Agustin Goikoetxea
Aktualitateko erredaktorea / Redactor de actualidad

Víctimas de abusos piden a las instituciones y a la sociedad que no las dejen solas

Víctimas de abusos en la infancia insisten en la necesidad de que las instituciones y la sociedad no les dejen solas después de hacer públicos sus casos. Ha sido uno de los mensajes que se han escuchado en el preestreno en Bilbo del documental ‘Todos lo sabían’, de Iratxe Pérez Barandalla.

Participantes en el coloquio previo al visionado del documental en los Golem Alhóndiga de Bilbo.
Participantes en el coloquio previo al visionado del documental en los Golem Alhóndiga de Bilbo. (Mikel Martínez de Trespuentes | FOKU)

Una semana lleva ‘Todos lo sabían’, de la lizartarra Iratxe Pérez Barandalla, en los cines de Iruñea y su localidad natal, y viendo la respuesta del público, afronta nuevos pases en los próximos días. Este jueves ha tocado en Bilbo, a la espera de que se estrene en otras capitales y pueblos de Hego Euskal Herria. En Madrid, la afluencia a las salas está siendo discreta, reconocen.

El trabajo es algo más que un documental, como ha quedado en evidencia en su presentación en Golem Alhóndiga, donde el basauritarra Pepe Godoy, víctima de abusos a manos de un entrenador de fútbol, ha confesado que se ha emocionado al visionarlo, como lo ha hecho al pedir más implicación de las instituciones y la sociedad en general para personas como él, que tras denunciar no se sienten arropadas. «Es un trabajazo», ha dicho de la película de Pérez Barandalla, que entiende que puede servir como «efecto de arrastre» para seguir luchando contra esta lacra.

Godoy ha participado en el coloquio previo al visionado del documental, donde ha expuesto que si el caso es mediático, como el suyo, «todo el mundo te apoya, te consuela» –en su caso, 6.000 personas se manifestaron en Basauri– pero luego llega el tiempo en que «la impotencia y la tristeza» embargan a las víctimas. Reconoce que se han dado pasos a nivel institucional, pero como otras personas que los han sufrido reclama apoyo.

No es la primera vez que pide que les respalden, aunque no puede olvidar que, por ejemplo, en el ‘caso Gaztelueta’, el colegio del Opus Dei apoyó al pederasta condenado, extremo en el que también ha incidido Juan Cuatrecasas, hastiado tras la respuesta que ha dado la Iglesia católica.

Godoy ha lamentado que el Ayuntamiento de Basauri no emitiera una nota de condena por la actitud que adoptó el club de fútbol donde fue agredido. Tampoco se ha olvidado de lo sucedido con el club de baloncesto de Gernika, donde finalmente la denuncia de la joven agredida ha terminado en la condena del entrenador. Ha pedido acabar con esa falta de implicación, «porque duele».

Tener un buen psicólogo, no abogado

De denunciar y de afrontar un duro camino sabe mucho la familia Cuatrecasas Cuevas. El padre, miembro fundador y portavoz de la Asociación Infancia Robada (ANIR), ha sostenido que cuando se inicia un proceso judicial lo importante no es tener un buen abogado sino un buen psicólogo. Ha admitido los avances que se han ido dando en los últimos años respecto a los casos de abusos en la Iglesia católica, también en Europa, pero queda que los Estados tomen medidas para reconocer y reparar a las personas supervivientes.

Ha insistido Cuatrecasas en la necesidad de reconocimiento, reparación y acompañamiento, además de justicia y verdad en las ocasiones que sea posible al no haber prescrito. Respecto a lo vivido con la Iglesia católica, lo ha definido de «fraude» y «farsa», conocedor de esa realidad tras haberse reunido con tres presidentes de la Confederación Episcopal Española. «Fue un monólogo de ideas», ha apuntado.

Respecto a la intención de la Iglesia de abonar indemnizaciones de 10.000 a 55.000 euros para los agredidos, ha dicho que «no hay dinero en el mundo». En su caso, ha señalado que desde que en mayo de 2011 emprendiese la batalla «no hemos recibido ni ayudas ni subvenciones». «El desgaste económico y psicológico ha sido descomunal», ha dicho, al tiempo que ha destacado la fortaleza mostrada por su hijo en este calvario que le ha tocado vivir.

