Osasuna Memoria

Goñi, capitán de Osasuna, constructor de juego y vivienda social

Martín Goñi Guillenea (Iruñea, 1899-1959) destacó como futbolista en los años 20, también en política y como empresario durante la II República. Era ingeniero, constructor, presidente de Acción Nacionalista Vasca (ANV) y su proyecto de 62 viviendas sociales se quedó sin realizar.

Imagen de Martincho Goñi.
Imagen de Martincho Goñi. (La Voz de Navarra (28-II-1925))

Aunque el periodista deportivo Jokintxo Ilundáin le adjudicó a Remigio Iza la condición de primer futbolista navarro que jugó en el Athletic –lo hizo entre 1908 y 1911– por ser vecino de Iruñea, lo cierto es que nació en la localidad vizcaina de Gallarta.

Por esa razón, dicha condición se le puede otorgar a Martín Goñi. Según la web oficial del club rojiblanco, actuaba como defensa izquierdo y lo hizo únicamente en un partido frente al CD Deusto, el 20 de febrero de 1921 en el campo de Etxezuri, donde el Athletic cayó derrotado por 3-1.

Por entonces, Martín estudiaba en la Escuela de Ingenieros Industriales de Bilbao, una de las “canteras” del Athletic (Lezama se construyó en 1971), donde finalizaría su formación en julio de 1926. Formó parte de la fundación de Osasuna y sus primeras actividades, lo que le obligaba a viajes continuos desde la capital vizcaína a Pamplona y regreso. Tras esa alternancia inicial de clubes, pasó definitivamente a vestir solo de rojo. Un lustro largo, a pesar de las reticencias y prohibiciones de jugar al fútbol por parte de su padre. El fútbol era completamente amateur.

¿Dónde fueron sus primeros pasos con el balón? Lo más lógico es pensar que lo hiciera en el colegio y en el instituto en Pamplona. En una fotografía fechada el 14 de abril de 1916, aparece junto a otros fundadores de Osasuna como Fernando Berazaluce, Pedro Manso y Alberto Lorenzo Lamas. En aquella época, Martín vivía en la calle San Miguel, 16, con sus hermanas Alejandra y Juana, y sus padres, el matrimonio formado por Aniceto Goñi y Petra Guillenea. El hermano mayor, Anselmo, estaba casado.

Osasuna 3-0 Terrassa, 27 de abril de 1924. Goñi es el cuarto por la izquierda. (OSASUNA MEMORIA)

En la memoria familiar de los Goñi-Romero se recalca su participación inicial en el Athletic y después en Osasuna. Es extraño que jugara un solo partido. Y curioso, pues su primera aparición vestido de rojo se produjo con anterioridad al único encuentro que disputó, según la web oficial del Athletic.

Dos meses antes de dicho encuentro, el 18 de diciembre de 1920, se disputó en Logroño la final del Campeonato navarro-riojano, entre el equipo local Recreation Club y Osasuna. Vencieron los rojos por 1 a 6. Martintxo, así es como le llamaban, marcó dos goles, uno de falta directa y otro de penalti.

Las crónicas lo señalaron como el mejor jugador del partido, destacando su habilidad para organizar el juego y distribuir el balón. Esa jerarquía le llevaría a ser el capitán del equipo, asentándose en la posición de medio centro.

Eran los tiempos del inicio de la popularidad del fútbol navarro, que empezaba a ser reconocido fuera de sus fronteras, de Iruñea.

Tras una larga ausencia de su nombre en la prensa de Iruñea, es razonable suponer que 1921 (y quizás también parte de 1920) fue el periodo en el que jugó para el Athletic. No es fácil determinarlo en los diarios consultados (Euzkadi y Gaceta del Norte), pues los apellidos no aparecen normalmente en las alineaciones del equipo bilbaíno.

Primer duelo entre Osasuna y Athletic

El primer enfrentamiento histórico entre Osasuna y Athletic fue un auténtico acontecimiento, largo tiempo esperado en Iruñea. Coincide con su reaparición, el 22 de marzo de 1922, día en el que se conmemoraba el tercer centenario de la canonización de San Francisco Javier. Con tal motivo, se anunció en el antiguo Campo del Hipódromo, hoy Estadio Larrabide.

