’, que Barricada elevó a canción y que, en realidad, refleja un sentido de identidad y solidaridad que le ha llevado a poner en marcha asociaciones como Auzotegi, Kaskallueta, la peña Armonía Txantreana, la Unión Deportiva Txantrea, Biltoki, Artzara...

Ese sentir se ha traducido también en que en el barrio se crearan servicios pioneros, como el de planificación familiar Andraize o Zarata, una de las primeras ludotecas de la península, impulsada en los años 80 por un grupo de jóvenes.

En la actualidad, ese espíritu solidario y obrero sigue muy presente, ya que, por ejemplo, «hace unos cuatro años se puso en marca el Jaki Toki, un comedor popular que atiende a unas 60 familias, y en Salesianas existe un ropero organizado por un grupo de mujeres que funciona a tope». Palacios concluye que «sigue habiendo bastante necesidad y el barrio se sigue organizando para darle salida».


Organizadores de los actos con los que la Txantrea celebrará su 75 aniversario. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)



Este txantreano atribuye ese modo de ser tan característico del barrio a que sigue muy vivo «el espíritu de pueblo. Nos conocemos todos y socializamos mucho». Una vida en común que ha tenido espacios emblemáticos para desarrollarla, como ‘las Pirámides’, que en los años 80 era un punto de encuentro de muchos chavales del barrio, mientras sus progenitores aprovechaban para hacer la compra en uno de los primeros supermercados.

Cuando ya eran adolescentes, otro lugar de encuentro era ‘la Hucha’, la peculiar escultura que levantó la Caja de Ahorros Municipal de Iruñea junto a la sucursal que abrió en la calle San Cristóbal. Tenía entre cinco y seis metros de altura, estaba construida en barro y desapareció cuando se cerró la oficina bancaria.

Y qué decir de otros espacios muy especiales de la Txantrea, como la plaza del Félix, en recuerdo del vecino Félix Idoate Subiza, que llevó el bar ubicado en ese lugar durante cerca de 30 años; la plaza Puente la Reina, más conocida como del Abuelo en referencia a un famoso bar, o la plaza Ezkaba.

Son solo algunos de esos lugares en los que siguen socializando los habitantes de la Txantrea, un barrio que mantiene sus esencias 75 años después de que iniciara su andadura gracias al esfuerzo solidario de sus habitantes.