En relación a su caso en particular, Cuatrecasas ha manifestado que su hijo «es un valiente, ha salido adelante» siendo capaz de mantener «la firmeza de su relato» en todas aquellas comparecencias que ha realizado ante instancias parlamentarias vascas, españolas y europeas.

«El Estado de Derecho no funciona»

«Las víctimas no quieren ser tratadas ni como valientes ni como héroes, si lo tienen que hacer es porque algo no funciona en el Estado de Derecho», ha lamentado, ensalzando la «generosidad» de todas ellas, hayan sido capaces de compartir lo padecido o no.

Ha aludido a su caso, en que el exdocente del colegio Gaztelueta, a pesar de haber sido condenado, sigue sosteniendo públicamente que es inocente. «Me importa un bledo, lo que hace falta es que haya más reconocimiento social», ha enfatizado. Además, ha denunciado que, en la actualidad, hay muchas víctimas que se enfrentan a amenazas después de haber dado el paso de hacer público que fueron agredidas.

Para la directora Iratxe Pérez Barandalla, detrás de muchos casos de suicidio infantil está el acoso escolar o abuso, por lo que hay que redoblar los esfuerzos para socializar esa realidad y reparar a las víctimas.

En la presentación ha estado la diputada vizcaina de Empleo, Cohesión Social e Igualdad, Teresa Laespada, que ha preguntado en alto: «¿Cómo podemos ser cómplices de semejante silencio?». En su intervención, que ha abierto el acto, ha dicho que hay que profundizar en el entorno familiar, donde afloran cada días nuevos casos de abusos a menores, como ha ido sucediendo en la Iglesia católica, en el deporte o en la educación.

Más tarde, Cuatrecasas ha desvelado que los casos de abusos a menores no son algo del pasado, indicando que en su organización siguen recibiendo todas las semanas casos que se producen especialmente en el ámbito familiar, pero también en el educativo y el deportivo.

Laespada ha admitido que las instituciones tienen que hacer autocrítica, porque «no hemos estado donde teníamos a estar». «Los niños no mienten y menos con una cuestión de estas», ha zanjado.

De la realidad institucional sabe mucho Eduardo Santos Itoiz, exconsejero de Justicia y Políticas Migratorias del Gobierno navarro, que al abandonar esas responsabilidades ha escrito el libro ‘Justicia restaurativa y víctimas de pederastia en el ámbito de la Iglesia Católica’, donde profundiza en la reparación y sanación de las víctimas a través de un enfoque jurídico y social.

Ha rememorado la primera reunión que mantuvo con el anterior arzobispo de Iruñea, su vicario y el abogado de la diócesis, en la que además de regalarle un rosario, Francisco Pérez le dijo que «el primer problema del mundo era la pornografía».

Para Santos, el reconocimiento de Nafarroa a las víctimas de la Iglesia fue posible porque se evitó que el asunto se convirtiera «en una discusión política» y se logró «el consenso más amplio posible» a través de un proceso donde se huyó de la confrontación partidaria. A pesar de que hubo formaciones políticas que no suscribieron el acuerdo, ha apostillado que no fueron «beligerantes» con él.

El exconsejero de Justicia ha incidido en que hay que reconocer que se ha avanzado, igual no todo lo que desearan, pero la realidad es que la Iglesia navarra participa en la comisión creada tras la decisión adoptada por el nuevo arzobispo, Florencio Roselló, y está dispuesta a indemnizar al menos a las víctimas que reconoce.

Santos ha insistido en que el abuso a menores no puede ser un problema ajeno a la sociedad en general. Para él, es imprescindible ser capaces de detectarlo, mucho antes de que las personas agredidas lo tengan que denunciar. Es más, considera que esa realidad, aún oculta, es una «catástrofe», ya que cantidad de casos salen a la luz en consultas privadas de psicólogas. A su juicio, la sociedad tiene que tomar conciencia, porque ese será el camino para que no se repita.