Él y Urkizu eran las “estrellas”. Pese a ello, nada pudieron hacer para evitar la derrota por 0-1. La derrota pudo clasificarse de digna, según Jokintxo Ilundáin: «el fútbol de Bilbao y de Irún era casi como hablar de profesionales ingleses».

Salvo en periodo de exámenes o conexiones difíciles de desplazamiento, su presencia en Osasuna comienza a ser habitual. En noviembre de 1923, el club rojillo devolvió la visita. Por vez primera en San Mamés, la plantilla se fotografió junto al busto de Pichichi, realizó una ofrenda y cosechó otra derrota por 5- 3.

Para “Diario de Navarra”, Martín destacó ante su exequipo, siendo el mejor del partido, realizando pases, cambiando el juego, mandando, trabajando con afán y con acierto. Como dato curioso, uno de los goles en aquel partido lo realizó el futuro lehendakari, Jose Antonio Aguirre, futbolista entonces txuri-gorri. Este encuentro, considerado el primer enfrentamiento entre navarros y vizcaínos por la web oficial rojiblanca, es un error. Como ya queda señalado, fue el segundo.

Osasuna-Athletic. Campo Hipódromo (actual Larrabide). Iruñea, 12 de marzo de 1922. Goñi es el séptimo por la izquierda. (OSASUNA MEMORIA)

Para entonces, Osasuna contaba con los servicios del entrenador austríaco Herr Walter Gobhart, quien intentó algo revolucionario. Quiso establecer un estilo de juego en el que prevaleciera el pase corto, la combinación, en detrimento de la patada arriba. Este nuevo estilo favoreció el lucimiento de Martín, además de por su despliegue físico, por sus características. Aún así, al técnico centroeuropeo le costó convencer a jugadores e hinchas.

En el campeonato guipuzcoano, donde había duelos contra equipos como Esperanza, Fortuna, Tolosa, Real Sociedad y Real Unión, Goñi demostró todo su potencial futbolístico. En uno de ellos contra los donostiarras, “Diario de Navarra” señalaba que «se enfrentó a Olaizola en el centro de campo, pero Martincho, tiene más condiciones para actuar con éxito por juventud, altura, dureza y visión de juego».

Por sus exitosas actuaciones con Osasuna, fue seleccionado, junto al delantero centro Ramón Echarren, para formar parte de un combinado guipuzcoano y enfrentarse a otro francés, venciendo por 0-4 en Burdeos. Ambos se convirtieron en primer y segundo capitán en la historia de Osasuna. 

Goñi destacó también en el partido de inauguración del Campo de San Juan contra el Arenas de Getxo, equipo que, un par de años antes había sido campeón de Copa, con un resultado de empate a dos. Según información aportada por la familia, su hermano, Anselmo, industrial y directivo, cedió al club los terrenos para construir el nuevo campo.

Grupo de amigos

En aquellos comienzos, Osasuna era un verdadero grupo de amigos, e incluso algunos terminaron siendo familia. El portero del equipo, Serafín Areta, y su hermano Antonio, a su vez, cuñado de Martín y exjugador de la Real Sociedad.

Antes de cerrar su faceta deportiva, en la que destacó como constructor de juego, incidiremos en dos hitos. La final del Campeonato de España de la Serie B, que se disputó en Sevilla el 4 de mayo de 1924, contra el Acero de Olabeaga (Bilbao), en la que fue protagonista. Osasuna accedió tras proclamarse campeón de Gipuzkoa y, después de una serie de eliminatorias, en semifinales contra el Sevilla Athletic, gracias a un gol de Martín, se llegó a la final.

Desgraciadamente, la derrota por 2 a 1 coronó a los vizcaínos. El delegado rojo, Francisco Goya, achacó el fracaso a la falta de descanso tras el largo viaje y al tremendo calor que, como veremos, afectó en especial a Martín y que los del botxo lograron atemperar mejor.

