
Cuando están a punto de cumplirse 80 años de la liberación de todos los campos de concentración nazis, distintos colectivos que trabajan en esa realidad de nuestra historia olvidada han constituido la Coordinadora por la Memoria de la Deportación (1940-1945). Este lunes, en su presentación en Bilbo, Anton Gandarias, su presidente y sobrino del deportado busturiarra Anjel Lekuona, ha expuesto que «aunando capacidades y esfuerzos, queremos llevar a primera línea una realidad que ha estado relegada. Es imprescindible para pedir la verdad, la justicia y la reparación de las personas que sufrieron la deportación».
En este proyecto se han implicado Amical de Mauthausen y otros campos y de todas las víctimas del nazismo de España, el colectivo La ilusión de Errenteria, grupo de trabajo Hradischko 1945 Flossenburg, Kepa Ordoki-Memoria Historikoa Bidasoan Elkartea, Asociación Republicana Irunesa Nicolás Guerendiain, así como los investigadores Etxahun Galpasoro y Joxe Mari Mitxelena.
La labor de estas asociaciones es importante, ya que han promovido seis exposiciones diferentes sobre la deportación, cuatro libros y publicaciones, 29 conferencias, nueve homenajes, dos reconocimientos institucionales, viajes a los campos, audiovisuales, instalaciones de símbolos, hermanamientos entre pueblos y viajes a los campos, han enumerado.
Galparsoro ha apuntado a que este aniversario de la liberación de los campos de concentración es importante en toda Europa, ya que entronca con nuestra historia, a pesar de que durante décadas, muchas de ellas a causa del franquismo, se le ha dado la espalda. «Tal y como se conoce en Europa, este episodio no forma parte de nuestra memoria colectiva», ha lamentado.
El historiador ha realizado un pequeño resumen del origen de la deportación, que es la guerra de 1936. Una vez que se liberó al último grupo de prisioneros vascos, el 6 de mayo de 1945, en el campo de Ebensen, centro satélite de Mauthausen, no acabó el calvario de estas personas, apatridas que se establecieron en el Estado francés, con problemas para relacionarse al desconocer el francés y con un precario estado de salud.
En ese contexto, han anunciado que colaborarán con Gogora en toda aquella iniciativa que persiga el reconocimiento de las 253 personas –243 hombres y 10 mujeres– que fueron internadas en campos de concentración, en especial en Mauthausen, de los que 125 conservaron su vida, 113 fallecieron y 15 se desconoce su destino. También lo harán con instituciones navarras.
El campo austriaco de Mauthausen es el más representativo de la deportación de vascos. «Desempeñó un papel devastador con el apéndice de Gusen. Casi la mitad de los deportados y dos tercios de los fallecidos fueron asesinados en el lugar», ha destacado Gandarias.
Reconocimiento
Su objetivo es lograr el reconocimiento y la designación de lugares de memoria para estos deportados. Con Gogora, han desvelado, mantiene contactos de cara a promover el proyecto ‘Memoria de la Deportación 1945-2025’.
Unai Egia, escritor y miembro del colectivo, ha comparado su iniciativa con «un paraguas de apoyo y coordinación» de todas aquellas propuestas que surgen en torno a esta realidad histórica. Una de ellas es la exposición ‘Hradistko. Cuando los dientes del león no florecían’, inaugurada la semana pasada en Bizkaia Aretoa, en Bilbo, y la que se abrirá en Donostia este próximo jueves, impulsada por Amical de Mauthausen, bajo el título ‘Más allá de Mauthausen’.
El ámbito de actuación de la Coordinadora son los deportados que nacieron y vivieron en Hego Euskal Herria. «Queremos ponernos en contacto con sus descendientes. Pedimos que se dirijan a nosotros para recoger la memoria de los deportados y que la compartan, para que reciban un reconocimiento que hasta ahora no han tenido», ha manifestado Egia.

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