En este sentido, Gil Bonilla en su crónica señaló que «el verdadero campeón moral del trofeo fue Osasuna, su juego es más aristocrático y recio que el del Acero de Olaveaga. El más entrenado de todos era Martín Goñi, quien a pesar de mostrarse voluntarioso y entusiasta tuvo que retirarse al finalizar la primera parte».

La decepción de Sevilla se olvidaría con la aplastante victoria contra el Iberia FC de Zaragoza por 10 a 0, por una parte, y, tras el verano y los calores, en San Fermín Txikito, en casa, lograrían la revancha contra el Acero, victoria por 2 a 1.

Con el afán de continuar construyendo, pasaría a ser directivo del club, actividad en la que su hermano Anselmo, fallecido a muy temprana edad en 1931, dejaría un vacío importante por su dedicación y mecenazgo. El por entonces presidente, Natalio Cayuela, escribió al respecto: «Anselmo era el espíritu, la naturaleza de Osasuna. Noble, impulsivo, leal, humilde y llano ante el débil, valiente y bravo con el fuerte». En esa misma línea, se refería a él como «el llorado osasunista, alma del Club y voz de camino para todos», según Ángel Goicoechea.

Martín pasó a realizar labores que hoy serían conocidas como dirección deportiva y fichó a Emilio Urdíroz, primer jugador profesional navarro y entrenador que logró el hito histórico del ascenso a Primera División con Osasuna. También incorporó a Julián Vergara, máximo goleador histórico y de una temporada en el club, así como a Kuki Bienzobas, uno de los medios por entonces más valorados en el fútbol español. Tres personas que resultaron clave en el devenir exitoso de Osasuna.

Uno de los primeros ingenieros de Iruñea

Su habilidad con el juego del balón debía ser la misma que tenía realizando la disposición de ladrillos y el diseño de edificios. De la misma manera que el control del juego y los pases en profundidad habían sido su fuerte, lo eran también el cálculo de grandes estructuras, el trazado de líneas, el dibujo técnico, con la ayuda de escuadras, compás y demás utensilios, así como la realización de proyectos y cuadrar presupuestos.

Ser uno de los primeros ingenieros industriales de Pamplona, junto al respaldo familiar, le permitió crear una empresa que llevaría su nombre “M. G. y compañía”. Los mimbres eran buenos, y en el camino tuvo ayuda, su hermano Anselmo, bastante más mayor, un industrial reconocido y contratista para entonces (hoy sería empresario). En 1929 fue vocal del Comité Paritario de industrias de la Construcción y presidente de la Asociación de Patronos en 1930.

Junto a su mujer, Felisa Romero Aranguren, construyeron una familia, de la que nacerían los pequeños Blanca, Ignacio, José Luis y Miguel Ángel, con domicilio en la Avenida Zaragoza, 5, donde los suegros tenían una pensión-restaurante (más tarde Hotel Avenida). Martín establece su despacho y oficina de la empresa allí.

En el recuerdo familiar queda su participación en la construcción del Pantano de Alloz (1930) y, a través de la hemeroteca, encontramos en 1931 que fue constructor del frontón Atarrabia (de reciente actualidad por la polémica del escudo de Euskal Herria), además de varias manzanas (números 20, 30, 32, 48,…) del Nuevo Ensanche de la ciudad en 1934.

Proyecto de Estación de Autobuses, en el que Martín Goñi era el promotor. (LA VOZ DE NAVARRA, 5-I-1933)

Un año antes presentó a concurso un proyecto para la construcción de la primera estación de autobuses municipal en España, pero su proyecto resultó muy modernista para la época y la concesión acabó recayendo en el constructor Del Guayo. Sin duda, su gran apuesta fue un proyecto que no pudo culminar, una manzana de viviendas sociales y la nueva “Casa del Pueblo”, algo que le supondría un largo calvario tras el Golpe de Estado de 1936, como ya veremos.

ANV, acción nacionalista y de izquierdas

Goñi, como otros muchos fundadores de Osasuna (Fortunato Aguirre, Eladio Cilveti, Txomin Meaurio, Isaac Echauri, Cándido Zabalza, Secundino Erroz, Miguel Blanco, Severiano Goiburu, Bienzobas, Catachú, Muguiro, etc.) se adscribió políticamente al nacionalismo vasco, al igual que otros promotores de clubes navarros.

Manuel Irujo, en alguna de sus innumerables epístolas, relataba que durante los tiempos de la monarquía de Alfonso XIII y la dictadura de Primo de Rivera, a falta de libertades democráticas, el fútbol, más allá de la actividad deportiva, ofrecía una vía natural para ejercer influencia política y crear identidad.

Convertía así los campos en lugares seguros donde reunirse, ideales para la conspiración, de manera discreta. Por eso fundaron el Izarra Beti Aurrera de Estella. Nacionalistas y republicanos destacaron por ser los más fervientes impulsores del fútbol en Navarra y, para poder subsistir, solían apelar a una supuesta neutralidad política que nunca existió.

En 1931, Martín decidió dar un nuevo paso presentándose a las elecciones, siendo miembro de la candidatura fuerista antidictatorial por el 6º Distrito de Iruñea (San Francisco) por el PNV, junto a Eladio Cilveti y otros nacionalistas.

Los 178 votos que obtuvo no fueron suficientes para ser concejal. Sin embargo, aquella jornada electoral sería histórica, proclamada la Segunda República dos días después, el 14 de abril. Su hermano Anselmo se presentó por la candidatura Anti-revolucionaria, obteniendo 361 votos. Poco tiempo ejerció el cargo, pues falleció meses después. Su cuñado, el industrial republicano burladés Jesús Artola Goicoechea, casado con su hermana Alejandra, miembro de la Comisión pro Estatuto Vasco y de la ejecutiva de Acción Republicana, sería nombrado Gobernador Civil de Gipuzkoa en 1932 y nuevamente en 1936.

La república fue un tiempo político nuevo que obligaba a adaptarse a nuevas circunstancias, en las que un sector del nacionalismo vasco de izquierdas, republicano e independentista, creó un nuevo partido, Acción Nacionalista Vasca (ANV), bajo la presidencia de Martín, y que se registró en Iruña en 1933.

Junto a la presidencia de Goñi, la ejecutiva la formaban Pablo Archanco, Teófilo Ardanaz, Eladio Cilveti, Fernando Berazaluce, Jose María Abascal, Agustín Ochoa de Olza, Pedro Moreno, Benigno Arbea, Pedro Lizarraga, los hermanos Juan Ignacio y Pello Irujo, y Manuel Martínez de Ubago. Eran un selecto grupo de profesionales liberales y un pequeño empresario.

Su órgano de prensa, “Tierra Vasca”, tituló: «Cien vascos en Iruña ha despertado el movimiento ANV, no serán los últimos». Días después publicaba su manifiesto: “Nabarros”. El semanario “Trabajadores” (UGT), por su parte, se hizo eco de la creación del nuevo partido a través del saludo que les envió Martín, con la fórmula habitual entonces: un BLM (Besa las manos).

El nuevo partido, bastante minoritario y con gran implantación en Bilbao, contraponía su laicismo a la confesionalidad del PNV. La información en Navarra es escasa, llamando la atención un común denominador en sus miembros: su estrecha relación con el balompié, con Osasuna y la Federación Navarra de Fútbol.

Constructor de la nueva Casa del Pueblo y viviendas sociales

Desde que el alcalde, Joaquín Viñas Larrondo, y algunos concejales como Serafín Húder o Serapio Esparza, junto a otros agentes sociales y sindicales como la CNT, promovieran la construcción de “Casas baratas” como las de Gorricho allá por 1922, se impulsaron en Iruñea algunos proyectos para dotar de vivienda digna y en condiciones higiénicas a la clase obrera.

En un alarde de compatibilidad profesional, empresarial y política, nuestro protagonista se embarca, junto a la Federación Local de Sociedades Obreras (UGT), verdadera promotora del proyecto, en la construcción de 62 viviendas sociales y una nueva Casa del Pueblo en 1935.

La UGT planteó un acuerdo al Ayuntamiento, que cedió el terreno en un acuerdo municipal con 11 votos a favor y 8 en contra el 30 marzo de 1935), la Caja de ahorros adelantaría el Crédito y Martín Goñi se convirtió así en el constructor.

El final de la Calle Paulino Caballero, en los números 4, 6 y 8 de Navarro Villoslada y el 11 de Francisco Bergamín, en el Segundo Ensanche pamplonés, era su localización. Si bien estas viviendas iban destinadas a militantes socialistas y comunistas inscritos, entre ellos Jesús Monzón y Aurora Gómez Urrutia, el proyecto era más amplio y contemplaba construir la Cooperativa Casas Baratas “Pablo Iglesias”. Según su secretario, Jesús Dorronsoro, con el fin de que toda familia trabajadora obtuviera una vivienda gracias a este proyecto y sucesivos.

Calle Navarro Villoslada, Manzana edificada por Martín Goñi donde se proyectaban 62 viviendas sociales y la nueva Casa del Pueblo. (OSASUNA MEMORIA)

Los avances tuvieron sus dificultades, dado que se desarrollaron en un contexto desfavorable, como fue el bienio negro de Lerroux, un gobierno republicano de derechas cuyas políticas sociales resultaron más regresivas que las aplicadas durante la Dictadura de Primo de Rivera. No es extraño que se produjesen revueltas y revoluciones como la de octubre de 1934. En este sentido, y en lo que respecto a lo que nos ocupa, la Caja de Ahorros de Navarra decidió suspender el crédito de las viviendas sociales, y aún así, la obra continuó hasta finalizarse.

En enero de 1936, con la “manzana” todavía en fase de construcción, la formación que presidía Martín, ANV, decidió formar parte y asumir el programa político del Frente Popular Navarro (FPN), una coalición electoral de todas las formaciones políticas y sindicales de izquierdas en España, que en las distintas nacionalidades del Estado adoptó su dinámica propia.

El candidato a las elecciones, Juan Carlos Basterra, obtuvo alrededor de 35.000 votos, el que más de los candidatos del FPN –recogió votos del PNV–, que no fueron suficientes para obtener el acta de diputado. En Navarra, las derechas duplicaron los votos de las izquierdas, pero el Frente Popular obtuvo mayoría en el Congreso. Tras precipitarse la Guerra Civil, desgraciadamente, el proyecto de viviendas y la nueva Casa del Pueblo quedó en suspenso.

Cárcel, embargo, exclusión social y multa

El golpe de Estado del 36 y las ansias belicistas de militares, carlistas y falangistas llevaron al país y sus gentes a un calvario. Y obviamente, las consecuencias afectaron a Martín y su familia. En esas fechas, su mujer, Felisa, acompañada de sus hijos, estaba de veraneo en Donostia (zona republicana), por lo que permanecieron junto a sus cuñados y tíos, Alejandra y Jesús, Gobernador Civil de Gipuzkoa.

Por su significación política, la situación de Martín en Iruñea peligraba, de ahí que permaneciese oculto durante un mes. Una vez detenido, ingresó en prisión el 15 de agosto. El 3 de septiembre “abandonó” el cautiverio. Según el relato familiar, en algún momento fue conducido ante un pelotón de fusilamiento, junto a un grupo de izquierdistas en la Sierra del Perdón. Su asesinato fue evitado gracias a la intervención de un primo falangista.

Regresaría a prisión, según veremos. Tiempo después, sus hijos pudieron saber quién le denunció, pero desistieron del intento. Tras la entrada de las tropas franquistas en Donostia, su familia no tuvo más remedio que tomar un barco a Bilbao, pues el Gobernador Civil y familia se exiliaron a Francia, recorriendo varios países y terminando en Argentina. Un duro golpe para los Goñi-Romero, que se quedaron sin el apoyo de sus cuñados-tíos.

El 2 de julio 1937 se inició un largo proceso contra Martín que instruyó el juez militar Pompeyo Galindo, (expediente n.º 772 del Tribunal de responsabilidades políticas). Recopiló cinco informes: uno de Falange y las Jons, Alcaldía-Policía municipal, Guardia Civil, comisaría-Dirección general de seguridad y Gobierno civil.

Entre otras cosas se decía de él que era «Ingeniero, persona de alta significación izquierdista, ha estado tres meses en la cárcel, gran amigo de los izquierdistas ya que en sus obras no admitía más que obreros afiliados a la CNT y UGT (…) pertenecía a ANV y últimamente al partido socialista (…) también a la secta masónica de la Logia de los derechos del hombre (sic) y como bienes de fortuna tiene dos casas en esta capital (…) perteneció muchos años al PNV y después a ANV. Elemento destacado de sus organizaciones y varias veces dirigente. Encarcelado dos meses, y recientemente afiliado al requeté».

Martín, en su declaración, se defiende y señala que, al retirar la Caja de Ahorros el crédito, acordó con la Federación que los obreros contratados debían estar afiliados a UGT o a CNT en un 75%, y, por otro lado, reconoce haberse reunido con Leandro Villafranca, quien le propuso formar parte de la Liga del hombre, pero no lo hizo. Reconoce su militancia en ANV y, tras la deriva marxista, decidió afiliarse al requeté en 1937, reconociéndose católico, aportando copia de la titularidad de los terrenos y del préstamo.

En una medida de carácter simbólico, la sede del Tribunal ocupó una de las viviendas sociales y Casa del Pueblo, en el n.º 6 de la calle Navarro Villoslada, queriendo demostrar el espíritu, como señala César Layana, «los bienes de los vencidos fueran destinados a levantar el nuevo Estado».

Finalmente, el Tribunal de responsabilidades políticas embargó sus propiedades, solicitó una multa de 200 mil pesetas en 1938, rebajada posteriormente a 100 mil. Tras alegaciones y ante la imposibilidad de realizar el pago, la sentencia del 16 de mayo de 1940 estableció la condena en 75 mil pesetas de pago.

Infanzones de Obanos, la resistencia antifranquista navarra

En el año 1944 se produjo la muerte de su mujer, Felisa, otra fatalidad de la vida a la que tuvo que enfrentarse. Viudo y con cuatro hijos menores, no resultaba sencillo salir adelante para quien su empresa, hasta la guerra, le había permitido llevar una vida desahogada. Sin el apoyo de su suegra, Margarita Aranguren, y de sus cuñados, Antonio Areta e Inés Romero, resultaba imposible salir adelante.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial y con la derrota de Hitler, sectores democráticos de oposición al régimen recuperaron la esperanza en la caída de Franco. Con ese motivo, en 1947 se reunían clandestinamente representantes de todas las organizaciones políticas y sindicales democráticas en coordinación con la diputación navarra en el exilio (Bayona), “Infanzones de Obanos” se hacían llamar.

En el restaurante propiedad de los suegros de Goñi, entre la calle Leyre y la Avenida de Zaragoza, fue donde tuvo lugar la primera reunión a la que acudió Pedro Ezcurdia, representante del PNV; Martín Goñi, por ANV, y el resto de las organizaciones republicanas, socialistas y nacionalistas vascas.

Los encuentros se trasladaron al Bar Marceliano, cuyo propietario, Matías Anoz, era también militante de ANV. Analizaban el futuro de Navarra tras la muerte de Franco, sobre el Estatuto vasco y el apoyo de Navarra al mismo, intercambiaban información con el exilio, hasta que fueron descubiertos y detenidos todos ellos, pasando algunos meses en prisión.Es lo que Ezcurdia le contó a Jimeno Jurío en 1977.

«Martín Goñi, entusiasta osasunista hasta la médula» (La Voz de Navarra, 17.8.1926) era todo un caballero. Sin embargo, la vida y su pueblo, que no se lo ponían fácil, continuó, de frente, hasta el final, sin rendirse nunca. En su obituario, Santi de Andía (“El Pensamiento Navarro”) escribió una significativa anécdota: cuando dos jugadores tiempo atrás le reclamaban una prima, «él, socarronamente, se justificó, no había nada, enseñando el forro de sus bolsillos».